Читать книгу La voz sola - Ana María Martínez Sagi - Страница 36

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PUERTO DE ALCUDIA86

Era una larga terraza

vestida de claridad.

Eran dos montañas negras

ocho barcas y un cañar.

Una ruta navegante

con un puerto sin fanal

como laguna dormida

bajo el fulgor estelar.

Y era un áspero perfume

ramo de brea y sal

y una ventana en la noche

abierta a la inmensidad

con dos sombras desveladas

que contemplaban el mar.

Y era abril:

y nada más.

La voz sola

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