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Un recorrido por la lógica

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Para intentar una definición nos queda incursionar en la lógica. Es necesario tener en cuenta que “concepto” no es lo mismo que “definición”. En términos generales una “definición” es “una descripción universal de una idea”, mientras que “concepto” es “una opinión de persona sobre un aspecto concreto”. En toda manifestación sobre “concepto” se encuentra que remite a “unidad”, por ejemplo, “unidad básica de toda forma de conocimiento” o “unidad cognitiva de significado”. Surge de la necesidad de generalizar o clasificar individuos y propiedades a través de establecer cualidades comunes por semejanza y diferencia. Sería el significado de formas lógicas y gramaticales, cuyos enunciados se aplican a objetos, hechos, procesos, situaciones. En el caso de que exprese la universalidad, adquiere el valor lógico de una clase. La ciencia utiliza los conceptos expresados en un lenguaje formalizado, que se definen como “saber”. En lógica, por ejemplo, mediante “formas bien formadas”.

En un escrito de lógica, “Función y concepto”, Gottlob Frege señala que el término “función” no tuvo en el comienzo un significado tan amplio como en la actualidad. Antes se entendía por función en matemáticas: “Por una función de x se entiende una expresión matemática que contiene a x, una fórmula que incluye la letra x”. Dice Frege que tal fórmula no satisface porque “no se distingue entre forma y contenido, entre signo y designado”.10

Frege distingue función de argumento. El segundo es un número y la primera no lo es. Si hablamos de una función con un argumento, decimos que se trata del valor de la función para dicho argumento. Es necesario distinguir el sentido de una ecuación de su referencia. Si tienen la misma referencia pero diferente sentido, es que no contienen el mismo pensamiento. Pasa a considerar lo que es un concepto y dice: “Un concepto es una función cuyo valor es siempre un valor de verdad”.11

Y en lógica esto se llama igualdad de la extensión de los conceptos. Extensión conceptual es el curso del valor de una función cuyo valor para cualquier argumento es un valor de verdad. La función no es un objeto, mientras que los valores de verdad sí lo son. Para los conceptos es necesario que tengan para el valor de todo argumento un valor de verdad. Que haya función y objeto o valor de verdad.

Si partimos de la noción de igualdad debemos saber a qué nos referimos. Es decir, si dicha igualdad es entre objetos, entre nombres o entre signos. Si igualdad es identidad a priori (Kant), solo podemos decir a = a. Si formulamos a = b no es a priori; con ello se amplía el conocimiento. Pero además está claro que a = b no se refiere a objetos, sino a nombres o signos.

En cuanto al signo, nos encontramos con la referencia o lo designado y con el sentido. Ambos, referencia y sentido, deben distinguirse de la representación, que es subjetiva. Tenemos tres términos: sentido, referencia y representación. En el caso de un nombre propio se encuentra una referencia que es distinta de la representación y entre ambas situamos el sentido que no es ni subjetivo, ni el objeto mismo.

Frege distingue tres niveles de diversidad: palabras, expresiones y oraciones completas. Una oración asertiva completa contiene un pensamiento: ¿es su sentido o su referencia? No es su referencia, lo vemos en el ejemplo “el lucero de la mañana es un cuerpo iluminado por el sol” es una oración distinta de “el lucero de la tarde es un cuerpo iluminado por el sol”. El pensamiento, ya que parece que uno puede ser verdadero y el otro falso, no es la referencia de la oración, pero sí podría ser su sentido. Podría entonces afirmarse que una oración puede tener sentido y no referencia. Sin embargo, nos interesa la referencia; no nos basta, dice Frege, su sentido porque nos importa su valor de verdad. Si es verdadero o falso, si su valor es V o F. Y el valor de verdad está dado por la referencia. Frege llama objeto siempre y cuando se pueda decir si es verdadero o falso. Entonces, dice: “Lo que llamo objeto solo puede ser precisado junto con concepto y relación”.12

En el juicio se pasó del nivel de los pensamientos al de la referencia. Repito: un valor de verdad no lo es de un pensamiento, de un sentido; sí lo es de un objeto. Aquí Frege toma la máxima de Leibniz que se traduce por “son idénticas aquellas cosas que pueden sustituirse mutuamente, preservándose la verdad”.13 Pero esta afirmación, que el valor de verdad de una oración es su referencia, necesita ser puesta a prueba. Es puesta a prueba en el análisis de oraciones subordinadas, en las que al cambiar una expresión por otra no se mantiene el mismo valor de verdad. Lo que le interesa a Frege es que el valor cognoscitivo de a = a no es el mismo que el de a = b. Para sostener el valor cognoscitivo son necesarios tanto el sentido, o los pensamientos, como la referencia, su valor de verdad.

Sentido y referencia son válidos para los nombres propios. Frege se pregunta si también lo será para las palabras de concepto o “palabras que desempeñan la función de un predicado gramatical”.14

Una palabra de concepto refiere a un concepto conforme a la lógica. Se puede reemplazar por otra si le corresponde la misma extensión conceptual. Puede cambiar su sentido, pero se mantiene su referencia.

Si en la función uno se encuentra con que no se da su saturación o, lo que es equivalente, que no se saturó con el argumento, en el concepto pasa a llamarse su naturaleza predicativa. Para cada objeto debe estar determinado si cae o no bajo el concepto. En el caso de que sea no, carece de referencia aunque no carezca de sentido.

La referencia de una palabra de concepto es un concepto, no un objeto. Lo mismo que vale para los nombres propios vale para los signos: deben tener sentido y referencia. Esto también plantea la cuestión de la existencia. Recordemos el artículo de Freud sobre la negación. Dice que el juicio de atribución precede al juicio de existencia. Para poder decir que algo existe, después de plantear los atributos de algo, es necesario introducir su existencia y, para ello, dice, no se trata de un encuentro de un objeto en la realidad sino de un reencuentro, lo que implica muchos problemas lógicos.

En un debate de Gottlob Frege con Bernhard Pünjer, que con una terminología antigua podemos decir que era un idealista, aquel sostiene que con el lenguaje no es posible establecer un juicio de existencia, que es necesario establecerlo con una escritura de la lógica, con letras.15

Todo esto nos lleva a pensar la noción de concepto y de existencia, e ir a ver qué hay de ellos en el psicoanálisis. Pero veamos, resumidas, algunas cuestiones previas. Freud establece claramente que el psicoanálisis no es ni una Weltanschauung ni una ciencia. Tampoco puede inscribirse en la magia. Como vimos, para él una ciencia no es demostrable pero es refutable, mientras que el psicoanálisis no es ni demostrable, ni refutable. Lacan, por su parte, establece las diferencias a partir de las causas aristotélicas. En la magia es la causa eficiente; en ciencia, la causa formal; en la religión es la causa final y para el psicoanálisis es la causa material.

Gilles Deleuze en uno de sus seminarios, de 1979-1980, publicado en castellano con el título Derrames II, aparatos de Estado y axiomática capitalista, expresa que en lógica clásica se consideran dos tipos de definiciones: nominales y reales.16

Escrito en la orilla

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