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Capítulo 11 Panamá Jack

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Septiembre 2019

José Antonio se levantó temprano ese sábado. Tenía que pasar a dejar a uno de sus hijos al colegio para un partido de fútbol, y luego se dirigiría a una actividad con un grupo de exuniformados de las FF.AA. que llevaba más de dos meses invitándolo para poder presentarle un petitorio de reivindicaciones que, según ellos, el presidente no había querido escuchar, pese a que en la campaña de 2009 les había prometido incorporar en su programa de gobierno.

Estaba solo tomando desayuno en la amplia mesa de la cocina de su casa cuando su semblante cambió abruptamente. Levantó el diario de la mesa y se puso sus lentes de lectura. Un pequeño vacío se instaló en el centro de su estómago y solo atinó a expresar un garabato en voz alta. En ese momento entraba su señora en bata de levantarse y se quedó mirándolo con sorpresa.

–¡No seas grosero, José Antonio, te pueden escuchar los niños! –atinó a decir, aunque su marido ni siquiera se percató del reto.

Cinco minutos después sonaba su celular. Era un periodista de El Mercurio que quería su opinión acerca de la noticia que estaba remeciendo las redes sociales pese a ser sábado por la mañana. El exdiputado respondió con la adrenalina a mil.

–Mira no tengo idea de por qué escribieron esta nota, solo te puedo decir que es completamente falsa, yo no tengo negocios en Panamá, pero me llama la atención que sea La Tercera el medio, es obvia la cercanía que tienen con la UDI y con Lavín –dijo en tono enérgico.

Su señora, que aún levantaba los platos del desayuno, lo miró y le dijo “No sé, José Antonio, pero creo que no fue bueno que mencionaras a Joaquín”. El fundador del Partido Republicano se le acercó cariñosamente y le pidió que fuera ella a dejar al niño al colegio. Sabía que el tema podía ser más complejo de lo que pensó originalmente, y también que quizás había sido un error acusar a la UDI y al diario. Entendía perfectamente la lógica de los medios y comprendía que la vuelta de mano podía ser muy dura.

En cuanto se subió al auto comenzó a convocar a su grupo más cercano a la oficina en que funcionaba su campaña y también el partido recién creado. Tenía poco tiempo para definir la estrategia de enfrentar el inesperado percance, pero estaba convencido de que debía seguir contraatacando. Después de todo, su impulso inicial ya había definido la ruta. El último de los llamados fue a su hermano Christian.

–Hola, supongo que leíste La Tercera, dime qué sería bueno decir –dijo como esperando una respuesta que lo dejara tranquilo.

–Hola, la verdad no, ¿qué pasó? –respondió algo desorientado.

–Un reportaje de La Tercera publicó el organigrama de todas las sociedades, ¿puedes leerlo altiro y me llamas de vuelta? Me voy a juntar con mi equipo, no te imaginas la cantidad de llamadas que tengo… Está claro que la UDI está detrás de esto –no alcanzó a terminar la frase cuando el hermano que administraba los negocios familiares lo interrumpió:

–Espera no digas nada por ahora, déjame verlo primero –le advirtió.

–¿Hay algo que yo no sepa? –respondió el candidato mientras se estacionaba en la sede del comando.

–No, pero esto puede ser complicado para todos, dame unos minutos, chao –dijo con la voz apurada Christian.

Pese a que su equipo solo terminó por validar la estrategia que José Antonio había lanzado sin darle mucha vuelta, el representante del ala más dura de la derecha chilena no estaba convencido de que era la más conveniente. Sin embargo, le importaba mucho proyectarse muy seguro, así que intentó convencerse de que era la línea correcta. Pero estaba inquieto, Christian se había tomado mucho más que los cinco minutos que anunció antes de cortar la llamada. Camino a la actividad con los exmilitares –la mayoría involucrados en violaciones a los DD.HH. durante la dictadura de Pinochet– no pudo contenerse y llamó a su hermano.

–¿Y?, ya pues, dame tu opinión, ¿tanto te has demorado en el leer el artículo? –señaló con molestia.

–Es que no es tan simple, tienen buenos datos, ¿por qué no quisiste que incluyeran tu versión? Creo que la cagaste con eso, además pudiste haberme advertido que estaban tras nuestros negocios –respondió el administrador del holding que encabezaba la fábrica de cecinas y restaurantes Bavaria.

–No te entiendo, ¿es tan delicado? –dijo con un tono más comprensivo el exparlamentario de la UDI.

–Que es cierto, debes tener más cuidado, han investigado a fondo el tema, trata de no dar declaraciones por ahora, juntémonos el lunes en la mañana. Yo viajo esta tarde a Miami y estaré en Santiago como a las siete, nos vemos a las diez en mi casa –respondió sin dejar muchos espacios de negociación–. Debo pedirle al abogado que revise la nota y eso demorará un poco.

–¿Pero no entiendes que esto ya está desatado acá? –indicó José Antonio–. Que revise todo hoy mismo, esto me puede traer muchos problemas, me acaban de avisar que Jacqueline comparó esto con lo que le pasó a Golborne, te recuerdo que tuvo que renunciar como candidato –insistió.

–Hoy es sábado y Carlos Andrés no es cualquier abogado para que lo ponga de cabeza a estudiar esto, además, te recuerdo aquí no eres el único que puede verse afectado, estos son los negocios de nuestra familia –concluyó molesto su hermano y colgó la llamada.

Pese a la advertencia, José Antonio no alteró para nada el plan. De hecho, el mismo lunes antes de ir a juntarse con Christian, asistió a un programa matinal donde increpó directamente a Joaquín Lavín para que respondiera por su patrimonio y, con ironía, le señaló a uno de los conductores que, aunque él no tenía un espacio permanente en ese canal, como el alcalde, estaba acostumbrado a defenderse de los ataques de todos aquellos que temían su importante avance en las encuestas. “Yo sé que a Lavín, a la UDI y a la izquierda los aterroriza el 20% que tengo actualmente”. Por supuesto que ese porcentaje estaba muy lejos de la realidad, solo rozaba el 10%, pese a que en la elección de 2017 había obtenido un sorprendente 7.9%. Sin embargo, también tenía claro que el percance podía convertirse en oportunidad y aprovechar de instalar no solo su relato, sino también “crear realidad”, como le señalaba su asesor comunicacional. Al final del espacio televisivo, el mismo conductor –quien claramente había quedado incómodo con los arrebatos del presidenciable–, volvió a la carga con la pregunta obvia que, gracias a la habilidad innata del candidato para manejarse en medios, había pasado a segundo plano.

–José Antonio, entonces usted niega tajantemente su relación con las sociedades descritas por La Tercera, pero en particular las sociedades en Panamá que, como todos sabemos, son consideradas paraísos fiscales? –remató con una leve sonrisa uno de los rostros de ese canal.

–Lo descarto completamente –concluyó, pese a que al mismo tiempo se rascaba la punta de la nariz y su rostro se ponía más rígido.

Cuarenta y ocho horas después el candidato, junto a su hermano, realizó una rueda de prensa para aclarar el episodio, la confusión de los argumentos terminó por aumentar las dudas. Por su parte, el medio cuestionado –en su versión escrita y digital– se había encargado de publicar nuevos antecedentes que dejaban más clara la participación de José Antonio en todas las sociedades, ya fuera de manera directa o indirecta. Kast intentó explicar que se había equivocado al señalar que tenía un 0.1 % de una de las sociedades –en vez de un 10 %–, además indicó que omitió la información de patrimonio porque trece años antes había abandonado esa sociedad en el país de Centroamérica. También insistió en que nunca se emitió una acción a su nombre y que el responsable de todos los negocios era Christian, por tanto, algunas operaciones no eran conocidas por él.

Aunque sus partidarios emprendieron una fuerte campaña en redes para acusar un “montaje” del mundo político, el episodio terminó por golpear la campaña del abogado. De acuerdo con la mayoría de las encuestas, hasta ese momento marchaba segundo en la mención espontánea de preferencias electorales con porcentajes que variaban entre el 10 y 12 %. De ahí en adelante, Kast se estabilizó en su voto duro logrando mantener un 8 % hasta comienzos de 2020. La crónica periodística de La Tercera demostró un nivel de investigación profunda; en el entorno del exdiputado por el antiguo distrito 20 quedaron siempre con la duda acerca de los autores intelectuales de la “pista” con que el periodista inició la búsqueda de información.

Mucho tiempo después, en una animada comida en que la UDI celebraba el fin de año, un diputado del ala más derechista del partido, ya algo pasado de copas, se acercó a uno de los dirigentes de la directiva y le dijo en tono de broma:

–Yo tengo claro que la operación contra JAK nació de nosotros mismos –aunque era una simple bravata de alguien mareado, la respuesta que recibió le hizo correr un aire helado por todo el cuerpo.

–Era necesario… era una amenaza para Joaquín. ¡Salud por el próximo presidente de Chile, nuestro primer presidente de la UDI! –respondió el dirigente con un tono que también respondía a alguien con un par de copas demás.

La historia de cómo Andrónico llegó a ser presidente

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