Читать книгу Comentario al texto hebreo del Antiguo Testamento - Job - Franz Julius Delitzsch - Страница 16

4. Sistema de acentuación. Escritura en verso, estructura de la estrofa

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Los tres libros así indicados (Job, Proverbios y Salmos) tienen, como se sabe, esto en común: con la excepción del prólogo y el epílogo de Job, ellos han sido puntuados conforme a un sistema especial, que yo he discutido y precisado de un modo completo en mi comentario a los Salmos y en la edición de S. Baer, Salmos (Leipzig 1961). Este sistema de acentuación está construido, como el sistema de acentos de los textos en prosa, sobre la ley fundamental de la dicotomía, pero está determinado por una mejor organización, y por un desarrollo más expresivo y melodioso. Sin embargo, solo han sido conservados los acentos de la prosa, no los métricos o poéticos (con la excepción de algunos fragmentos). De todas formas a partir de esos fragmentos podemos descubrir la manera en que la lectura de la sinagoga dividía los pensamientos recogidos en forma de versos masoréticos, en dos divisiones principales, pasando una y otra vez a divisiones menores, y cómo se conectaban o separaban las mismas palabras.

Sabemos también que el ritmo musical se acomodaba todo lo posible al ritmo lógico del discurso, de manera que la acentuación constituye una fuente importante para descubrir la exégesis tradicional del texto y ofrece una gran ayuda para el intérprete. Más aún, la tradición supone que estos tres libros (Job, Proverbios y Salmos) se hallaban divididos de un modo especial, donde el texto aparecía fijado en forma de líneas cortas.

Según eso, en este caso, la palabra פסוק, verso, no significa originalmente un verso masorético, sino una sentencia separada, es decir un estico, στίχος, indicado en el texto a través de un signo distintivo grande, como por ejemplo en Job 3, 3, “Perezca el día en que yo nací y la noche en que se dijo: un varón ha sido concebido `rb,g") hr"hoå rm;ªa'÷ hl'y>L:ïh;w> AB= dl,W"åai ~Ayà db;ayOæ. De esa manera, el verso masorético queda dividido en dos partes, pero según el orden antiguo debería dividirse en dos esticos, στίχοι: AB= dl,W"åai ~Ayà db;ayOæ 6`rb,g") hr"hoå rm;ªa'÷ hl'y>L:ïh;w>

Esta observación resulta importante. Para reconocer la estructura estrófica de los poemas hebreos deben tenerse en cuenta los στίχοι, a través de los cuales fluye el pensamiento estrófico conforme a un flujo textual bien medido. En esa línea, el paralelismo, que debemos reconocer también como ley fundamental del ritmo de la poesía hebrea, conforma la evolución del pensamiento no siempre en dos miembros, sino también, a menudo, en tres, como en Job 3,4; 3, 5. 6. 9 etc. Por otra parte, la formación poética no se reduce a esto, pues, como se muestra claramente en los salmos alfabéticos7, existen otras formas de combinaciones, como el mismo Ewald se ha inclinado a reconocer recientemente8, uniendo dísticos y trísticos en unidades mayores, formando un círculo completo de pensamiento. En otras palabras, los esticos pueden reunirse en estrofas de cuatro, de ocho o de aún más línea, formando así párrafos que se muestran en sí mismos como estrofas, en la medida en que se refieren entre sí y cambian simétricamente.

Hupfeld ha objetado que estas estrofas, que son como agregados que se forman con un número simétrico de esticos, se oponen a la naturaleza del ritmo formado por paralelos iguales, que no pueden sostenerse sobre un pie o pensamiento básico, sino que necesitan dos. Pero esta objeción resulta inválida; es como si dijéramos que, dado que un soldado tiene dos piernas, los soldados solo pueden marchar de uno en uno y no en una fila o compañía.

Esto puede verse en Job 36,22-25. 26-29 y 30-33, donde el poeta comienza tres veces con הן, y las tres veces la sentencia que así comienza está formada por ocho líneas. ¿No deberíamos decir que aquí estamos ante tres estrofas de ocho líneas que comienzan con הן?

De todas formas, aquí no sostenemos en modo alguno que el libro de Job está formado siempre por discursos en forma de estrofas de tipo poético. Este libro consta más bien de párrafos que, con cierta frecuencia se dividen en estrofas simétricas. En esa línea, el hecho de que el autor no siga siempre con regularidad un esquema de simetría en paralelismo o de estrofas múltiples se debe a la libertad artística que mantiene para no sacrificar ni la verdad ni la belleza de los discursos.

Nuestra traducción, distribuida en párrafos, y el esquema del número de esticos del párrafo, que colocamos encima de cada discurso, mostrará que la distribución del conjunto es, después de todo, de tipo más estrófico que lo que permite su carácter dramático, según el arte poético clásico y moderno9.

Algo semejante hallamos en el Cantar de los Cantares, donde la división de las estrofas se ajusta mejor a su carácter melodramático. En ambos casos la división debe explicarse a partir del hecho de que la poesía hebrea es fundamentalmente lírica, y que incluso en sus momentos dramáticos no se ha liberado de su carácter lírico, ni ha alcanzado una completa independencia. Más aún, el libro de Job no se puede tomar como un drama completamente desarrollado. El prólogo y el epílogo aparecen como historia, y los discursos por separado están introducidos de un modo narrativo, aunque el centro de los discursos sea de tipo lírico. En ese último sentido (a excepción de Job 2, 10) el libro del Cantar de los Cantares es más directamente dramático que el de Job10.

El carácter dramático del Cantar aparece vinculado a su forma estrófica y en relación con la forma narrativa que sigue estando al fondo de toda la obra. Pues bien, en contra de eso, el libro de Job no puede ser considerado como drama, si es que tenemos en cuenta la idea de G. Baur11, según el cual la visión dramática y escénica son inseparables, porque los judíos entraron por primera vez en contacto con el teatro a través de los griegos y romanos12.

De todas formas, resulta cuestionable que el drama presuponga siempre la existencia de una representación escénica, como supone A. W. v. Schlegel, en sus Vorlesungen über Dramatische Kunst und Literatur. En contra de eso, Goethe afirma más de una vez que el drama y la composición para ser representada en un escenario pueden separarse, y admite que en el Cantar existe “una trama y desarrollo dramático”13.

Comentario al texto hebreo del Antiguo Testamento - Job

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