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ESCENA IV

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La orquesta toca parte del pasacalle, y a los últimos compases salen Paco el Curial, que va delante con la guitarra al hombro; detrás varios con cestas y botas de vino, otros con bandurrias y guitarras, detrás las mujeres palmoteando y riendo, y a lo último Juan, la señá Justa, Isidra, Ignacia y el señor Matías, con cestas y líos. Coro general.

Música

Todos

Alegre es la mañana

y hermoso el día;

hoy va a ser cosa buena

la romería.

¡Vamos allá!

¡Y el que no se divierta

tonto será!

Hablado

Paco.—¡Alto... ar!...

Ignacio.—Bueno; ¿nos quedamos aquí?

Paco.—Yo creo que aquí, porque como barullo, es donde hay menos barullo.

Todos.—¡Sí, sí! ¡Aquí, aquí!

Matías.—Pues vengan las cestas. (Se las llevan.)

Muchacha.—Traer la comba.

Uno.—¿Quién quiere columpiarse?

Varios.—¡Yo... yo!... (Saltan, juegan, se columpian, etc.)

Matías (A Paco.)—Oye, Paco: tú que eres de la curia, recomiéndales a ellas y a ellos que usen del mayor tiento en juegos y demás.

Paco.—No tenga usté cuidao, que yo les hablaré individualmente uno por uno a cada cual. Por de pronto examinaré las botas. Esta parece que rezuma. (Se empina la bota y bebe.)

Justa (A la señá Ignacia.)—¿Pero no ve usté a mi marido?... ¡Ya empieza! (Interrumpiéndole.) Pero, ¿qué haces?

Paco (Muy enfadado.)—¡No me cortes la acción, señor, que es muy dañino, hombre! (Bebe.)

Ignacia.—¡Déjelo usté!

Justa.—¡No quiero que abuse!

Paco.—¡Si por eso no quió llevarla a ningún lao! ¡Esta es como los baños del Molar!... ¡No sirve más que pa quitar el humor! (Se va bebiendo. Bajan varios invitados hablando.)

Convidado 1.º—¡Que te digo que esos mansos, a lo mejor, dan un chasco!...

Convidado 2.º—¡Yo te digo que no, vaya! ¡A que no viene el panadero!...

Convidado 3.º—¡Pué que venga!

Convidado 2.º—¿Quién se quiere jugar cinco duros a que no viene?

Isidra (Que ha estado oyendo, se acerca.)—¡Yo! ¡Yo juego esos cinco duros!

Convidado 2.º—¿Contra qué?

Isidra.—¡Contra esto! (Se quita el mantón de Manila y se lo tira a la cara.)

Convidado 2.º (Devolviéndoselo.)—¡No quió que te vuelvas a cuerpo!

Isidra.—¡Si lo jugara por ti, puede!... ¿Quiés tener el gusto de bailar conmigo el primer baile?... ¿A que no?...

Convidado 2.º—¿Que no?... Dí tú que no puedo, porque estoy comprometido con... con... ésta creo que es...

Una.—¡Conmigo, no!

Convidado 2.º—¿No?... ¡Bueno, ya no me acuerdo!... ¡Pero yo estoy comprometido con alguien!

Isidra.—¡Con el miedo! ¡Gallina! (Despreciándolo. Vanse los invitados.)

Ignacia.—¡Por Dios, Isidra, no te exaltes ni te sofoques!

Matías.—¡Ten cachaza, Isidra, ten cachaza! Y ya que hemos hecho la burrá de venir, mucho cudiao, porque tengo a Epifanio detrás de las orejas.

Voces.—¡Aquí... aquí!...

Ignacia.—¿Qué es eso?

Todos.—¡Bravo! ¡Bravo!

Justa.—¡Un organillo! ¡Ya hay organillo!

Todos.—¡A bailar! ¡A bailar!

Matías.—¡El baile! ¡Ya me ha entrao escalofrío!

Uno.—¡Venga ya, señor Paco!

Paco.—¡Ahí va el agua! (Empieza a tocar y bailan todos, quedando sentados el señor Matías, la Ignacia, la Justa y Juan en un lado. Isidra, sola, separada del grupo, en otro.)

Ignacia.—¡Ven aquí, chica!

Isidra.—¡Estoy bien, madre!... ¡Me he puesto aquí pa ver si se fija algún hombre en que estoy de non!

Sainetes

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