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Judá tiene relaciones con Tamar (38:16b-23)

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… y le dijo: ¡Deja que me llegue a ti! (pues no sabía que era su nuera). Y dijo: ¿Qué me darás por llegarte a mí? Y él dijo: Yo mismo te enviaré un cabrito del rebaño. Y ella dijo: ¿Me das alguna prenda hasta que lo envíes? Él dijo: ¿Cuál prenda te he de dar? Y ella respondió: Tu sello, tu cordón y la vara que tienes en tu mano. Y él se los dio y se llegó a ella, y ella concibió de él. Tamar se levantó, se fue, se quitó el velo y vistió las ropas de su viudez. Y envió Judá el cabrito de las cabras por medio de su amigo el adulamita, para tomar la prenda de mano de la mujer, pero este no la halló. Y preguntó a los hombres de su lugar: ¿Dónde está la prostituta de Enáyim, que estaba junto al camino? Y ellos le dijeron: Ninguna prostituta ha estado por aquí. Y vuelto a Judá, le dijo: No la he encontrado. Además, unos varones del lugar dijeron: Ninguna prostituta ha estado por aquí. Y Judá dijo: Que se quede con ellas para que no seamos menospreciados. Ya ves que envié este cabrito y tú mismo no la encontraste.

Judá no tardó en presentarse. No sabemos si ella le hizo señales de invitación o si su suegro, recién enviudado, tenía la libido tan subida que no necesitaba invitación alguna. En todo caso, él entró en negociaciones para poder tener relaciones sexuales con ella. El trato acordado era que él le entregaría un cabrito y, como garantía de esa entrega, le dio varias prendas suyas: su sello personal,59 que llevaría colgado de su cuello por medio de un cordel,60 y su bastón, que sin duda tenía una forma distintiva.

Tan pronto como se hubo consumado la relación sexual, Judá prosiguió su camino a Timná y Tamar volvió a su casa quitándose el disfraz de prostituta. Al menos, Judá no engañó a Tamar en cuanto al acuerdo negociado, sino que envió fielmente a Hira con el cabrito, pero no había manera de encontrar a la prostituta. Había desaparecido. Además, los hombres de Enáyim le aseguraron que no habían visto a prostituta alguna por allí. ¡Todo un misterio! No hay nada que hacer. Judá ha cumplido con su parte. Si la prostituta no aparece para recibir su pago, él no tiene la culpa. Decide olvidarse del tema y dar por zanjado el asunto.

La vida de José

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