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2. La evolución de la población en las sociedades agrarias 2.1 El modelo demográfico antiguo

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Como cualquier otra especie animal, el hombre tiene unas pautas de comportamiento demográfico estables, de forma que toda la historia de la humanidad puede explicarse a través de dos modelos demográficos: el antiguo y el moderno, con una etapa de transición demográfica entre uno y otro.

El modelo demográfico antiguo corresponde al conjunto de las sociedades preindustriales. Sus características son: unos índices de natalidad altos, entre el 35 y el 40‰, y unos índices de mortalidad también elevados, alrededor del 30-35‰ (por lo tanto, no muy alejados de los índices de natalidad), así como una esperanza de vida al nacer baja: 25 años para un europeo a principios del siglo XVIII. La mortalidad era en gran parte mortalidad infantil: según Nadal (1992), de cada 1.000 nacidos, 250 no llegaban al año, 250 más no cumplían los 20 años, otros 250 morían antes de los 45 y solo 10 llegaban a sexagenarios.

La mortalidad era, además, muy irregular, con picos frecuentes de mortalidad extraordinaria debido a epidemias y, secundariamente, a hambrunas y guerras. De un año a otro, el número de muertos podía fácilmente duplicarse o triplicarse (picos de mortalidad). Como resultado de todo ello, la población crecía en dientes de sierra: el excedente de nacimientos sobre defunciones, acumulado durante un cierto tiempo, desaparecía de repente absorbido por un pico de mortalidad. La población crecía a corto plazo, pero se estancaba o crecía muy lentamente a largo plazo (Nadal, 1996). En momentos de epidemias fuertes y generalizadas podía experimentar un descenso importante, como pasó en Europa a consecuencia de la Peste Negra de 1348, que provocó la muerte de aproximadamente un tercio de la población. Sin embargo, en conjunto la tendencia general era el aumento de la población, si bien a tasas muy bajas. Aunque se trata de estimaciones solo aproximadas, entre el año 1 y el 1750 la población mundial se triplicó y la europea se multiplicó por más de 3,5 (cuadro 1.1).

La evolución de la población depende de la vitalidad natural, es decir, de la diferencia entre nacimientos y muertes, y del saldo migratorio, que puede ser positivo o negativo. Al ser poco utilizado en las sociedades preindustriales el control voluntario del embarazo, el número de nacimientos dependía de factores culturales (matrimonios más o menos jóvenes, aceptación de la soltería definitiva, infanticidio) y a veces también de factores económicos (tierras o puestos de trabajo disponibles). A su vez, el número de muertes dependía de factores aleatorios (contagios, guerras, desastres naturales) y también de factores económicos (capacidad de producción de alimentos y otros productos básicos, reparto de la renta).

CUADRO 1.1

Evolución de la población (millones de personas)


Fuente: Guía práctica..., p. 8, a partir de Biraben (1979).

Introducción a la historia económica mundial (2ª ed.)

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