Читать книгу La voz sola - Ana María Martínez Sagi - Страница 26

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LA TRISTE REALIDAD

Yo he tenido un hijo, maravilla de carne,

esta noche en mis sueños.

Mientras dormía, he besado sus ojos

y he bebido su aliento.

Era rubio y suave,

cual lo espera mi anhelo,

y había en sus pupilas esa luz radiante

que tienen los luceros.

¡Cómo era dulce sentirlo

vivir junto a mi pecho,

y ampararlo en mis brazos, grandes, grandes,

a él tan pequeño!

¡Qué sentido tan hondo el de la vida,

tan humano y tan nuevo,

junto al hijo sonriente y luminoso

como un trozo de cielo!

Mientras dormía, era mío, bien mío,

¡tan sólo entonces pude retenerlo!

¡Cómo le lloro al hijo que he besado

únicamente en sueños!

La voz sola

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