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2.2. El contexto y los registros lingüísticos

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Dependiendo del contexto donde se encuentre una persona va a percibir los diversos registros lingüísticos que se emplean en el mismo.

Al expresarse el ser humano no lo hace siempre de la misma manera, sino que selecciona una “forma de hablar” que se ajuste al contexto. Cuanto más culto es un hablante, más registros domina, y así podrá variar con facilidad de un registro familiar cuando está con sus amigos/as, a uno solemne cuando diga unas palabras en el entierro de un conocido, a uno cordial cuando se presente a una entrevista de trabajo, etc.


En el transcurso de los periodos educativos, los alumnos/as adquirirán las habilidades comunicativas, los modos de expresión y pautas de actuación propias a cada contexto.

La procedencia geográfica del hablante, su origen social y la situación comunicativa dan lugar a la aparición de tres tipos de variedades lingüísticas. Las primeras son las variedades geográficas o diatópicas. Son los conocidos dialectos, más obvios, y en los que se piensan al hablar de diferencias lingüísticas. Por ejemplo, no habla igual un catalán que un manchego; un español que un argentino, a pesar de que todos utilicen el mismo código y puedan establecer una conversación perfectamente.

Las segundas son las variedades sociales o diastráticas, identificativas de los hablantes como miembros de un determinado grupo social. Aquí se incluyen los grupos con la lengua vulgar, o las diferentes jergas juveniles, o la forma de hablar de grupos sociales marginales, por ejemplo. Pero también corresponden a este grupo las jergas utilizadas por científicos, médicos, investigadores...

Las terceras son las variedades funcionales o diafásicas, son los llamados registros lingüísticos. Estos registros aparecen en función de las características de la situación, o del contexto comunicativo en el que se encuentra el hablante. Por ejemplo, el registro coloquial, utilizado en situaciones informales con familiares y amigos. No se le habla igual a un niño que a un anciano, a un conocido que a un desconocido, etc. Esto implica contextos comunicativos distintos, y para cada contexto se intenta buscar el registro más adecuado. Se distinguen, entre otros:

1 El registro formal: es utilizado por las personas en un contexto donde se necesita dejar el mensaje claro. Requiere un comportamiento muy ajustado a normas sociales convencionales.

2 El registro informal: es contrario al anterior, permitiendo mayor libertad de acción, tanto a nivel social como lingüístico.

3 El registro culto: se usa en situaciones de comunicación formales. Se centra en la transmisión de los contenidos que se adquieren a través de la educación escolar y familiar. Es valorado socialmente al tener mayor precisión léxica, con el uso de palabras abstractas.

4 El registro coloquial: se usa en situaciones informales. Se centra en las interacciones y se adquiere a través de la socialización. En estos casos, el valor de la corrección no es tan preciso como el léxico empleado.

5 El registro marginal. No discrimina situaciones formales o informales. Es el empleado en las interacciones entre personas que no han accedido a la norma lingüística. No es valorado socialmente por su léxico escaso, con palabras concretas entendidas solo por los miembros de un grupo social concreto, denominadas jerga.

Expresión y comunicación. SSC322_3

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