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INTEGRALIDAD, MEDITACIÓN, COACHING Y PSICOTERAPIA: AL CÉSAR LO QUE ES DEL CÉSAR

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Nuestra percepción de lo que rechazamos y consideramos que debería ser transformado no incluye sólo al mundo externo. Obviamente, también podemos auto-observarnos y rechazar algunos aspectos nuestros. Cuando esta percepción de lo que no nos hace bien en nuestro interior y el posterior trabajo de cambio se realizan de manera fluida, decimos que una persona está mentalmente sana, pues se transforma a sí misma y al medio ambiente de manera regulada, ecológica y satisfactoria. Sin embargo, esta función de autoobservación, detección de lo que no es satisfactorio y consecuente transformación, en muchos casos deja de operar de manera autorregulada. En estos casos el auto-rechazo se torna disfuncional y la persona pierde paulatinamente la capacidad de transformarse y transformar al medio ambiente de acuerdo con sus necesidades y respetando las de sus semejantes. Es entonces cuando aparecen el sufrimiento y, eventualmente, la patología.

Hay una creencia muy generalizada en los medios espirituales y es la que afirma que el acceso a los planos espirituales o no duales de la realidad transforma mágicamente lo que ocurre en las dimensiones materiales o duales. Para decirlo en otros términos, desde esta errónea mirada, bastaría con que un esquizofrénico meditara para que su padecimiento mental se sanare. Existe también la contraparte, que afirma que la psicoterapia basta para reemplazar a una práctica espiritual sistemática.

Lo cierto es que la práctica meditativa no sólo no reemplaza a la psicoterapia, sino que, en muchos casos, puede incluso estar contraindicada. El acceso a la trascendencia suele estar supeditado a un extenso trabajo de autoconocimiento en los planos más simples y cotidianos de la existencia. El trabajo sobre nosotras y nosotros mismos, sobre nuestras relaciones interpersonales, el desarrollo de nuestras potencialidades más básicas y la armonización de nuestras vidas es un requisito indispensable para pretender adentrarnos en los planos más sutiles de la realidad. Y muchas veces esto no es posible sin la ayuda de la psicoterapia (o el coaching, en caso de que nuestros desafíos no involucren condiciones patológicas), con profesionales que mantengan una postura abierta y ecuánime hacia la espiritualidad10. El descuido de esta condición, seguido de la permanente búsqueda de las alturas, acompañada de un desprecio de lo pequeño, lo bajo y lo cotidiano, puede terminar conduciéndonos a compartir el destino de Ícaro, quien, en su búsqueda omnipotente de alcanzar el sol con sus propias alas, sólo consiguió que éstas se quemaran, para terminar cayendo de manera estrepitosa. La enorme cantidad de personas que mantienen un brillante discurso de tono espiritual, mientras su existencia material constituye un caos, avala este planteo. Esto no implica que una persona con trastornos psicopatológicos no pueda tener acceso a experiencias espirituales, pero es preciso distinguir entre experiencias esporádicas y mantener una vida espiritual armónica e integrada a la vida cotidiana.

Del mismo modo, la psicoterapia no sustituye a la meditación. Si bien, correctamente instrumentada, constituye un excelente puente hacia la trascendencia, esto no implica que pueda llevar a los mismos resultados. De hecho, en muchos casos, hasta puede convertirse en un obstáculo.

Cuando un camino espiritual no asume el plano de la mente y sus complicaciones, especialmente la sombra y las relaciones interpersonales, termina convirtiéndose en una evasión. Cuando la psicología tradicional no asume el plano del espíritu, la psicoterapia se convierte en un laberinto en el que nunca trascendemos el nivel del ego, y por lo tanto se vuelve infructuosa e interminable.

Entonces, al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. A Freud lo que es de Freud y a Buda lo que es de Buda.

Interacciones Primordiales reconoce que las tradiciones espirituales nos han brindado las mejores herramientas para el estudio de los niveles superiores de la consciencia, mientras que la psicoterapia nos ha brindado las mejores herramientas para investigar los planos inferiores. Necesitamos una escalera para subir a la azotea y otra para bajar al sótano, si no, siempre un sector de la casa va a quedar descuidado.

Cada persona debe ser tratada en forma distinta, con respeto por los varios planos de conciencia en que presente sus planteos. Interacciones Primordiales no es un modelo reduccionista ni elevacionista11. No sostiene por ejemplo que los problemas espirituales son siempre producidos por trastornos sexuales (como lo hacen algunas teorías reduccionistas) o que los problemas sexuales son siempre espirituales (como lo hacen algunas teorías elevacionistas), sino que respeta el planteo de quien consulta y el nivel en que experimenta sus desafíos, adoptando una práctica personalizada e integral. Para ello se trabaja en diversos planos y con diversas disciplinas. Pero todas éstas deben surgir de una visión integradora del ser humano, la sociedad y el Cosmos.

Meditación primordial

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