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2. Problemática del «Liber»
ОглавлениеLa división tradicional del Liber Catulli Veronensis se ha hecho atendiendo a la extensión de los poemas, de forma que hay un primer bloque de carmina minora: I (1-60), poemas breves en metros variados, «los polimétricos»; un segundo de carmina longiora: II (61-68), poemas más extensos, en los que predomina el metro dactílico; y un tercero de carmina minora: III (69-116), epigramas en dísticos elegíacos 28 .
En la misma colección hay testimonios de que los carmina minora debieron de circular copiados en ambientes literarios y de que gozaron de gran popularidad. Así, en el poema 1 (3-4), que encierra la dedicatoria a Cornelio Nepote, se dice: «tú solías estimar en algo mis bagatelas…»; en el 16 (3-4): «de mis versos, porque son muy blandos, habéis considerado que soy poco hombre»; 54 (6-7): «te irritas contra mis yambos… general sin par».
Admitido esto, uno de los problemas que se plantea a la crítica es determinar quién hizo la recopilación de los 116 poemas que han llegado hasta nosotros, quién los ordenó en la forma en que nos han llegado. ¿Fue el propio Catulo o se ocupó de ellos un editor póstumo? Sigamos, en primer lugar, el criterio de un representante destacado de la corriente de opinión que considera que Catulo no fue quien editó el Liber: A. L. Wheeler 29 .
Según este crítico, el libro de Catulo, tal como lo conocemos, debió de constituirse después de Marcial. Con sus 2.284 versos no pudo publicarse como una unidad, en un solo volumen, pues se habría ido en contra de una práctica tradicional. Catulo mismo publicó, al menos, un libro de poemas, el libellus dedicado a C. Nepote, que contenía nugae . Éste sería el libro al que Marcial 30 llamó passer . Es muy probable que C. Nepote se ocupara de recopilar todos los poemas de su amigo tras su muerte. En consecuencia, una parte de la crítica clásica ha considerado que la sucesión de los poemas no sigue un orden, ni cronológico ni de materias; esto es, que no hay un sistema coherente de ordenación, sino una organización caprichosa. La agrupación de un último libro, en dísticos elegíacos, debió de efectuarse para una publicación miscelánea de autores de dísticos, ya que estas publicaciones estuvieron de moda en la época de Augusto.
El que Catulo, en el poema 1, llame libellus a su libro y nugae a los poemas implica forzosamente la referencia a sólo una pequeña parte de la colección, porque una obra que contiene el c. 64 y 2.284 versos no puede ser llamada libellus , del mismo modo que no puede denominarse nugae a poemas como el 64 y el 68.
La corriente contraria, que supone a Catulo recopilador y autor de la organización de los poemas tal como nos han llegado, tiene el prestigio de haber tenido su origen en dos grandes filólogos: J. Vahlen y U. von Wilamowitz-Möllendorff 31 . E. Baehrens 32 , por su parte, sostiene que la primitiva colección la componían tres volúmenes: el formado por los poemas 1-60, que contiene unos 900 versos (en la transmisión textual se habrían perdido algunos); el constituido por los poemas 61-64 (unos 840 versos) y el integrado por los poemas 65-116 (unos 660 versos). Se considera probable que los tres rollos cupiesen en una caja, capsa , y que, en fecha posterior, fueran copiados en un codex . Los términos libellus y nugae , que tantas bazas han proporcionado a los filólogos contrarios para desarrollar sus argumentos, no serían más que términos de modestia, como sucede en tantos otros poetas latinos 33 .
K. Quinn 34 lleva adelante parte de la tesis de Baehrens, al fijarse en que el orden de los poemas de ninguna forma es azaroso; hay principios métricos que lo regulan y, en cuanto al contenido, existe un sistema de ordenación por semejanza y por contraste que rige la colección entera, como después veremos. K. Quinn continúa ocupándose del poema 1, el de la dedicatoria, para formular la siguiente hipótesis, que ha tenido éxito en publicaciones sucesivas: al dirigirse a Cornelio Nepote, Catulo destaca que ha expuesto la historia en tres libros y él le dedica una obra que tiene en común con la suya el tener también tres volúmenes. Además, las dos obras poseen semejante doctrina: el epíteto doctus , que le aplica Catulo a la historia de Nepote, es el que generaciones enteras le han dedicado al propio Catulo. El esfuerzo, labor , queda además enfatizado y, por supuesto, también es común a los dos autores.
T. P. Wiseman 35 señala que los poemas que inician cada uno de los tres volúmenes en la división de Baehrens hacen referencia a una de las Musas, así, 1, 9, y 61, 2, o a todas ellas, 65, 2-4.
Toda la fuerza de los argumentos últimamente aportados por Wiseman 36 radica en probar que la ordenación no es caprichosa, sino fruto de labor meditada, en la que, con técnica de mosaico romano, va combinando semejanzas y diferencias, yendo más allá de la poikilía alejandrina. Vamos a entresacar ejemplos para demostrar que sólo Catulo pudo desarrollar una técnica tan perfecta.
Los poemas 1-14 forman una secuencia completa. Nada más iniciarse la obra se tienen los datos esenciales sobre Catulo y su mundo: su amor (2, 3, 5, 7, 8, 11); sus amigos (1, 6, 9, 11, 13, 14) y sus costumbres (4, 10, 12). En esta primera unidad, el 4 y el 11 son hitos para los datos biográficos de Catulo y para entender poemas posteriores de la colección: el viaje a Bitinia y la novela de amor de Catulo y Lesbia. El poema 14b parece introducir un nuevo prólogo y el poema 27 anuncia veladamente ataques más fuertes. De los cuarenta y cinco poemas breves que siguen al 14b sólo cinco se refieren a Lesbia o a mea puella y otros tres pueden aludir a ella (36, 37, 43, 51 y 58; 38, 40 y 60); pero, incluso cuando aparece relegado su tema, está siempre presente en el pensamiento del lector, gracias al impacto de la secuencia primera. La primera referencia se produce en el poema 36. Como siempre, el contexto de la colección es importante y, particularmente, el grupo de los cinco poemas que comprende desde el 36 al 40. Las promesas de invectivas satíricas anunciadas en el 27 se cumplen sobradamente en los poemas 28, 29 y 33. Así podríamos multiplicar ejemplos. Del primer bloque del libro queremos llamar la atención, además, sobre el entramado de los últimos poemas: los que llevan por número el 50 y el 51, juntos parecen ejemplos de comentario del otium y sus efectos. Basta pasar a los poemas siguientes –el 52, 53 y 54– para encontrarnos en plena política romana, tres ejemplos de negotia , opuestos a los del otium anteriores.
En el segundo bloque del Libro, formado por los poemas 61-68, observamos la misma técnica de agrupación por semejanza y contraste: tras los dos epitalamios, como podemos considerar a los poemas 61 y 62, Catulo nos ofrece una especie de antiepitalamio, el 63, donde se reflexiona sobre el fracaso del ideal de la relación amorosa. Los poemas 65-66 constituyen una unidad en la que el primero justifica el envío a un amigo del segundo, que es una traducción de Calímaco; forman, pues, un conjunto comparable al poema 68, que comprende dos partes distintas, una carta personal a un amigo, seguida de una elegía. Entre el 65-66 y el 68 aparece el 67, que forma un contraste con ellos. Es un poema dialogado entre el poeta y una puerta, ejemplo típico de diffamatio latina: frente a la exaltación del hogar y de la familia que impera en los poemas de este segundo volumen, éste sería un ejemplo de un contenido «antifamilia» como el de los epigramas incestuosos. Por otra parte, el argumento de este poema enlaza con el final del poema 64, donde se describen los pecados de los humanos que obligan a los dioses a no visitar la tierra, pecados cuya descripción se identifica con los descritos en la diffamatio del 67.
Todavía podemos insistir en que la colocación del 67 tras el 66 no es arbitraria, ni casual. En los dos poemas, el papel protagonista se ha confiado a un objeto inanimado, la cabellera en el 66 y la puerta en el 67, y las dos cuentan secretos cotidianos, los de alcoba de palacio real, la cabellera de Berenice, la puerta las miserias humanas de la dueña de una casa de pueblo. Estas semejanzas contrastan con los sentimientos de las dos dueñas: fidelidad por parte de Berenice; adulterios por parte de la dueña de la casa en el 67.
En el tercer bloque del Liber descubrimos, extremando nuestra atención, la misma técnica que en los dos anteriores: el 69 y el 71 están dedicados a Rufo y a su mal olor; el 70 y 72 lo están a Lesbia, con un sistema de alternancia típico. El 73 descubre la clave: Rufo es el amigo que traiciona a Catulo con Lesbia. De este modo el poeta presenta el defecto del amigo en un ataque obstinado, intercala a Lesbia, que pretende quererle más que a nadie, y, por último, nos revela que este maloliente personaje es su amigo Celio Rufo, que le traiciona con Lesbia. Y así podríamos seguir; pero sólo quiero destacar, por no alargarme demasiado, que el último poema –el 116– descubre el carácter unitario de todo el libro: dedicado a Gelio, personaje desleal, constituye la antítesis del poema 1, dedicado a Nepote, el amigo leal. Es una réplica negativa del poema introductorio.
Estudios métricos han venido a dar un espaldarazo a las teorías que propugnaban ya Vahlen y Wilamowitz. O. Skutsch 37 ha descubierto que, salvo tres excepciones, los 253 primeros faléceos que se encuentran en la colección comienzan siempre con un espondeo, mientras que de los 279 siguientes, 59 empiezan por un yambo o por un troqueo. Esto hace más improbable la interpretación según la cual la colección se debe a un editor póstumo: «Es curioso constatar el interés en subrayar las secuencias de poemas en un mismo metro, el faléceo, con poemas escritos en otros ritmos, coliambos, yambos puros, asclepiadeos, etc., y que tratan asuntos completamente diferentes».
Los intentos de ordenación cronológica general de los poemas no han tenido éxito, ya que el número de obras que llevan consigo la datación es muy corto.
Se puede establecer una serie de jalones con los poemas que tratan acontecimientos fechados y, en torno a ellos, se pueden agrupar otros muchos poemas de la colección.
Metelo Céler, esposo de Clodia, casó con ella en el año 63, ejerció su consulado en el 60 y murió en el 59.
G. Memmio fue pretor en el 58 y estuvo al frente de Bitinia en el 57.
La expedición de César a Britania fue en el 55 y su pacificación fue en el 54.
De acuerdo con esto, el poema 83, en que se habla del marido de Lesbia como de un personaje vivo, hay que colocarlo entre el 62-59. Los poemas de Bitinia (4, 28, 46 y 101) son del año 57. El 11 es del 55-54, así como los poemas 29, 55 y 113.
Una vez comprobado que no se puede ordenar cronológicamente toda la obra, se ha intentado dotarla de una unidad conceptual: unidad filosófica (la colección sería una muestra de manifestaciones epicúreas); unidad religiosa (Catulo sería o un hombre puro perdido en los malos ambientes romanos o un iniciado en los misterios órficos); unidad política (la colección es la obra de un «ácrata» que ha perdido su confianza en la sociedad). Todos estos enfoques encierran la subjetividad del teórico de turno; nos parece más racional y más humilde la tarea del filólogo que se limita a estudiar los poemas individualmente y trata de agruparlos por círculos temáticos. Así, la agrupación de J. Granarolo 38 nos parece muy plausible. Vamos a resumirla, a la par que invitamos a la lectura atenta del capítulo conespondiente de su último libro.
Ciclo de Lesbia: pasión (51, 68 y 104); felicidad (5, 7, 68 y 107); rivales (37, 39, 77, 79, 80, 88, 89, 90, 91 y 116); sospechas, sueños y desesperación (8, 11, 58, 70, 72, 75, 85, 87, 109, 76).
Ciclo de Juvencio: 15, 21, 24 y 81.
Ciclo de la patria chica y de sus compatriotas: 17, 30, 31, 35, 59, 67, 68 y 86.
Ciclo de la vida cotidiana en Roma: 6, 9, 10, 12, 13, 25, 27, 32, 38, 41, 42, 45, 55, 58b, 69 y 71.
Ciclo de Bitinia: 4, 117, 28, 46 y 101.
Ciclo de los cesarianos: 19, 47, 52, 54, 57, 93, 94, 105, 114 y 115.
Ciclo de la vida literaria: 1, 14, 22, 34, 35, 36, 44, 49, 50, 61, 62, 63, 64, 65, 66, 68, 84, 95, 96 y 105.
Quedan veinte poemas sin clasificar, de difícil agrupación temática.
K. Quinn 39 sugiere la agrupación en dos grandes núcleos: 1) núcleo prosopográfico (poemas agrupados por nombres de personas, sean identificables o no) y 2) núcleo de poemas de temas recurrentes: vino, mujeres, poetas, incesto, etc. Concluye con la afirmación siguiente: «Los poemas de Lesbia constituyen el tema de mayor importancia, el resto forman el contexto contrastante 40 .»