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Alicia llevó a Calígula al día siguiente a sus dueños. Les comentó el incidente con el joven y se quedaron apesadumbrados. Dudaban si sacrificarlo. Lo habían recogido de una casa abandonada donde había estado atado casi hasta morir de hambre y sed. Había sido maltratado y lo tuvieron que operar de una patita. Ahora se estaba recuperando, sin atacar a nadie, pues al principio fue desconfiado y agresivo. Gracias a Alicia se había adaptado a una vida normal. Quizá aquel joven le recordase a alguien de su vida pasada y por eso lo atacó.

Alicia se estremeció. Ayer por la noche había hablado con él y le había asegurado que estaba bien.

«¡Tiene mi teléfono y sabe dónde vivo!”, pensó asustada. No parecía mala persona, pero los perros tienen intuición e instinto…

Su primo Alberto consoló a la apenada Alicia. Los dueños actuales de Calígula, que tenían un bebé, no se atrevían a llevárselo. Aun con buena voluntad, la decisión estaba tomada. Sacrificarían al perro. No podían hacer nada, si no lo adoptaba alguien, deberían hacerlo. Solo tenían dos semanas para encontrar a alguna persona decente que pudiera cuidarlo.

Alberto estaba también muy disgustado, pero, sobre todo, por su prima. Salieron de la consulta muy tristes y ella se echó a llorar. Alberto la abrazó cariñosamente y se fueron caminando hacia el restaurante donde comían a diario. Alberto pasó el brazo sobre los hombros de Alicia mientras ella apoyaba su cabeza en él. Llegaron al restaurante donde habían quedado con la esposa de Alberto que venía del ginecólogo. «Al menos, ver una ecografía de mi primito me alegrará el día», pensó Alicia.

Francesco se había acercado a la clínica. Quería saber si todo había ido bien, no quería que sacrificasen al perro. Los vio salir y se fue antes de que entraran en el restaurante. Si tenía alguna loca idea de tener algún tipo de relación con la joven española, ya la había desechado. Ella ya estaba comprometida con su jefe.

Parecía una chica sensata y era muy atractiva, al menos para él. Bueno, de todas formas, ella era una parte de su trabajo y era mejor no mezclarlo con temas personales.

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