Читать книгу La trastienda de la mente - Ana Martos - Страница 28

Ante todo, saber que la obsesión y la compulsión no se someten a la lógica, al razonamiento ni a las prohibiciones. Si se trata de una personalidad obsesiva u obsesivo-compulsiva, lo mejor es tratar de entenderla, respetar sus manías y su sistema de organización, sin burlarse ni tratar de cambiar sus costumbres. Aunque no es fácil cambiarles el humor, sí es posible tratar de insuflarles alegría y optimismo, intentar desdramatizar las situaciones que les producen angustia y no ponerles en evidencia, que es algo que no soportan.

Si los síntomas aumentan y se presentan obsesiones, compulsiones y malestar que mortifican a la persona o a quienes conviven con ella, hay que buscar ayuda profesional. Existen tratamientos excelentes para romper el círculo vicioso de la obsesión y para paliar la necesidad de realizar esos rituales propios de la compulsión, como limpiarse las gafas o lavarse las manos cada dos minutos u otros más comprometidos, como las compulsiones sexuales, la cleptomanía, la compra compulsiva o la compulsión a autolesionarse, como morderse las uñas o rascarse la piel hasta sangrar.