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Nosotros en los otros

El periodismo es una de las profesiones que más depende de las otras y los otros, pero no solo porque a ellas y ellos buscamos llevarles la información que generamos, sino porque la información simplemente no existiría si no hubiese personas dispuestas a compartir su vida, historia, pensamientos y saberes con algún periodista.

Ryszard Kapuściński, en su obra Encuentro con el otro, señala que todo texto periodístico es en realidad la suma de diversas voces que se recuperan, ordenan, contextualizan y narran durante la labor de reporteo, pues, aunque ese texto lo firma un periodista o un grupo de ellos, este en realidad es siempre una obra colectiva:

Esos extraños, esos desconocidos, no solo constituyen una de las fuentes más ricas de nuestro conocimiento del mundo, sino que también nos ayudan en nuestro trabajo de mil maneras: nos posibilitan contactos, nos acogen en sus casas e, incluso, nos salvan la vida (2009: 32).

Sin embargo, para el periodista polaco, “esos extraños o extrañas” representan dos cosas a la vez. En primer lugar, representan al ser humano que, como nosotros, posee sentimientos y pensamientos únicos sobre el mundo y el hecho particular sobre el que queremos pedirles su testimonio; en segundo lugar, representan a sujetos que a través de sus expresiones tienen rasgos raciales propios y cosmovisiones e ideologías específicas del mundo, mismas que hablan y, en muchos casos, reflejan parte de la realidad cultural en la que se han desarrollado, adaptado y sobrevivido.

Esto es algo que no debemos de olvidar porque es muy común que en nuestro quehacer informativo terminemos reduciendo a las y los sujetos a meras fuentes informativas olvidando que son mucho más que eso, ya que si aspiramos a tener una mejor comprensión de sus mundos y trayectos de vida, debemos de entender desde dónde hablan y por qué es que lo hacen así. Entonces, no hay solo fuentes informativas, existen personas que poseen información, lo cual es totalmente diferente. Se trata de personas que tienen derechos y que debemos respetarles siempre.

Todo dilema ético gira siempre en torno a los otros

Javier Darío Restrepo (2004) señala que no es posible en el periodismo sostener y plantearse dilemas éticos si no se es consciente del peso que tienen las otras y los otros en nuestro quehacer informativo. Para el experto en deontología periodística, los dilemas éticos se resuelven sí y solo sí se conciben las implicaciones que tendrán en los otros nuestras decisiones; es decir, si la o el periodista se plantean un dilema en torno a la manera en que tal o cual dato o relato podría impactar la vida de las personas que nos compartieron algún testimonio o información.

Para ejemplificar esto, es menester que el periodista conozca qué es un dilema para diferenciarlo con claridad de una disyuntiva, circunstancia muy frecuente en el quehacer cotidiano de un periodista que siempre debe tomar decisiones entre qué información se debe quitar o mantener en un texto periodístico. Una disyuntiva es “una situación en la que hay que elegir entre dos cosas o soluciones diferentes”; en cambio, un dilema implica: “el razonamiento sobre las implicaciones que tiene el tomar una u otra decisión" (Restrepo, 2018: 35).

Seamos prácticos para comprender esto con un ejemplo. Imagina que estás frente a un hecho violento y la persona que, lamentablemente, perdió la vida es un conocido, pero a ti se te pide tomar la foto de lo que ha ocurrido. Al ser consciente de la persona que perdió la vida, por la relación personal, te planteas diversas preguntas como ¿es necesario tomar la fotografía?, ¿puede tomarse esta sin soslayar la dignidad e identidad de la persona?

Estas preguntas surgen porque en ese momento eres consciente de la persona y, por lo tanto, te planteaste un dilema que implica, por un lado, reconocer que quizá ese será su último retrato, pero, por otro lado, te interrogas qué es correcto hacer para cumplir con tu encomienda periodística. Ahí es cuando el dilema se hace presente, pues decidir tomar o no la foto ya no es tan simple porque ahora tienen gran peso las implicaciones de tal o cual decisión, tanto en la persona que perdió la vida como en sus familiares. Si decidimos tomarla, seguramente vamos a pensar de mejor manera el enfoque y el encuadre de la fotografía para respetar la dignidad de la persona fallecida, pero si decidimos no tomarla, debemos de sostener, desde lo periodístico, nuestra decisión.

Si te quedaste pensando en ello, ahora es posible que comprendas que el dilema existió porque “fuiste consciente de la otra persona en tu decisión”. Eso es justo lo que pasa en el periodismo cuando somos capaces de plantearnos dilemas éticos, pues estos no son posibles si no somos conscientes de los otros.

Los dilemas, no olvides, deben surgir siempre sin importar si conocemos o no a la persona, pues los cuestionamientos giran en torno al respeto de la humanidad y dignidad de las otras y los otros. Siempre es y deber ser así.

¿Cómo plantearse y resolver dilemas éticos?

Toda decisión periodística debe girar siempre en torno a los otros porque solo así seremos capaces de tener dilemas éticos que nos permitan tomar una mejor decisión. Debemos recordar —como sostiene también Javier Darío Restrepo— que los dilemas éticos no estriban entre “lo bueno y lo malo”, ya que no se trata de una cuestión moral, sino que es necesario reconocer cuál es “el deber ser” que dicta nuestra función como periodistas; por ello, todo dilema ético siempre debe apostar a decidir entre “lo bueno y lo mejor”. Esto aplica tanto para las personas que forman parte de nuestras historias como para quienes escribimos.

Javier Darío Restrepo, en su libro El Zumbido y El Moscardón. Taller y consultorio de ética periodística (2004) nos precisa que existen cuatro formas generales para resolver un dilema ético:

•Buscar siempre en la decisión que tomemos la mayor utilidad para las personas.

•No hacer a otros lo que no queremos para nosotros.

•Ponerse siempre en el lugar de los otros.

•Aplicar principios universales.

Las tres primeras son fáciles de comprender, aunque no siempre las aplicamos; en cambio, la cuarta supone una reflexión profunda tanto de nuestras decisiones como del propio sentido y responsabilidad social que implica ser periodista.

En el primer apartado de esta guía mencionamos que el periodista es ante todo “un profesional de la información que trabaja para conocer la verdad”, eso es un principio universal aplicable en cualquier lugar del mundo; sin embargo, muchas veces ese principio se ve trastocado cuando en aras de la verdad justificamos acciones y decisiones que trasgreden los derechos de las y los otros. Un documento rector de estos principios siempre es y será la Declaración Universal de Derechos Humanos.2 Si alguna de las decisiones que tomemos van en contra de principios universales como el respeto, entonces, es que debemos de echar mano de las otras fórmulas que Javier Darío Restrepo nos propone para resolver algún dilema ético, pero nunca olvidando que uno no decide para sí, sino en función de lo que es de mayor utilidad para todas las personas que participan en nuestras historias y para todas aquellas que al leerlas podrán conocer la verdad que queremos mostrarles.

Lineamientos éticos en el quehacer periodístico

Lo primero que debemos aclarar es que la ética y el periodismo son indisociables por esa intrínseca relación con los otros, pero sobre todo por la función y responsabilidad pública de las y los periodistas. La ética siempre debe ser una brújula en nuestro quehacer, como lo mencionamos, pero no se trata de saber discernir entre lo bueno y lo malo; al contrario, se trata de identificar lo bueno y lo mejor.

Siguiendo con las ideas de Javier Darío Restrepo, “la ética periodística resulta de la ambición del periodista a ser un profesional excelente. Es la obediencia del periodista a la naturaleza de su trabajo” (2008: 16). Esta definición nos da pie a identificar que la ética periodística es necesariamente un campo de autonomía donde cada periodista asume por compromiso y deber los lineamientos personales y profesionales que implica informar.

Estos lineamientos profesionales —que se pueden encontrar en los códigos de ética de organismos nacionales e internacionales de periodismo o en los manuales éticos de cada medio de comunicación— son las directrices deontológicas que marcan “el deber ser del periodismo” y, por tanto, son normas heterónomas porque alguien más las impone a aquellos que desean ser periodistas. Sin embargo, si no existe una decisión personal y autónoma por hacer de la ética, como ya expresamos, una brújula de nuestro quehacer periodístico, difícilmente podremos seguir o comprender los códigos deontológicos. Todo pasa, como asegura Restrepo, por la capacidad de decisión personal para ser ético.

¿Recuerdan que en el capítulo anterior enlistaron virtudes y defectos personales, así como el impacto que estos pueden tener en el periodismo que desean ejercer? Pues pensar en ello e identificar qué puede ayudarles o no para ser mejores periodistas, es ya un primer camino para comprender el peso que tiene y tendrá la ética en su carrera. Al final, no se trata solo de pensar la ética como una serie de normas o reglamentos por cumplir y a los cuales se puede acudir cuando existen dudas, por ejemplo: ¿Puedo hacerme pasar por otra persona para conseguir información? ¿Se puede emplear una cámara o micrófono escondido? ¿Puedo aceptar algún regalo de una fuente informativa? ¿Debo ocultar una verdad para no perjudicar a alguien que conozco? De esta manera, su acercamiento a los lineamientos deontológicos será a través de ustedes, pero no de los otros.

Restrepo precisa que al final se busca que las y los periodistas apuesten por la ética porque al hacerlo también se construye una actitud frente a la profesión; es decir, un modo de ser y estar como periodista donde la ética no es solo aquello que resuelve dudas, sino algo que nos debe constantemente plantear dilemas que nos lleven a ser mejores. Miren cómo cambian las preguntas descritas anteriormente bajo esta lógica: ¿Qué implica el uso de una mentira para conseguir información en la redacción de una nota? ¿Es honesto para una persona que se le grabe sin su consentimiento? ¿Qué pierde la audiencia cuando un periodista recibe algún regalo? ¿Qué debe hacer un periodista cuando la búsqueda de la verdad lo coloca frente a un conflicto de intereses?

Entonces, la recomendación es hacer de la ética periodística una decisión totalmente autónoma que los lleve a tomar más y mejores decisiones para siempre colocar en el centro de ellas a los otros y, al hacerlo, plantear dilemas que apunten a tomar siempre la mejor decisión. Finalmente, es necesario asumir que para ser periodista se debe ser un profesional que asume a la ética periodística no como un reglamento a cumplir, sino como una brújula para guiar nuestro camino a la utopía periodística que queremos alcanzar.

Nota

2La Declaración Universal de Derechos Humanos puede consultarse en el siguiente enlace: <https://www.ohchr.org/EN/UDHR/Documents/UDHR_Translations/spn.pdf>.

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