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1.6 La amplitud del cumplimiento

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El «cumplimiento» se refiere a una conciencia que en la vida encuentra, con este, la realización de una exigencia profunda. Por tanto, no puede considerarse aisladamente en un acto, porque esta conciencia, en este caso mi conciencia, posee una vida que se constituye y se desarrolla, y no corresponde a una simple fase, sino que supone un antes y un después, una preparación, un crecimiento y también una disolución. Y hay más: en la actividad concreta, el cumplimiento es de algo, implica una participación. No podemos afirmar que las cosas participen en el mismo modo humano; de alguna forma sus actos participan: el volcán utiliza todas las energías de la química y de las fusiones nucleares, el río participa de todo un inmenso paisaje de seres que contribuyen a su admirable vida, y los animales participan de su presencia entre lo viviente y lo no viviente, y están frecuentemente al servicio del hombre; pero el modo de participación de la conciencia, tanto en la trayectoria de la lava como en la corriente del río o en la amistad de un perro, cumple con un deseo muy superior.

1 La mediación de la conciencia adquiere una dimensión diferente apenas se entre al dominio de la intersubjetividad. El cumplimiento se torna en autorrealización, pero compartida con el otro. Allí, el cumplimiento del ser se encuentra con el valor. Marcel dice que se «articula», no en el sentido de asociar dos conceptos separados; no se trata de conexión. Si así fuera, se trataría de contraponer un concepto abstracto (hablar del ser) a una realidad concreta (efectuar un valor): «No podemos impedir el proyectar ante nosotros cierto esquema abstracto, y al mismo tiempo debemos liberamos de esta proyección y reconocer, proclamar, su carácter ilusorio» (ibid., p. 238).En este movimiento hacia el cumplimiento, puede hablarse de «perfección» en el sentido latino de perficere (llevar a cabo), pero habría que usar este término en sentido dinámico, y sin un punto fijo de referencia. Y se aplicaría tanto a los actos de sentido estético, a la perfección de una forma o de una empresa, como en sentido teórico a la perfección de una demostración de razonamiento, o bien, en sentido ético, a la perfección de un acto moral. En todo caso, la perfección no podría definir el «ser» sin convertirse en un concepto abstracto, que no sería capaz de captar el cumplimiento. Hablar de cumplimiento es siempre colocarse en una experiencia de plenitud: «como la que está ligada, por ejemplo, al amor que se sabe compartido, cuando se experimenta como compartido» (ibid., p. 240).

El Acontecer. Metafísica

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