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CUADRO SEGUNDO

Índice

El puente de Toledo la tarde de San Isidro.

ESCENA PRIMERA

Secundino

Secundino.—Pues, señor, llevo un cuarto de hora arrimao a la bola, y la Cirila sin venir. ¿Se habrá encontrao con el bruto ese del asistente?... ¡Le tengo una tirria a la tropa!... Porque ya se sabe, el comercio y la melicia semos de lo más rivales que hay... en lo que toca a las criadas; porque, claro, un paisano, por mucho que quiera, no pué salir de un saqué, bien mezclilla, bien de cuadros, y los melitares tienen el aquel del uniforme. ¡Digo! Pues si me pusiese yo un casco con llorón de cerda, guerrera ajustá, mi pantalón de punto, mi media bota, mi sable, mis espuelas y un puro así, y me fuese a paseo a la plaza de Oriente, setenta y siete u setenta y ocho niñeras con pasión de ánimo a la primera vuelta... Pero, claro, con este traje, tóo lo más que las causo es itericia. Gracias que la Cirila tié un pupilaje pa distinguir a la juventud comercial, que me río yo... Esta tarde nos columpiamos, y la voy a dar unos vaivienes en un columpio de esos que dicen: “¡Ay, qué gusto da el mareo!”, que va a ser la descoyuntura. ¡Calla! ¡Ella! ¡Allí viene!... ¡Cirila! ¡Cirila!

ESCENA II

Cirila, una Niña y Secundino

Secundino.—¡Chica, creí que no venías!

Cirila.—¡Pus gracias que me han dejao, y miá el rabo que traigo!

Secundino.—¡La niña! ¡Anda su madre! ¿Por qué no la has dejao en la casa cuna?...

Niña.—¡Yo quiero ir al brazo!

Secundino.—¡Cállate, chica, si no, no te compro un matasuegras!

Cirila.—Bueno, ¿y en qué vamos a pasar la tarde?

Secundino.—¡Primero te compro el pito más grande que haiga, y luego nos columpiamos!

Cirila.—¡Sí, eso, eso, que a mí me gusta mucho!

Secundino.—Y después, ¿sabes lo que hacemos?...

Cirila.—¿Qué?

Secundino.—Nos vamos a la fotografía instantánia y nos hacemos un grupo de cada uno, y luego uno de los tres juntos.

Cirila.—¡Eso!... ¡Yo de busto!

Secundino.—Justo; tú de busto; la niña sentá en el suelo, detrás de ti pa que no se asuste, y yo de cuerpo entero, apoyao así, tocando el pito, la metá de la cabeza recliná en tu busto y la otra metá de perfil, mirándote así...

Cirila.—¡Vamos, vamos, zaragata!... ¡No te fijes tanto, que me enturbias la vista!

Secundino.—¡Arza pa el columpio!

Niña.—¡Yo quiero ir al brazo!

Secundino.—¡Vamos, chacha! (La coge.) ¡Yo me columpio con niña y tóo! (Vanse.)

ESCENA III

Pérez y Torrija, vestido de carrero de un regimiento

Torrija.—¡Mialá, por allí va!

Pérez.—¡Ya la he visto!... ¡Con la niña y el Secundino!... ¡Mardita sea su estampa!... ¡So infiela!... Pero mialás: ¡si esta tarde no corre por esa Pradera más sangre que cañamones dan por catorce pesetas... aunque sea mala comparación, que sí lo es!...

Torrija.—¡Calma, ten calma!

Pérez.—¿Calma yo?... ¡Mardita sea mi suerte, si no cojo a ese hombre y hago un triple asesinato con él solo!... ¡Mardita sea la!... (Yéndose.)

Torrija.—¡A éste le va a perder el carácter! (Vanse.)

Mutación

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