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Ansiedad y estrés

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Los estados de miedo se producen cuando la amenaza es inminente, ya sea porque está presente o porque se va a hacer presente con inmediatez. Pero, cuando la amenaza no solamente no está presente sino que ni siquiera es inminente e incluso puede que ni siquiera se llegue a producir, entonces hablamos de estado de ansiedad.

El miedo es un estado de alerta para defendernos de una situación real, mientras que la ansiedad es un estado de alerta que anticipa y sobreestima peligros y riesgos que pueden no presentarse.

La ansiedad es una conducta adaptativa porque prepara al individuo para defenderse de un peligro que percibe o que presiente y puede convertirse en crisis de angustia, crisis de pánico o crisis de ansiedad, según las características neurológicas del individuo y según la situación que esté viviendo, es decir, según el entorno y sus experiencias previas.

La ansiedad no es una enfermedad, sino un síntoma de que estamos sufriendo un proceso y nuestro organismo está intentando adaptarse a una situación difícil. La ansiedad es un temor que se presenta ante una situación conflictiva, en la que el sujeto anticipa y amplifica el peligro. El pánico es una reacción de miedo exagerada ante un estímulo que provoca ansiedad. La ansiedad flotante es una angustia cuyo origen se desconoce, pero que está ahí, en forma de síntomas físicos, como dificultad respiratoria, palpitaciones o dolor de estómago.

Caso

Un ejemplo muy actual es la forma con la que cada persona aborda un problema que se da con frecuencia en nuestro tiempo: ansiedad debida a sobrecarga de trabajo. La revista Clínica y Salud (www.elsevier.es/clyse) publicó en mayo de 2017 un estudio realizado por Inmaculada Domínguez, Vicente Prieto y Jorge Barraca sobre un trastorno adaptativo con ansiedad, provocado por una situación de estrés laboral5.

El estudio analizó el caso de un hombre de 38 años sometido a una situación de sobrecarga de trabajo que le causó un trastorno de ansiedad, con incapacidad para resolver los problemas laborales e imposibilidad de desconectar de la situación angustiosa, junto con un consumo exagerado de alcohol como paliativo.

Como vemos, es una situación común y, al mismo tiempo, una respuesta frecuente. El paciente se siente angustiado ante una situación que le desborda, que no sabe ni como gestionar ni como salir de ella y eso le lleva a la única salida ficticia y patológica que encuentra: la bebida o la droga. Una reacción de huida.

El estudio señala que el paciente se sometió a un tratamiento de psicoterapia, tras el cual se redujo su ansiedad, disminuyó su malestar ante la situación angustiosa que vivía día tras día y disminuyó también el consumo de alcohol.

En cuanto a sus síntomas, este paciente acudió a la consulta del psicólogo porque había sufrido varios episodios de ansiedad, con mareos, temblores, taquicardia y sudor. Tenía mucho miedo de regresar al trabajo pensando que podía sufrir un ataque cardíaco. Además, dado que había sufrido aquellos síntomas en lugares públicos, temía desmayarse en cualquier sitio y dar un espectáculo. Se sentía agotado, le espantaba enfrentarse a su trabajo porque se sentía incapaz de resolver los problemas diarios y, además, no le era posible desconectar ni siquiera los fines de semana.

Su trabajo consistía en gestionar un hotel propiedad de su familia, lo que conllevaba grandes responsabilidades y necesidad de solucionar numerosos problemas diarios, a cualquier hora del día o de la noche, especialmente, en épocas de mayor afluencia de clientes.

Su sentimiento de incapacidad le había llevado a estar alerta, teléfono en mano, las veinticuatro horas del día, rumiando su desventura y la imposibilidad de confiar en los empleados para solucionar los problemas. La única forma de tranquilizarse era beber, al principio, vino y, después, licores con mayor graduación.

Finalmente y como hemos comentado al principio, llegó a la solución adecuada que fue someterse a un tratamiento psicoterapéutico.

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El estrés no solamente afecta al cerebro, sino a todo el organismo, porque el cerebro se comunica e interactúa con todo el cuerpo. Nuestro cerebro percibe todo lo que puede ser amenazador, ya sea físico o psicológico y genera una serie de respuestas para defender al organismo de la amenaza, aunque la amenaza no se haga efectiva.

El exceso de respuestas a situaciones nocivas tienen efecto acumulativo. El trabajador del caso del hotel familiar respondía una y otra vez al malestar que le generaba la sobrecarga de trabajo lo que terminó por dañar su organismo con los síntomas que hemos descrito. Esos síntomas tuvieron solución mediante la aplicación de un tratamiento, como hemos dicho, pero a veces, cuando la repetición se alarga en el tiempo, puede acarrear una enfermedad psiquiátrica más grave que el cuadro de ansiedad que presentaba este trabajador.

El neuroendocrinólogo norteamericano Bruce S. McEwen, su artículo El cerebro y el estrés, publicado por la revista IntraMed, afirma que, después de una experiencia estresante, no es posible volver el reloj hacia atrás, de ahí que se pueda hablar de recuperación, pero no de reversión del daño producido.

Esto se explica porque, aunque el individuo tiene la capacidad de volver a la estabilidad psíquica después de un proceso estresante, la respuesta de su organismo a ese factor estresante puede alterar el funcionamiento del organismo y hacer que su capacidad de recuperar la estabilidad sea menor que la previa.

Esto sucede, naturalmente, en casos de estrés de alta intensidad y, además, crónico, repetitivo. No sucede lo mismo en casos de estrés de baja intensidad que el individuo puede solucionar por sí mismo.

El estrés afecta a diversos sistemas de nuestro organismo, como el sistema inmunológico o el sistema nervioso autónomo, de ahí que pueda acarrear enfermedades fisiológicas, no solamente psicológicas.

Caso

Durante algunos meses, he venido sufriendo problemas constantes de pareja que me han generado grandes niveles de ansiedad y mucho malestar. Últimamente he desarrollado alergias, algo que nunca antes había sufrido. Me han dicho que puede deberse a un fallo de mi sistema inmunológico que antes me protegía de los alérgenos y ahora ha dejado de protegerme. Y la causa, tengo la seguridad, es el largo período de ansiedad y estrés que he venido sufriendo en casa.

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En este caso, el paciente ha somatizado el malestar que sufre con su pareja y, dicho de forma sencilla, lo ha convertido en alergia. La ansiedad sufrida en el trascurso del tiempo ha terminado por alterar su sistema inmunológico y los estímulos que antes no le generaban alergia, como el pelo de un animal, un producto químico como la lejía o la floración de un árbol, le empezaron a producir alergia. Se sometió a tratamiento en una unidad de alergología y también acudió a psicoterapia para ver de solucionar sus problemas de pareja.

Caso

El doctor alemán Leichsenring F, Leweke, experto en medicina psicosomática y psicoterapia, publicó un interesante artículo en 2017 en la revista en línea IntraMed titulado ¿Qué es el trastorno de ansiedad social? en el que describe el caso clínico de un estudiante de 26 años.

El paciente dijo sufrir una enorme ansiedad cuando tenía que presentar un trabajo, acudir a un examen o entrevistarse con un profesor. Fuera del ámbito educativo, el joven dijo tener apenas amistades y evitar las fiestas y reuniones. Incluso dejó de contestar el teléfono para eludir invitaciones. Este malestar se había iniciado durante la adolescencia y se acrecentó al llegar a la universidad.

Sus síntomas eran palpitaciones, temblores, rubor, sudoración y temor a pasar vergüenza ante una situación.

Se le aplicó un tratamiento de psicoterapia conductual cognitiva, no siendo necesario recurrir a la farmacoterapia en, en otros pacientes, había sido imprescindible.

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La ansiedad social es un trastorno que produce síntomas similares a los que vimos en el caso de la sobrecarga de trabajo, pero se diferencia claramente en cuanto a los sentimientos del paciente. Aquí lo que teme es que los demás le juzguen de forma negativa, que le encuentren aburrido, tonto o incapaz de participar en una conversación. Toda su sintomatología aparece ante la posibilidad de enfrentarse a una situación social, una reunión, una conversación, una fiesta, un juego o deporte en grupo, un examen, etc.

El DSM-5 hace hincapié en no confundir el trastorno por ansiedad social con la ansiedad de actuación. En esta última solamente se presenta la ansiedad cuando hay que hablar o actuar en público. Es lo que popularmente conocemos como miedo escénico y también tiene tratamiento específico.

La trastienda de la mente

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