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El Arte de Amar , el Satiricón , el Asno de Oro y los Poemas de Catulo son las obras latinas que gozan en estos momentos del favor de los lectores españoles. Esta preferencia se comprende, en parte, por los muchos años de censura padecidos hasta el 75.

El traductor, a la hora de abordar el Catullus lasciuus , se encuentra con que la edición de Lenchantin, siempre que alude a lo sexual en sus notas, lo hace en latín, Fordyce publica en 1961, en Inglaterra, una edición censurada. Petit y Dolç suavizan en sus traducciones determinados textos en la tradición de G. Lafaye, etc.

Aún más: las duras palabras del prof. Dolç en su edición: «La propia dignidad impone ciertos límites», así como el respeto que su magisterio me merece, estuvieron a punto de dar al traste con esta traducción. Porque una cosa tenía clara: a Catulo hay que traducirlo con toda su crudeza, sin duda como él hubiera querido, o no traducirlo.

C. J. Cela aborda en su Diccionario Secreto , Madrid, 1989 (1974), págs. 1-38, el problema de la pudibundez enarbolando el magisterio de Dámaso Alonso, cuyas palabras cita como lema de su libro: «… (hay que) tratar abiertamente esta cuestión y sin remilgos… Imaginad qué pasaría en medicina si los médicos negaran atención a muchas inmundicias (físicas y morales) que tienen que considerar». Cela sostiene que el supuesto lenguaje moral es ajeno a la expresión científica, literaria y coloquial, y continúa llamando la atención de que «la pudibundez española es un fenómeno tan reciente como disímil de nuestra originaria idiosincrasia».

Ante esto he seguido sus enseñanzas y he procurado sumergirme en Quevedo para acabar de quitarme los escrúpulos.

Podemos hablar de selva bibliográfica a la hora de referirnos a la bibliografía de nuestros clásicos en la actualidad. En esta ocasión creo que tuve los mejores guías: Kligner, Granarolo, Della Corte, Quinn, Ferguson, Wiseman, Ramírez de Verger, etc.

A los compañeros y amigos que me han ayudado con la aportación de libros y artículos y con la paciente lectura y corrección de mis escritos, gracias una vez más. Es de justicia destacar en esta ocasión a los profesores Salvador Núñez, Leonor Pérez, Rafael Rodríguez y Salvador Villegas.

Granada, marzo de 1992.

Poemas. Elegías.

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