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Cuando encendió la tele y les pasó cigarrillos preguntaron si no tenía una cerveza, les abrió una a cada uno, de litro, después de la reunión los invitaba a su casa para planificar las actividades de la semana y hasta del año: que la Asunción de la Virgen y el Mes de María, la Semana Marista y el día del Beato Marcelino, los postulantes que aceptarían y las personas que expulsarían del movimiento, porque no iban a reuniones o por lo que fuera. El Godoy dijo que tenía que irse a estudiar Biología; Morales, qué bueno, que leyera el Glavic y Ferrada, pero sobre todo el Villee, que ahí salía toda la materia, con el Pelúo se quedaron con las pilseners y los Lucky americanos, medio dormidos miraban el primer plano de esa verga enorme entrando en la conchita, Morales se reía mientras ellos se pajeaban rapidito, rollitos de confort para después, en la tele la Cicciolina —la original— meando sobre una vagina abierta, la Cicciolina cagando sobre la guata de un negro; me voy a pajear, quédense ustedes acá tranquilos, y se quedaban tranquilos y después de la primera se echaban otra y luego otra, total había permiso hasta tarde. Después Morales ofrecía un pisco, ¿y por qué no?, el Pelúo guitarreaba mientras el Cura vomitaba en el baño, bolitas de menta caminando para la casa.

Al Mes de María acudía media ciudad hasta la punta del cerro; con flores a María, que Madre nuestra es, Pelúo tocaba todos los instrumentos, el Cura llegaba a las siete y media y armaba el altar; de nuevo aquí nos tienes, purísima doncella, más que la luna nueva, postrados a tus pies, ayudaba al sacerdote con el cáliz y las hostias, además lo dejaban dar la comunión. Todo Marcha y Eje se hacían presentes en la ceremonia, los más grandes se pasaban del carrete a la misa, al hermano Fernando no le gustaba, ni a Morales, ni al hermano Teófilo. Con el frío se le translucían los pezones a la Marisol a través de la polerita corta, los Scouts habían intentado forestar el cerro y el resto aprovechaba de regar los árboles que no se habían robado «los marihuaneros», los imberbes dominaban la situación y las viejas beatas eran las invitadas, los niños bien de la ciudad reinaban desde su cima el Valle del Aconcagua completo. Después a la Plaza de Armas a dar vueltas hasta las doce que tocaba la otra misa, en la iglesia Santa Rosa: las mejores mujeres de Los Andes y los hombres que eran, la parábola del Hijo Pródigo y la historia de Saqueo; antes de la comunión hay que estar todos confesos y libres de pecado, ningún problema para los del Chacabuco que se confesaban cada dos semanas, total la masturbación era el único pecado que importaba al cura confesor, bofetada a Sotito por culearse a su nana o a su mama según las palabras del Cura, total que renunció para siempre al catolicismo y se dedicó mejor al colocolismo, que ese año saldría campeón de Chile y que además ganaba casi siempre, no como los curas y no como la Católica que era su equipo y el del hermano Fernando; el hermano Teófilo no tenía equipo ni le gustaba el fútbol, su mamá guardaba una camiseta de la Católica de cuando el papá jugaba de arquero, así es que él era hincha de la Cato como varios en el curso, aunque no ganaba nunca la mamá le contaba que antes había ganado, con Tito Fouillioux y Néstor Isella, que total salían en la tele, y el Sapo Livingstone que era tan guapo y tan caballero, así es que ese año se convirtió en arquero del curso y pronto en suplente del suplente de la selección, no era muy difícil, nadie quería jugar en ese puesto maldito. A la salida de misa se juntaba con Daniela al frente de los juegos Diana, manito y besitos, Montenegro y Briones campeonaban en los flippers y Matus en el Pacman, Guatón Eriza se peleaba con Cara de Loco, solo suspendía el momento el pasar de la Cicciolina: carita coqueta, culo y tetas de mujer de treinta, piernas, se rumoreaba que se la culeaban todos, pero Pablo no conocía a nadie, rubiecita, pecosita, a la salida de misa.

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