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El sentido público de la verdad

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Para que se pueda comprender la función social del periodismo, la o el periodista primero deberá saberse y reconocerse como socialmente necesario. ¿Qué significa esto? Que deben comprender cuál es el peso y sentido social de su profesión. Esto implica situarse en el contexto social a través de lo que su ejercicio informativo genera en el resto de la sociedad. Entonces, no se trata de pensarse solo como productores de información, sino de reconocerse como agentes productores de sentido, es decir, como sujetos sociales capaces de incidir en la realidad de su contexto mediante el manejo responsable y crítico de la información, ya que esta en su conjunto y a través de un proceso sociohistórico permite que las y los ciudadanos accedan a la verdad.

Para las y los periodistas, la verdad en sentido pragmático siempre debe ser su principal valor, ya que esta es un bien público y, por ende, pertenece a la sociedad. Por ello, desde nuestra profesión nos corresponde hacer todo lo posible para ejercerla, procurarla y defenderla frente a todos aquellos que buscan ocultarla, minimizarla o borrarla. Esta ardua labor es la que otorga a nuestra profesión un sentido público y una función social específica dentro del entramado social.

La verdad, por tanto, no es un elemento utópico o inalcanzable para nuestra profesión, sino el elemento central que buscamos alcanzar cuando cuestionamos, investigamos y contrastamos la información que vemos, leemos o recabamos a través de testimonios. En este sentido, la búsqueda de la verdad nos colocará constantemente frente a situaciones complejas que cuestionarán nuestra función social porque “encontrar la verdad” no es sencillo, ni tampoco es algo que ocurre en un solo acto; al contrario, es algo que se trabaja día a día mediante cada una de las decisiones que tomamos en nuestro ejercicio informativo cotidiano y que no está exento de las presiones personales, sociales, políticas y económicas que rodean el ejercicio periodístico.

Un periodista, para dar un ejemplo de lo anterior, trabaja sobre una realidad compleja que lo obliga a indagar lo que está ocurriendo no solo para informarlo, sino para hacer comprender por qué sucede y cuáles son sus posibles consecuencias. Esta realidad (R) representa un escenario de acción donde la o el periodista debe buscar la verdad (V), la cual podemos colocar como una utopía (U) posible.

Figura 1.

Realidad, utopía y verdad


Fuente: Restrepo, 2018.

Este esquema, propuesto por Javier Darío Restrepo, trata de exponer que todo periodista dentro de un escenario real deberá tomar decisiones que lo acerquen a la utopía de alcanzar la verdad; por tanto, esta no se verá como algo imposible, sino como una meta a la que es posible acceder mediante las decisiones periodísticas que tomemos a lo largo del camino. Pero esa verdad, como ya expresamos, no pertenece ni al periodista ni al medio en el que labora, esa verdad pertenece a la sociedad porque es un bien público del cual la o el periodista tiene la responsabilidad social de dar a conocer. Ahí estriba una de las principales características de la función social del periodismo, ya que nos toca dar a conocer esa verdad mediante un proceso meticuloso de investigación, pues no hay periodismo si no existe una indagación que nos permita acceder a las distintas verdades que convergen en una sociedad.

Entonces, ¿qué hace un periodista? Líneas atrás señalábamos que este busca, recolecta, graba, investiga, sintetiza, redacta, selecciona, edita, imprime, divulga, publica y difunde informaciones, noticias, ideas, imágenes u opiniones de interés general; sin embargo, también podemos señalar que mediante este proceso busca producir una verdad en el sentido más público de su expresión. Para hacerlo, debe mantener la claridad y honestidad entre los valores irrenunciables de esta profesión y aquellos valores personales.

Periodismo y derechos humanos

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