Читать книгу El arte de la composición Enriquece tu mirada fotográfica - Fran Nieto - Страница 39
La composición en nuestro ADN
ОглавлениеComo seres humanos tenemos una percepción estética que viene dada por nuestra genética y por nuestra formación. El sentido compositivo forma parte de cada persona en mayor o menor medida. Cuando nos encontramos con una composición adecuada apreciamos con claridad el mensaje y reaccionamos emocionalmente.
Los estudios sugieren que incluso los individuos sin conocimientos en artes visuales otorgan calificaciones más altas a pinturas originales que a copias. Estas observaciones sugieren que una obra estéticamente agradable será aquella en que la disposición que el artista considera más adecuada es también preferida por los no artistas. Estos hallazgos encajan bien con el principio de Pragnanz de la psicología Gestalt (también llamada corrección visual) y proporciona una evidencia del universalismo de la experiencia estética. Este axioma explica que lo percibido por un individuo es mucho más que la suma de la información que generan sus sentidos.
La interpretación y entendimiento de estas capacidades innatas y aprendidas ha ocupado a los grandes maestros de la pintura durante buena parte de nuestra historia, desde que nuestros antepasados comenzaron a pintar en las cavernas hace unos 40.000 años con la intención de contar una historia importante mediante imágenes. Grandes genios como Giotto o Leonardo da Vinci simplemente encontraron algunos de los patrones que regulan nuestra visión del mundo y la plasmaron de la mejor forma que supieron.
Los colores, la repetición de los árboles, la distribución de la luz, las proporciones del marco… son valores estéticos universales que se traducen en sensaciones al llegar a nuestro cerebro. Nuestro ojo recorre la escena guiado por las líneas que forman los árboles, mientras la claridad de la casa funciona como un potente atractor visual. Como fotógrafos necesitamos conocer cuál es el mensaje que realmente emitimos con cada variación de los elementos que forman parte de nuestras tomas.
Óptica de 50-140 mm 1:2.8 a f/5,6 durante 1/80 s con ISO 400. Polarizador en portafiltros Lucroit.
Giotto (1267-1337) dio un vuelco importante a la pintura anterior a su época mediante el uso de la perspectiva y del incremento de la paleta cromática con el fin de plasmar la naturaleza de la mejor forma posible. Leonardo da Vinci avanzó en el camino iniciado por Giotto pintando la Última Cena, en la que la figura centrada de Cristo atrae todas las líneas de la imagen mediante una compleja composición matemática. Tras ellos Sandro Botticelli aprendió a emplear colores vivos y composiciones más elaboradas y complejas. Caravaggio (1571-1610) profundizó poderosamente en el estudio de la luz y la sombra. Jan Vermeer (1632-1675), alcanzó un detalle tan perfecto en sus paisajes urbanos que casi parecían fotografías, gracias al uso de la cámara oscura para trazar el dibujo y completar después la pintura en el estudio. Las conclusiones alcanzadas han dado fundamento a una serie de reglas que han prevalecido hasta la actualidad.
Este afán por disponer de la mejor forma posible los elementos de una imagen ha entretenido a las culturas occidentales y orientales que llegaron a conclusiones muy similares, como no podía ser de otro modo.
Estas dos imágenes sólo se diferencian en unos pocos pasos de distancia y apenas las separan unos minutos, los que estuve esperando a que las nubes cubriesen por completo el fondo del árbol. En la primera toma, las ramas lo superan claramente por encima, compitiendo en importancia con el monumento. Las líneas diagonales de la segunda implican una mayor sensación de verticalidad al tiempo que dirigen más eficientemente la mirada.
Óptica de 10-24 mm 1:4 a f/6,4 durante 1/100 s con ISO 400. Polarizador en portafiltros Lucroit.
Pinturas como las del genial autor japonés Hiroshige (1797-1858) tienen enormes coincidencias con otros pintores occidentales, más allá de las paletas de color que empleaban ambas culturas. La disposición del horizonte, el uso de líneas y del espacio, evitar zonas luminosas y la atención a las esquinas eran similares a las que habíamos validado como correctas en Europa.