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Capítulo 2

El equilibrio entre el yin y el yang

Dentro del concepto de Qi hay un sistema de equilibrio tan perfectamente simple que se puede aplicar absolutamente a todo, desde el universo ilimitado hasta la molécula más diminuta conocida. Es la teoría del yin y el yang.

Desde hace miles de años, infinidad de trabajos se han centrado en esta teoría. El concepto original surgió de una atenta observación de la naturaleza y el entorno. Ello estableció un proceso de pensamiento dinámico de gran relevancia para el mantenimiento de la buena salud.

Muchas personas tienen una noción del yin y el yang excesivamente simplificada. El yin y el yang se considera que representan opuestos: negro y blanco, noche y día, bien y mal, como Luke Skywalker y Darth Vader, etc. Pero así como la idea de los opuestos es cierta, también lo es que detrás del yin y el yang hay mucho más, y puede ser difícil no complicar demasiado las explicaciones.

Obviamente, una descripción del yin y el yang debe empezar por su representación gráfica.


El símbolo del yin y el yang

Este símbolo parecido a una pelota de tenis se reconoce al instante y adorna incontables llaveros, camisetas, pendientes y estudios de artes marciales. El color más claro se suele asociar al yang, y el oscuro, al yin. Ambos ocupan partes iguales y se corresponden simétricamente de forma perfecta.

Pese a la creencia común de los méritos relativos de uno frente al otro, ni el yin ni el yang son buenos o malos intrínsecamente. Estos términos deben entenderse como las dos caras de una moneda. Si falta una de ellas, la moneda deja de serlo para convertirse en una pieza redonda de metal. Deben darse ambas para que la moneda exista. Este símbolo representa tal idea de una forma más sencilla de lo que parece.

El yin y el yang no son tan solo contrarios, y tampoco son mutuamente excluyentes. En realidad, el yin puede transformarse en yang, y a la inversa. Del mismo modo que la fiebre puede provocar escalofríos, o que un niño muy inquieto puede quedarse dormido de pronto, o que el contacto con el hielo puede quemar, así el extremo de uno es el extremo del otro.

Quizás el modo más fácil de comprender el yin y el yang es verlos en términos de algo distinto. Y qué ejemplo mejor que el de un pez globo.

Lo descubrí cuando trabajaba como pescador en un barco de pesca japonés en el mar de China Oriental. Todo el incidente se basó en la premisa errónea de que, a fin de comprender verdaderamente los conceptos de la naturaleza, antes hay que vivirlos realmente. Así, a mi pesar, durante seis meses me convertí en un pescador japonés rural y luché contra todos los elementos a los que la naturaleza y el capitán pudieron enfrentarme.

Para alguien no familiarizado con la pesca de peces voladores, diré que no hay mucho que hacer cuando esperas que las redes se llenen aparte de tumbarte en la exigua sombra que ofrece el mástil y dejar que el balanceo del mar meza tus sueños. Era un tipo de trabajo caracterizado por unas tandas de esfuerzo extremo seguidas por largas horas de espera. Supongo que era inevitable que el yin y el yang apareciesen de pronto en el horizonte.


El fugu alterado y completamente hinchado

Las redes solían sacar todo tipo de peces voladores: lampugas, peces dardo, caballas, algún que otro caballito de mar y, de vez en cuando, lo que parecía una bola hinchada con pinchos.

Esa pelota amarilla y perfectamente redonda tenía dos ojos grandes y una boca fruncida que le daba una expresión de sorpresa permanente. Se conocía como fugu, un pez tan feo que en realidad es muy bonito, y tan peligroso que ocupa el segundo lugar después de la rana dardo dorada de la selva amazónica entre los vertebrados más venenosos del mundo.

La razón por la cual el fugu es útil para comprender el yin y el yang es que no siempre tiene este aspecto. Normalmente, el fugu es pequeño, azul, liso y modesto (dejando de lado sus ojos saltones). Como el yin y el yang, presenta aspectos que son casi opuestos, uno de ellos agresivo, hinchado y con púas (yang) y el otro calmado, flaco y plano (yin).


El fugu en reposo

No obstante, lo que cuenta es lo que tiene dentro. Cuando nuestro amigo se mueve lentamente, relajado, rondando por las profundidades, para salir lanzado cuando ve un alimento microscópico, tiene el aspecto contraído del yin. En cambio, cuando se expande, con todo el calor y la energía necesarios para llenarse el estómago de agua y doblar su espina en una forma casi imposible, aparece su contrario, el yang.

Una vez expandido, la propia concentración de energía requerida para crecer se ha agotado, de modo que es yin por dentro y yang por fuera. Y cuando está inerte y es azul, toda la fuerza para hincharse está en su interior, esperando. Entonces es yang por dentro y yin por fuera. Incluso cuando yace sin vida en la cubierta, en su estado más yin, posee suficiente neurotoxina para matar a 30 personas.

Así pues, dentro del yin está el yang, y dentro del yang está el yin. De ahí que en el símbolo, cada lado presente un punto del color opuesto, que representa la presencia de cada uno dentro del otro.

Esta idea es esencial cuanto intentamos imaginar cómo funciona el cuerpo humano, que no es sólo yin o sólo yang. Al igual que en el fugu, bajo la superficie hay más de lo que se ve.

En el cuerpo como un todo, el yin y el yang pueden estar equilibrados, pero el acto de vivir hace que este equilibrio sea breve. En general, el equilibrio del cuerpo tiende más hacia un lado o hacia el otro. Si el yang se debilita, pueden darse síntomas de frío y cansancio, y si se debilita el ying, se notará calor y desasosiego.


Yin en equilibrio (derecha)


Yang débil

Yin débil

Exceso de yang

Exceso de yin

Si el yang es demasiado fuerte, se notará que el calor sube hacia la cabeza, y si lo es el yin, se percibirá frío y retención de agua.

Este equilibrio no es tan estable como se puede pensar; más bien es como un péndulo que oscila continuamente de un lado para otro. Sólo cuando la diferencia es más pronunciada, por debilidad o por una enfermedad, predominan los indicios de uno de los dos.

Las mismas pautas de ascenso y caída del yin y el yang se dan cuando profundizamos en el cuerpo. Tanto la sangre como el Qi, los vasos sanguíneos y los órganos tienen su propio equilibrio yin-yang, que puede contribuir o no al equilibrio de todo el cuerpo.

YANG YIN
Cuerpo caliente Cuerpo frío
Piel seca Piel húmeda
Extrovertido Introvertido
Activo Pasivo
Masculino Femenino
Positivo Negativo
Agresivo Tímido
Irascible, impaciente Temeroso, inseguro
Voz alta Voz baja
Lógico Intuitivo
Ambicioso Complaciente
Cuerpo fuerte Cuerpo débil
Tenso Fláccido
Tez rojiza Tez pálida

Por ejemplo, una persona agotada puede sufrir lumbalgia debido a que tiene el yang débil en el Riñón. O se puede sentir dolor en las sienes a causa del estrés en el trabajo, que debilita el ying del Hígado. En este sentido, tanto el yin como el yang pueden estar desequilibrados al mismo tiempo en distintas partes del cuerpo. La aplicación de la teoría del yin y el yang significa que sería posible seguir esta pauta hasta nivel celular microscópico, sin dejar de hallar desequilibrios entre el ying y el yang.

Por lo tanto, el equilibrio del yin y el yang en el cuerpo varía constantemente. Cuando la balanza se inclina hacia un lado claramente, a menudo surgen indicios físicos que nos señalan dónde se producen los desequilibrios y lo agudos que pueden ser.

La cuestión del equilibrio es un tema recurrente a lo largo de todo el libro, pero por el momento obsérvense algunas asociaciones útiles entre el yin y el yang en la tabla de la página anterior.

El libro de medicina oriental (Bicolor)

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