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1.2 La desigualdad, causada por el predominio de unos hombres sobre los otros

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La escasez no era debida únicamente a la incapacidad para producir más. Las sociedades agrarias exigen el sedentarismo, que tiene una larga serie de efectos económicos o culturales: la mejora de los enseres, las herramientas y los sistemas de almacenaje, la división del trabajo (aparición de los primeros oficios especializados) y las sociedades estructuradas, que sin duda tenían muchas ventajas pero que comportaron la aparición de una clase dirigente que no solo vivía del trabajo de los demás sino que a menudo se apropiaba de una parte importante de la producción. Estas sociedades pueden dividirse en sociedades tributarias, esclavistas y feudales.

En las sociedades tributarias la mayoría de la población está obligada a pagar determinadas cantidades (en moneda o en bienes) a los dirigentes y a los templos. En las sociedades esclavistas la desigualdad llegaba a la posesión de unos hombres, los esclavos, por parte de otros, los amos, de forma que los esclavos y el producto de su trabajo pertenecían a sus propietarios, como cualquier animal de trabajo; los esclavos eran definidos como animales con voz.

Las sociedades esclavistas, típicas del mundo antiguo (Egipto, Grecia, Roma), no se pudieron mantener tras el hundimiento del Imperio romano. Aunque siguió habiendo esclavos, la producción pasó a depender de una nueva forma de organización social y de explotación de unos hombres por otros: las sociedades feudales, que serán las únicas sociedades agrarias que estudiaremos y que caracterizaremos después con más detalle. Ahora solo mencionaremos que en las sociedades feudales la desigualdad y la explotación se producen por el dominio que los señores ejercen a la vez sobre las tierras y los hombres, lo que genera la llamada renta feudal, muy diversa según los momentos, los lugares y las circunstancias, pero que a diferencia del esclavismo no priva a los hombres de la condición de personas.

Del tercer aspecto, la capacidad de crecimiento, hablaremos más adelante, en el apartado 4.

Introducción a la historia económica mundial (2ª ed.)

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