Читать книгу El principio de la presión - Dave Alred - Страница 17
Amigos cuadrúpedos
ОглавлениеHace algunos años, a fines de la primavera, se me acercó una madre preocupada por su hija de dieciséis años. La hija era una jineta talentosa, pero tenía una postura muy encorvada que le costaba puntos cuando competía en una exhibición. Lo peor era que cuando la muchacha tomaba conciencia de ello, sentía más la presión del evento, lo cual empeoraba aún más su postura. Además, como muchas otras chicas de dieciséis años, pasaba la mayoría de sus tardes encorvada sobre sus libros o su laptop, estudiando para sus exámenes.
Me encontré con la madre y la hija en un café y le pedí a la adolescente que se sentara derecha como si montara un caballo e imagine que tenía el control de todo lo que aparecía en su campo visual. Observé que era físicamente capaz de adoptar una postura de mando cuando su mente se predisponía a ello, pero no era algo que le surgiese espontáneamente y no tenía demasiado tiempo libre para practicarla. Se me ocurrió una idea.
Recordé mi trabajo previo con el equipo de polo de Inglaterra y le di un elástico con forma de 8 para que sostuviera sobre los hombros. Le pedí entonces que se siente sobre un banquillo como si montara a caballo. ¡Su postura era perfecta! Había encontrado un régimen de entrenamiento para ella y todo lo que necesitaba era un temporizador de cocina y una pelota como las que suelen encontrarse en los gimnasios. Podía entrenar mientras hacía la tarea escolar sentándose a horcajadas sobre la pelota como si estuviese montando a caballo, sosteniendo el elástico 8 sobre sus hombros y adoptando una postura de mando. Al principio haría sesiones de quince minutos, luego le agregaría cinco minutos cada tres sesiones hasta que estuviese en condiciones de realizar todos sus estudios y tareas escolares en una postura de mando. El gran resultado, según me contó su madre, fue que no solo mejoraron su postura y su desempeño en las exhibiciones, sino que también lo hizo su concentración en los estudios.
Esto puede sonar a un equivalente moderno de las jóvenes que en la escuela aprendían a llevar sus libros sobre la cabeza para aprender a caminar erguidas, pero el hecho cierto es que en este caso dio buen resultado y podría ser útil para ti también. Quizás te avergüence el hecho de sentarte frente al escritorio portando una banda, pero sentarte en una postura de mando tendrá efectos positivos no solo en tu cuerpo –no más hombros caídos y sus consecuencias en el cuello y la espalda– sino también en tu estado mental, especialmente cuando está bajo presión. Te sentirás más alerta y predispuesto. Para empezar, solo quince minutos por la mañana y otros quince a la tarde, luego los vas aumentando (puedes usar tu teléfono como temporizador) y pronto notarás los beneficios. Una vez que hayas practicado lo suficiente como para que se convierta en una postura natural, puedes dejar de lado la banda de resistencia. Aun cuando estés de pie todo el día, si trabajas en un comercio o un depósito, los efectos también son beneficiosos. Incluso lo podrías hacer mientras conduces un automóvil para evitar la clásica postura gacha de los atolladeros de tránsito.