Читать книгу La trastienda de la mente - Ana Martos - Страница 24

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Lo primero que hay que averiguar es si el enfermo padece un trastorno psicosomático o si realmente sufre alguna enfermedad física. Estos trastornos guardan parecidos con otras patologías como la epilepsia en los ataques y la esquizofrenia en la despersonalización y la disociación. Por tanto, es imprescindible conseguir un diagnóstico y luego actuar en consecuencia.

La psicoterapia puede ser muy eficaz. La hipnosis es de gran ayuda para eliminar las amnesias y arrojar luz sobre la situación traumática que ha generado el trastorno. También hay una farmacoterapia específica.

En cualquier caso, siempre hay que tomar al médico de familia como punto de partida. Él sabrá remitir al enfermo al especialista adecuado.

Caso

Fernando era un avaro consigo mismo y con su familia. Era él quien administraba el dinero que entraba en casa y no había forma de conseguir que gastara un céntimo que él no considerase imprescindible. Rosario, su mujer, no rechistaba porque había aprendido que una buena esposa debe ser obediente. Pero también sabía hacerle sentirse culpable con malestares constantes, de los que se quejaba con un hilo de voz.

Un día, Rosario decidió que había que pintar el comedor de la casa, porque las paredes y el techo lo estaban pidiendo a gritos. Se lo dijo a Fernando y esperó su decisión. Aquella tarde, él se presentó en casa con unos cuantos botes de pintura y una brocha.

- Toma - le dijo -, ya puedes pintar el comedor.

Cuando él se marchó a trabajar, ella se sintió mal. La parte izquierda de su cuerpo comenzó a adquirir rigidez y su boca se torció hacia ese lado. Alarmados, los hijos llamaron al médico de urgencia, que diagnosticó una hemiplejía. Cuando Fernando lo supo, corrió al hospital y se encontró a su mujer medio paralizada. Espantado, se acercó a ella. Rosario le sonrió tristemente con su boca torcida.

- Ya ves - le dijo simplemente.

Eso mismo repitió a todos los que la visitaron. La misma frase, con la misma sonrisa. Una sonrisa de resignación que aceptaba plenamente su situación sin angustia ni alarma. Todos quedaron maravillados de su entereza. Otra persona se hubiera desesperado ante aquella enfermedad, pero Rosario la admitió casi con naturalidad.

Una semana después, empezó a mejorar y, poco a poco, se sintió completamente bien, hasta que le dieron el alta y pudo volver a su casa. Lleno de remordimientos, Fernando había llamado a un pintor y había hecho pintar la casa entera. Cuando su mujer volvió del hospital, se la mostró orgulloso y un poco avergonzado.

–––

La somatización de Rosario la libró del trabajo de pintar su casa y castigó a su marido. Una vez obtenido su propósito, la hemiplejía desapareció y no dejó la menor secuela. Ni la boca torcida, ni el ojo semicerrado. La hemiplejía es la parálisis de un lado del cuerpo que requiere un tratamiento y semanas de rehabilitación para superar la rigidez muscular que se produce. Pero Rosario estaba perfectamente bien al cabo de ocho días y no necesitó recuperación alguna. Su proceso fue involuntario e inconsciente. No es posible paralizar voluntariamente la mitad del cuerpo. Ella no se quejó, sino que admitió su mal como algo “que le había llegado de arriba”. Eso es la belle indiference que caracteriza los síntomas histéricos.

La trastienda de la mente

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