Читать книгу La peste en el cine - Flavio Borghi - Страница 17

Contagio: remakes de metralletas y fitness

Оглавление

Hay dos versiones más en largometraje de Soy leyenda. The Omega man (1971), de Boris Sagal, protagonizada por Charlton Heston, quien luego de Planet of the Apes (1968), se perfilaba como figura destacada de películas de ciencia ficción. (26) En The Omega man, el Neville de Heston mira solitario en un cine el documental Woodstock: tres días de paz y música (1970) y dice que ya no se hacen películas así: “Gran película. Duró tres años en cartel”. El chiste es que la película quedó en exhibición cuando la peste exterminó a la humanidad, de ahí “su éxito”. Un entrevistado del documental, participante del mítico festival, dice emocionado: “Ver, darte cuenta de lo que realmente es importante. El hecho que si no podemos vivir juntos y ser felices, si hay que ir a la calle con miedo… ¿qué clase de modo de vivir es eso?”. Pero las entusiastas proclamas de paz y amor no prosperaron. Una guerra entre China y Rusia liberaron bacilos microscópicos y generaron una pandemia mundial. (27)

Los síntomas son el ahogo y la pérdida del conocimiento. Muerte en pocos minutos. La alerta del gobierno: “Stay at home¡” (“!Quédate en casa¡”) porque los hospitales están abarrotados.

Aquí los vampiros son conscientes de su condición y actúan con convicciones extremas. Se configuran como una secta religiosa fanática y aplican métodos inquisitoriales. Incluso sus atuendos están marcadamente estereotipados como monjes dementes de tiempos oscurantistas. Desprecian la civilización que los condujo hasta su actual estado y su propósito es refundar la humanidad siendo ellos los legisladores de la nueva naturaleza, que supere incluso los odios raciales. Neville, con su inmunidad, su vida diurna, su ciencia y su manejo de las armas de fuego, representa el último estertor de un periodo civilizatorio que debe ser finalmente extirpado.

Por otra parte, Neville se relaciona con una mujer sana (miembro de un nimio grupo de no infectados). Lisa es una mujer afroamericana, joven y bonita (para que “encaje” como la pareja del héroe del filme que ronda los 40 y pico, aunque en la novela también sea descripta como una mujer de cerca de 20 años). Son momentos en los cuales se encuentra una alteridad humana que ha cortado los años de vagar solitario. Por fin, alguien con quien hablar, reír, compartir una caricia, la cama. Por instantes parece que se vuelve a cierta normalidad pre-extinción. Ergo, ¿cuál es el comportamiento destacado de sentirse de nuevo normal? Salir a buscar provisiones juntos, bromear mientras se eligen los productos de las tiendas vacías. Un émulo de salir de compras. “¿Me das las tarjetas de crédito?”, ríe Lisa. En el ADN de la vuelta a la normalidad está la secuencia de volver a consumir.

En la imagen final de la muerte de Neville, su representación crística del Salvador no es tan elaborada como la versión de Price, pero su cuerpo queda explícitamente en la posición de un Cristo crucificado. Él dio su vida para salvar al resto humano. (28)

El otro remake retoma el título de la novela: Soy leyenda (I am legend, 2007), dirigida por Francis Lawrence y protagonizada por el afroamericano Will Smith. Con una notable carga de CGI (29), sus efectos son visualmente aceptables, aunque sin todavía la resolución hiperrealista que se conseguirá después. La visión de una Nueva York despoblada muestra el avance de la vegetación por doquier y la libre circulación de animales que antes veríamos en el zoo o en parques protegidos. La retracción de la huella ecológica del hombre sobre la tierra permite el resurgir de la naturaleza salvaje y no domesticada. En una esquina, un cartel interpela a transeúntes ausentes: “Dios aun nos ama. ¿Nosotros aun amamos a Dios?”.

El origen de la pandemia aquí es presentado como la mutación de un virus modificado biogenéticamente para la cura del cáncer. Al principio se creyó que funcionó, gran felicidad por el logro de la ciencia, pero luego, todo se salió de control de un modo irreversible.

Este Neville de Smith tiene sus particularidades, propias de la cultura de principios del siglo XXI. Mientras está cazando en busca de un “filete” para comer, le cede la presa ya en su mira a una pareja de leones con una cría. Quizás no sea vegano, pero aun en el apocalipsis es “un buen tipo” con conciencia de la protección animal y esa noche se conformará con vegetales como cena.

Por otra parte, cuando se encuentra con Anna, una sobreviviente, se entabla la discusión religiosa: ella es cristiana, cree que Dios la ha guiado hasta ahí, y que existe una colonia de no infectados: “Dios tiene un plan”. Neville, científico, se atiene positivistamente a los datos duros de la catástrofe: números y porcentajes. Todos murieron o se infectaron. No hay ni colonia ni plan divino: “Dios no existe”.

Al final, Neville se sacrifica para salvar a Anna, pero no hay ninguna referencia crística. En todo caso, la resolución del filme confirma la creencia de la mujer.

La peste en el cine

Подняться наверх