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Cómo combatir los déficits de calcio y ácido silícico

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Sucede, a veces, que poco tiempo después del parto algunas mujeres padecen de los pulmones, posiblemente incluso de un tipo de tuberculosis, o de trastornos de tipo glandular. Por regla general, estas enfermedades o la predisposición a padecerlas ya se encontraban latentes en ellas. Debido a las exigencias y al sobreesfuerzo que supone el embarazo puede irrumpir o aflorar un trastorno que se encontraba en estado latente. Es un hecho conocido que, en su desarrollo, el feto precisa una gran cantidad de calcio para su organismo. En la naturaleza todo tiene su razón de ser. ¿Por qué tiene que sufrir el niño una falta de calcio si él no puede decidir sobre el abastecimiento de este mineral para su organismo, y no la madre, que sí que puede decidir y actuar libremente para abastecerse adecuadamente? Resulta comprensible, pues, que la naturaleza se preocupe primero del niño y de que su organismo lo saque del cuerpo de la madre, concretamente de sus dientes, huesos y tejidos, lo que puede abocar en un estado deficitario para la madre. No sin razón, un antiguo proverbio asegura que cada niño le cuesta un diente a la madre, ya que durante el embarazo las necesidades de calcio son muy elevadas. Si existe un déficit de aporte externo de calcio, el cuerpo lo toma de allí donde lo pueda encontrar. De ahí que sea tan importante seguir una dieta rica en calcio durante el embarazo. Son especialmente recomendables ciertos vegetales crudos que aportan calcio fácilmente asimilable. Es el caso de zanahorias crudas ralladas, ensaladas con col cruda rallada, col fermentada cruda (mejor de procedencia biológica) y otros productos ricos en calcio. Así mismo, resulta apropiado tomar buenos preparados de calcio, pero no los habituales del mercado en combinación con ácido láctico, sino preparados de calcio de origen vegetal. Por suerte, disponemos de ortigas y otras plantas de las que podemos extraer calcio que sea fácilmente asimilable.

Es conveniente, además, tomar ácido silícico. Disponemos de plantas que lo contienen, como la cola de caballo7, la galeopsis11 y otras con las que podemos preparar tisanas o emplear extractos de plantas frescas. También se hace necesaria la vitamina D, ya que el calcio necesita esta vitamina para que lo podamos asimilar y utilizar correctamente. Para ello, podemos emplear aceite de hígado de bacalao, todas las emulsiones que contengan este aceite, así como los productos y nutrientes naturales que contengan vitamina D.

Otro punto importante a tener en cuenta es favorecer la actividad de los riñones y de la piel para que no puedan producirse trastornos metabólicos ni se acumulen restos de ácido úrico, que podrían dificultar la asimilación del calcio.

Otro aspecto también digno de atención es comer despacio, masticando y ensalivando bien los alimentos. Una carencia de calcio puede producir una serie de trastornos en las glándulas de secreción interna (endocrinas) y un mal funcionamiento de los ganglios linfáticos. A menudo se producen fermentaciones, gases intestinales y procesos de putrefacción del contenido intestinal que perjudican la salud. Quienes pongan especial atención en evitar estos trastornos no tienen por qué preocuparse de padecer tuberculosis u otras enfermedades. Si el organismo dispone de buenos niveles de calcio y ácido silícico se pueden vencer mejor los procesos infecciosos que uno pueda padecer a lo largo de su vida; cuestión a tener en cuenta también por quienes padecen trastornos dentarios, catarros con frecuencia, propensión a padecer anginas o infecciones con frecuencia o presentan, a menudo, ganglios linfáticos hinchados. ¿Por qué no actuar de forma preventiva, si sabemos que más vale prevenir que curar? Resulta, pues, muy recomendable prestar atención, ya desde niños, a la aparición de estos trastornos para adoptar a tiempo las medidas pertinentes que nos van a ayudar a superarlos.

El pequeño doctor

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