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Gran parte del poder transformador y liberador de la Meditación Primordial se asienta en el hecho de que pertenece a un marco más amplio, el Modelo Interacciones Primordiales, un profundo abordaje del ser humano que permite el desarrollo de sus potencialidades evolutivas, fundamentalmente a través del poder del trabajo con las relaciones interpersonales. En esta búsqueda, explora las dimensiones más profundas de las interacciones humanas y el sentido trascendente de las dinámicas que se desarrollan entre las personas, los grupos, las organizaciones e incluso las naciones y las culturas.

Su tesis fundamental consiste en considerar al encuentro trascendente entre las personas como el sentido más profundo de la existencia y de todo proyecto humano.

He desarrollado este Modelo en una extensa bibliografía6. Para quien sienta interés en una comprensión más profunda y global de la Meditación Primordial y no tenga acceso a estas obras, he incluido un apéndice al final de este libro, donde lo desarrollo con cierto detalle. Aun así, brindaré en las próximas hojas una breve síntesis de ese apéndice, pues considero indispensable tener una noción básica de este modelo, para alcanzar una comprensión más cabal de la Meditación Primordial, que es sólo una parte del mismo.

¿QUÉ SIGNIFICA QUE UN ENCUENTRO SEA TRASCENDENTE?

Afirmaba más arriba que la tesis fundamental de este modelo consiste en considerar al encuentro trascendente entre las personas como el sentido más profundo de la existencia y de todo proyecto humano.

La trascendencia se hace presente en las relaciones humanas cuando las personas que las experimentan pueden percibir su naturaleza más profunda, en sí mismas y en sus semejantes, y comprenden que cuando dos almas se encuentran, el Universo se está encontrando consigo mismo. Hasta nuestro conocimiento actual, somos la única especie que ha podido llevar su exploración hasta los orígenes del Universo y, por lo tanto, estamos haciendo que el Universo sea consciente de sí mismo. Y esto no sólo se logra mediante la exploración científica del Cosmos, sino también al profundizar en nuestro propio interior y en las profundidades de las relaciones humanas, en las cuales dos personas, dos expresiones del Universo, pueden encontrarse, siendo conscientes de esta dimensión.

Interacciones Primordiales afirma que cualquiera sea la naturaleza de las relaciones, vínculos o interacciones que mantengamos con otras personas, hay una cualidad mucho más profunda que está siempre presente. Más allá de que estemos aceptando o rechazando, encontrándonos o separándonos, dando o recibiendo, comprando o vendiendo, siempre que dos personas interactúan, por el solo hecho de que ambas forman parte de una totalidad mayor que es el Flujo Universal (el mar, no las olas) existe la posibilidad potencial de que este hecho sea reconocido, y la cualidad de la relación cambie completamente. Pero para que una persona pueda percibir la naturaleza universal de otra, antes debe haber podido realizar esto en sí misma.

El reconocimiento de nuestra naturaleza fundamental constituye la condición necesaria para lo que nuestra cultura más necesita: el encuentro, la creación de equipos, la solidaridad, el cuidado mutuo, el respeto entre los géneros, las generaciones, los países y las culturas y, en última instancia, la paz.

La auténtica consideración por la vida y los derechos de las otras personas, sólo puede florecer cuando hemos podido reconocer nuestra naturaleza sagrada como seres universales, para desde allí reconocerla en el semejante. Entonces todas las diferencias sociales, culturales, económicas, religiosas, de edad, de género o de cualquier otra naturaleza, se diluyen instantáneamente y accedemos juntos a fluir en el infinito océano del encuentro, es decir, del amor.

Sin embargo, esta capacidad de reconocer la sacralidad en sí mismo y en las demás personas no es algo que pueda desarrollarse por mero voluntarismo. Contamos con este maravilloso don, pero la mayoría de las personas lo pierde a expensas de los procesos de educación disfuncional y las heridas psicológicas, que propician el desarrollo de personalidades cerradas, endurecidas y disociadas, con todo lo cual se pierde la sensibilidad necesaria para desarrollar esta percepción de sí mismo y del prójimo.

Por esta razón, es absolutamente insuficiente permanecer en la mera declaración de lo valioso que sería acceder a esta cualidad de contacto con uno mismo y con los otros. El solo hablar acerca de esto, asistir a conferencias o leer libros que nos relaten sobre relaciones idealizadas, por lo general no tiene el menor efecto transformador en nuestras vidas. Si verdaderamente queremos acceder a la profundidad de los encuentros humanos, antes deberemos hacer el trabajo necesario para liberarnos de los patrones disfuncionales de nuestra personalidad, que son los que convierten a los vínculos en verdaderos campos de batalla.

Desde el Modelo Interacciones Primordiales afirmamos que la vida de relación constituye el camino espiritual más intenso que un ser humano puede elegir. No hay renuncia ni ascética más desafiante y transformadora que la vida de convivencia, tanto en la familia y la amistad como en el trabajo o los espacios públicos. Por eso nuestro mayor desafío al desarrollar este modelo fue acompañarlo de metodologías que permitieran aplicarlo en las situaciones concretas que experimentan las personas, los grupos y las organizaciones en su vida cotidiana.

Es muy fácil encontrar paz y armonía estando aislados en lo alto de una montaña. Como hasta muchos monjes ermitaños lo reconocen, el verdadero desafío está en el mundo, en el valle, es decir, en la cotidianidad del hogar, de la oficina, de la calle. Sólo allí se ve de qué estamos hechos y, lo más importante, cuál es el trabajo que tenemos que realizar para sanarnos y liberarnos. No hay espejo más contundente para el autoconocimiento que las relaciones que mantenemos con el prójimo, con la naturaleza e incluso con lo sagrado. En mi propia cotidianidad, cada vez que necesito hacer un repaso sobre lo que me resta sanar en mí mismo y en mi vida, me basta con recordar los vínculos en los que aún tengo temas pendientes. Y como soy consciente de que es probable que me queden temas pendientes hasta muy avanzada edad, o quizás hasta mi último aliento, tengo la certeza de que este método me permitirá trabajar conmigo mismo durante toda mi existencia.

6 Este Modelo teórico se encuentra desarrollado en la siguiente bibliografía:

Daniel Taroppio, Interacciones Primordiales, Ediciones FUDEI, 2006.

Daniel Taroppio, Comunicación Primordial, Ediciones FUDEI, 2006.

Daniel Taroppio, El Vínculo Primordial, Op. Cit.

Daniel Taroppio, Danza Primal, Ediciones Continente, 2011.

Y el presente trabajo.

Meditación primordial

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