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Bandera Argentina


Sello postal: América – UPAEP. Símbolos patrios.

Sello que destaca la Bandera de la Nación Argentina, uno de los dos valores que integra la serie conmemorativa “Símbolos patrios”. La Unión Postal de las Américas, España y Portugal (UPAEP) fue fundada en 1911 y tiene como objetivos coordinar los servicios postales de sus integrantes y facilitar la comunicación postal. Viñeta: Bandera nacional; impresión offset multicolor. Leyenda: “AMERICA UPAEP”. Valor: $1,50. Fecha de emisión: 27 de marzo de 2010.

Historia

La Asamblea del año 13 instituyó junto con el Escudo y el Himno, la Bandera como símbolo nacional. Sin embargo, la insignia ya era enarbolada por los ejércitos patriotas desde antes.

A principios de 1812 el Gobierno tuvo noticias que, en Montevideo, la escuadra española se estaba preparando para remontar el Paraná y realizar ataques y saqueos. Manuel Belgrano fue enviado a Rosario con la misión de impedir el paso de la escuadrilla. Puesto a la obra se instalaron dos baterías fortificadas bautizadas con los nombres: Libertad una y la otra Independencia. Belgrano consideró que las tropas a su mando no debían combatir bajo el estandarte rojo y gualda de los españoles. Tuvo la “osadía” de concebir una bandera que llevara los colores de la Escarapela19, lo que ya había sido aprobado por el Gobierno a petición suya el 18 de febrero de 1812 y que ya lucían sus soldados. El día 27 de febrero debía efectuarse la ceremonia de inauguración de las baterías. Belgrano, sin previa consulta, ese día hizo enarbolar una bandera de su creación adoptando los colores blanco y azul celeste20.

Para la ceremonia, Belgrano ordenó formar la división en batalla, recorrió la línea a caballo, luego mandó formar cuadro y, levantando la espada, se dirigió a las tropas en estos términos: “Soldados de la patria, en este punto hemos tenido la gloria de vestir la escarapela nacional; en aquel —señalando la batería Independencia— nuestras armas aumentarán sus glorias. Juremos vencer a nuestros enemigos interiores y exteriores y la América del Sud será templo de la Independencia y de la Libertad. En fe de que así lo juráis, decid conmigo ¡Viva la Patria! Los soldados contestaron con un prolongado ¡Viva!”21.

El Gobierno desaprobó lo hecho por Belgrano y le ordenó arriar la bandera, ocultarla y enarbolar en adelante la bandera realista que siempre se había usado. El Triunvirato consideraba que no estaban dadas las circunstancias, sostenía lo que se había dado en llamar “la máscara de Fernando VII”: el ocultamiento de los propósitos independentistas. Y también, aunque no lo dijeran, de no contrariar al embajador lord Strangford, sometiéndose a la hipócrita estrategia inglesa de sostener buenas relaciones con España.

Belgrano no alcanzó a conocer esa nota oficial, ya que estaba marchado hacia Jujuy. Hallándose allí y a fin de conmemorar el 2° Aniversario del 25 de Mayo, aprovechó la circunstancia para hacer bendecir la bandera y jurar por las tropas. La Bandera fue bendecida en la Iglesia de Jujuy por el canónigo Dr. Gorriti, en presencia de las autoridades. Horas más tarde, Belgrano la presentó a las tropas y fue aclamada por los vítores y el tronar de los cañones. En su arenga dijo: “El 25 de Mayo será para siempre memorable en los anales de nuestra historia y vosotros tendréis un motivo más para recordarlo cuando sois testigos, por primera vez, de la bandera nacional en mis manos, que nos distingue de las demás del globo… esta gloria debemos sostenerla de un modo digno con la unión, la constancia y el exacto cumplimiento de nuestras obligaciones… Jurad conmigo ejecutarlo así, y en prueba de ello repetid: ¡Viva la Patria!”.

Enterado el Triunvirato, un indignado Rivadavia ofició a Belgrano: “El Gobierno deja a la prudencia de V.S. mismo la reparación de tamaño desorden (se refería a la jura de la Bandera), pero debo prevenirle que ésta será la última vez que sacrificará hasta tan alto punto los respetos de su autoridad y los intereses de la nación que preside y forma, los que jamás podrán estar en oposición a la uniformidad y orden V.S. a vuelta de correo dará cuenta exacta de lo que haya hecho en cumplimiento de esta superior resolución”. La nota del Gobierno produjo en el ánimo de Belgrano la más grande de las decepciones; de nuevo era censurado, lo contrario a lo que esperaba. Respondió el 18 de julio de 1812: “… he izado la bandera en dos oportunidades para exigir a V.S. la declaración respectiva en mi deseo de que estas provincias se cuenten como una nación del globo… (pero ya que el Gobierno no dictaba la independencia no le cabía otra conducta que recoger la bandera) Y la desharé para que no haya ni memoria de ella… si acaso me preguntan, responderé que se reserva para el día de una gran victoria…”.22

La victoria de Tucumán rehabilitó a Belgrano. La designación de un 2° Triunvirato, afín a una política más resuelta hacia los ideales de independencia dieron mayor sustento a sus anhelos y objetivos. Así pudo Belgrano hacer flamear por tercera vez el pabellón nacional, al celebrar la ceremonia del juramento de obediencia que debía prestar la tropa a las nuevas autoridades y a la Asamblea General Constituyente que se había formado.

El día 13 de febrero de 1813, a orillas del río Pasaje, las tropas formadas escucharon la lectura de la circular del Gobierno que declaraba la supremacía de la Asamblea General a la que había que prestar juramento de obediencia, el general Belgrano desenvainando la espada y señalando la bandera que portaba el coronel Díaz Vélez, dijo: “Este será el color de la nueva divisa con que marcharán al combate los defensores de la Patria”. Todos juraron. Terminada la ceremonia se grabó en el tronco de un árbol la inscripción: “Río del Juramento” y más abajo: Triunfaréis de los tiranos / Y a la patria daréis gloria, / Si, fieles americanos, / Juráis obtener victoria. Desde entonces del río Pasaje cambió su nombre por el de Río del Juramento.

La bandera creada por Belgrano no tenía escudo. El 25 de febrero de 1818, el Congreso de Tucumán, ya mudado a Buenos Aires, dispuso que fuera distintivo de la bandera de guerra un Sol pintado en su centro. Existen en la actualidad al menos cuatro banderas que datan de aquella época: una es la denominada de Ayohúma, que se exhibe en el Museo Histórico Nacional; otra la conocida como de Macha, conservada en Sucre, Bolivia; otra tercera está en el Templo de San Francisco, en San Miguel de Tucumán y, la del Ejército de los Andes que es posterior y que se conserva actualmente en Mendoza. Cada una de ellas posee su propia historia y tradición, y sobre las mismas existen diferentes versiones y estudios, en este caso se han enumerado sin orden alguno.

La bandera de los Andes fue jurada el 5 de enero de 1817. Todas las versiones son coincidentes en afirmar que fue confeccionada en Mendoza por un grupo de damas patricias. Este grupo de jóvenes mujeres estaba compuesto por: Laureana Ferrari, de 14 años; Margarita Corvalán (sin mención de edad); Mercedes Álvarez, de 17 años; Dolores Prats de Huisi, de 32 años y Remedios de Escalada de San Martín, de 20 años. De todas ellas Mercedes Álvarez fue la única que pudo volver a contemplarla setenta años después en la Casa de Gobierno de Mendoza. Laureana Ferrari, después esposa del coronel Manuel de Olazábal, guerrero de la Independencia, en carta datada en el año 1856, da cuenta del esfuerzo hecho para tener a tiempo la bandera y del desprendimiento de sus joyas y bienes para adornar la bandera. Con ingenio debieron sortear esa falta de elementos ¡le faltaban hasta los hilos de colores! No importó nada, en once días la bandera estaba lista.

Esa bandera ondeó en las cumbres andinas, en las llanuras precordilleranas, en las sierras peruanas, en las aguas del Pacífico. Millares de hombres a su pie juraron lealtad, cantaron la marcha patriótica y ofrendaron su vida siguiendo un ideal que honró su vida y aún más su muerte.

Los pueblos no deben olvidar su historia.

19 Blanco y celeste, los mismos colores de la Casa de Borbón. En el Museo Del Prado se exhibe la pintura de Goya: La familia de Carlos IV, donde se aprecian los mismos colores en la banda que cruza su pecho.

20 El color “azul celeste” fue ampliamente discutido por los historiadores. Existe consenso en que la expresión de Belgrano se refiere a “el azul del cielo”. Naturalmente, no existiendo paleta de colores no había forma de determinarlo exactamente, pero claramente, da la idea de color celeste.

21 Alfredo B Grosso: Curso de historia nacional, Talleres gráficos Rossi, 1932, Pág. 266/269

22 Bartolomé Mitre: Historia de Belgrano y de la Independencia Argentina – Editorial Juventud Argentina, 1887.

El sello y la pluma

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