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Informar o construir la realidad: el hecho periodístico

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El periodista y escritor Sergio Ramírez, durante un taller en la Fundación Gabriel García Márquez, hizo una muy buena disertación entre un hecho periodístico y un hecho literario. Para él, un hecho periodístico es “aquel que tiene características reales porque se consuma en el mundo concreto, que a la vez tiene relieves perceptibles a los sentidos”; es decir, es algo que puede verificarse por aquella persona que está frente a una pieza informativa. Sin embargo, ese hecho es cambiante porque su descripción, explicación e interpretación dependen de “una experiencia determinada y común a un grupo, [que] pasa a ser asumida de manera distinta por cada testigo dependiendo del ángulo en que se encuentre” (2016).

Esto nos presenta dos temas fundamentales. Primero, un hecho periodístico debe ser algo verificable, pero también es algo que no se compone de una sola mirada, sino de una serie de experiencias que permiten tener diversos ángulos sobre el mismo hecho. Si nos sujetamos a ello, entonces, podemos comprender que “toda nota” requiere de datos que puedan dar veracidad a la información, pero también de testimonios que amplían la perspectiva del hecho. Si lo aprehendemos de esta manera, dejaremos de creer que toda nota debe de tener como mínimo dos o tres fuentes y determinados datos concretos, pues no se trata de cumplir con un mandato, se trata de darle mayor veracidad y verosimilitud al hecho social sobre el que estamos reportando.

En segundo lugar, otro elemento que nos aporta Sergio Ramírez es que ese hecho social se convierte en un hecho periodístico cuando pasa por un proceso de construcción periodística; es decir, no se trata per se del mismo hecho que sucedió. En realidad, se trata de un hecho que ha pasado por una perspectiva periodística que implica el construir alrededor del hecho un contexto, un contraste y una perspectiva. Nuestro trabajo, más allá de que así lo pregonen cientos de eslóganes de medios o periódicos, no es reflejar la realidad, sino producirla para que pueda llegar a la audiencia como información que le permita comprender un hecho y no solo saber de él.

De lo anterior se deriva que “información” no es sinónimo de “periodismo”, aunque el periodismo genere información. Hacer periodismo conlleva una serie de procesos que convierten un hecho social en una pieza informativa que no solo ayuda a saber qué, quién, cuándo, dónde, cómo y por qué, sino también a comprender qué implica y qué consecuencias tendrá ese suceso. Para Sergio Ramírez, la clave está en que la o el periodista pueda identificar los elementos que un hecho social posee y cómo con estos puede construir una pieza informativa que tenga como centro aquello que es de importancia para todas y todos. Como periodistas, no solo informamos sobre lo que es relevante para nosotros, informamos sobre lo que es públicamente importante para la sociedad, lo que también implica que muchas veces le contemos sobre cosas que ignora o que no sabe que suceden. No olviden que nuestro deber siempre será contar lo que otros mantienen oculto.

Por otro lado, la diferencia entre un hecho periodístico y un hecho literario es que el primero se sustenta en el mundo concreto de las cosas, en tanto que el segundo descansa más el plano subjetivo de las ideas, donde lo relevante no es la verificación del hecho, sino los criterios que lo hacen real frente a los lectores. Esto último es algo que también hace el periodista, pero lo hace sustentado en hechos que pueden ser verificables por la audiencia. Al respecto, Sergio Ramírez señala:

Lo que le interesa al periodista y al escritor es la verosimilitud. Esto quiere decir que si se proponen contar una historia de hechos reales o de hechos ficticios, los datos que ambos tienen que ofrecer deben ser verosímiles para que el relato tenga credibilidad. No se olviden que la credibilidad es un elemento importante tanto en la literatura mentirosa de ficción como en la literatura real de reportaje o de la crónica.

Esto es lo que en literatura llamaríamos realismo, que es cuando la imaginación surge como una transformación o una emanación del material de la realidad. Es decir, cuando yo como escritor puedo imaginar el vaso transparente o de varios colores y lleno de líquido negro, rojo o verde. Mientras que el periodista no puede hacer eso. Si el vaso está en el lugar de los hechos tiene que ser puesto en el texto tal y como estaba. Como periodista no tengo las libertades que tengo como escritor. Sin embargo, ambos, periodista y escritor, tienen que hacer ver verosímil el vaso ante los ojos del lector (2002).

Es importante prestar atención a esto porque es algo que no es capaz de observar la o el periodista que, en su afán de hacer periodismo narrativo, se olvida de la centralidad que tiene la verificación de la información. Por tanto, verificación, veracidad, verosimilitud y credibilidad son elementos centrales en la construcción de un hecho periodístico, sobre el cual es importante decir, una vez más, que no se trata de una construcción fidedigna de la realidad, sino de la producción de dicha realidad a través de la experiencia y trabajo de las y los periodistas. Es en este trabajo donde son y deben ser claves tanto los criterios técnicos (reportería y redacción periodística) como los componentes éticos enmarcados en la función social y el deber ser del periodismo.

Sobre esto, uno de los principales teóricos del periodismo, Gaye Tuchman, en su obra Making News: A Study in the Construction of Reality, describió a la noticia como “una ventana cuyo marco delimita la realidad a la que se tiene acceso, limitando la percepción de otra realidad diferente y centrando la atención en ese fragmento específico” (1978). De ahí que se entienda a la producción periodística no como un reflejo de la realidad, sino como la producción de dicha realidad que puede o no delimitar su comprensión. Este proceso, desde luego, resulta de una acción colectiva donde el periodista debe desarrollar la capacidad para moldear la realidad (no manipularla) de tal manera que esta pueda llegar al lector de forma clara y contundente, pues las personas acuden a nosotros para conocer y comprender lo que está pasando, ni más ni menos.

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