Читать книгу El camino es nuestro - Elena Fortún - Страница 27
Оглавление¿POR QUÉ? [IV]
Hemos recibido una carta de una suscriptora que dice así:
«Mi amiga y yo nos escribimos pocas veces, a pesar de querernos mucho. No pertenecemos a la clase de personas epistolares, y cuando nos ocurre algo importante tenemos miedo de alterar la verdad al escribir. Por esto, nuestra correspondencia se reduce a dos o tres cartas al año.
Pero he aquí algo extraordinario: cuando yo un día me decido a escribirle, nuestras cartas se cruzan y recibimos a un tiempo ella la mía y yo la suya. En el mismo día, las dos hemos sentido la necesidad de comunicarnos. Como esto se ha repetido ya muchas veces, hemos decidido poner junto a la fecha la hora, y de cinco veces, cuatro hemos coincidido.
Lo he contado a varias personas, y estas o me han dicho que todo ello es una coincidencia (lo cual me parece absurdo) o me dicen que es un caso de transmisión de pensamiento muy corriente y ya admitido por la ciencia».
El caso contado por nuestra comunicante es corrientísimo, y todos hemos podido comprobarlo alguna vez en la vida. Lo que ocurre es que preferimos creerlo una casualidad antes de dejarnos invadir por la inquietud de lo desconocido. Y sin embargo, la telepatía es ya un fenómeno conocido y explicado, y ya nos han dicho todo lo que puede decirse de las vibraciones del pensamiento y de los cerebros transmisores y receptores.
Pero ¿qué es esta vibración sutilísima de nuestro pensamiento que se pierde siempre en el aire, pero que un día, sin saber por qué, toma una dirección y va apartando toda la red de pensamientos humanos y buscando a ciegas el cerebro único en que aquel pensamiento tiene sentido? Lo que sabemos es que la enfermedad, el histerismo, la proximidad de la muerte acrecientan estos poderes sobrehumanos como si la salud hiciera recogerse al alma en el último rincón oscuro de la materia triunfante.
No debemos desechar un hecho por lo que este tenga de extraño, ni burlarnos de aquellas personas que parecen dotadas de una facultad que a nosotros creemos que nos falta. Sabemos que alguna vez todos hemos recibido una carta fechada el mismo día en que nosotros, inclinados sobre un papel, poníamos nuestro espíritu a tono con el de nuestro amigo. Lo que aún no sabemos es por qué se produce tan pocas veces y por qué no es siempre la persona más querida la que recibe esta comunicación a través del espacio.
La Moda Práctica, 20 de agosto de 1927