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Suponiendo que el psicoanálisis sea una praxis…

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Recapitulando, el psicoanálisis es una praxis y en ese sentido tiene el mismo estatuto epistemológico que el marxismo, lo que quiere decir que se trata de discursos. El psicoanálisis es un discurso, como expresa Lacan, un nuevo discurso, y es necesario formalizarlo lo más posible. Es lo que realiza a partir del seminario El envés del psicoanálisis. Y un discurso tiene efectos de sentido, presenta su “efectuación” que no es de una práctica sino de una praxis o bien de una experiencia. Experiencia que se renueva día a día, momento a momento. Deleuze se pregunta: “¿Qué quiere decir que se efectúa?” y se contesta que en los modelos de realización “los elementos, cualquiera de ellos, adquieren una naturaleza cualificada”.17

Habría que entender “cualificada” de un modo nuevo, distinto.

Intento explicarlo. Todo efecto de sentido o producción de sentido es social. Eso quiere decir que dependerá de la formación social en la que se efectúe la experiencia, cualquiera sea esta. Si es cualquiera, puede ser el psicoanálisis que se presenta como una experiencia que produce efectos de sentido, específicos, concretos en el seno de la formación social donde se inscriba. En términos de Deleuze, adquiere “una naturaleza cualificada”. La formación social no es solo las relaciones de producción, elemento ineludible, sino también la lengua en la cual los que atraviesan la experiencia están sumergidos, las costumbres, las ideologías, el arte, en fin, todo lo que hace a una determinada cultura. No solo debemos tener en cuenta dónde y cuándo surgió la experiencia del psicoanálisis, sino también dónde y cuándo se desarrolla su experiencia, su praxis. Nos encontraremos con efectos de discurso, como ya se dijo; un discurso lo es en cuanto es una experiencia concreta y, como tal, produce efectos. Efectos de discurso se producen en el psicoanálisis. La sola implementación de un dispositivo psicoanalítico produce efectos de discurso. El o los sujetos en cuanto se someten a dicha experiencia ya no son lo mismo desde el inicio. Adquieren una naturaleza cualificada.

Hemos ubicado las diferencias entre diversas experiencias: ciencia, magia, filosofía, psicoanálisis. Pero cada una no es homogénea, dentro de cada una hay una historia que puede ubicar diferentes organizaciones axiomáticas. Por ejemplo en la ciencia, y aquí voy a apelar nuevamente a Deleuze quien señala que, en la historia de la ciencia, al menos en Francia, entre los siglos XVII y XIX hay dos corrientes con axiomáticas diferentes. Simplificando, por una parte está Descartes y la tradición que se juega con su pensamiento, que sería el refuerzo de una potencia simbólica, especialmente en el desarrollo del álgebra y de la geometría analítica. La intuición es superada por la potencia simbólica. Es conocida la geometría analítica en Descartes, las coordenadas cartesianas, more geometricum.

Dice Deleuze que contemporáneamente hay una resistencia y toma caminos distintos. Y ambos caminos se inscriben en la ciencia. La obra de Girard Desargues se inscribe en esta resistencia. Deleuze cita como muy sugestivo el título de un trabajo de este matemático: “Borrador de un acercamiento a los acontecimientos que determinan el encuentro de un cono con un plano”. Muy curioso. El encuentro determina acontecimientos. Me pregunto: ¿efectos de sentido? Deleuze lo sitúa en una corriente científica en la cual se inscriben Desargues, Blaise Pascal, un ingeniero militar, Gaspard Monge, muy curioso, y Jean-Victor Poncelet, inventor de la geometría proyectiva y también podemos decir problemática, que descansa sobre un axioma llamado “de continuidad”, término que tiene sus resonancias. Es lo que establece las invariantes topológicas: dos puntos de una superficie, si se mantienen continuos, cualesquiera que sean las deformaciones que se le producen a la superficie, topológicamente esta es homeomorfa. Algo muy simple. Tomemos un arco de círculo y una recta: esta puede atravesar el arco en dos puntos o desplazarse y formar una tangente, un solo punto o mayor desplazamiento, la recta no toca ningún punto del arco de circunferencia. Eso es lo que introdujo Desargues.

Hay una tensión entre las dos corrientes de la ciencia: una es una concepción deductiva y la otra es problemática. En la primera es una abstracción que va hacia una potencia simbólica y en la segunda se eleva hacia una especie de intuición transespacial o transintuición y establece conectores de espacios. Los que hayan tenido alguna incursión por la topología habrán leído o escuchado hablar de un matemático, Augustin Cauchy, quien lleva el análisis a un nivel mucho más lejano. Oposición ya presente entre los matemáticos griegos, con una corriente que seguía a Euclides y otra a Arquímedes, que en la actualidad se continúan en un lado u otro, por el lado de las conjunciones, tópica y generalizada, o por el de las conexiones.

Nos interesa destacar en ese camino de la problematización que un problema no es ni verdadero ni falso. En todo caso tiene sentido o no lo tiene. Un axioma o la resolución de un problema serán o verdaderos o falsos, pero no el problema en sí. Me pregunto si en estas ideas no podríamos situar a Freud y el psicoanálisis que lo que hace es plantear problemas. ¿Qué es una interpretación si no un problema? No es ni verdadera ni falsa. ¿Tiene sentido? ¿Produce efectos de sentido? Esas son preguntas diferentes y se resuelven en la experiencia concreta. Por lo tanto, pensamos que se trata del orden de un acontecimiento. Es contingente y tiene que ver con las conexiones.

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