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AYUNO Y RENDIMIENTO

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Usted sabe, quizá por experiencia propia, que la fuerza, la velocidad, la resistencia o la capacidad mental de ningún modo dependen directamente de la comida. Al contrario, popularmente se dice que «con el estómago lleno no se estudia bien». Quien está en ayunas (siempre que no esté desnutrido) piensa mejor y con mayor rapidez.

¿A qué alpinista se le ocurriría comer antes de iniciar una ascensión? Para escalar se suele partir a las tres de la mañana y se asciende durante tres o cinco horas aprovechando la prolongación del ayuno nocturno. Solo después se detendrá para desayunar. Ningún corredor puede rendir al máximo ni batir una marca si ha comido justo antes de la salida. Con estos pocos ejemplos se demuestra que el ser humano no acostumbra a vivir gastando inmediatamente lo que ingiere, que no obtiene su fuerza directamente de la alimentación. Dispone de reservas en forma de depósitos de nutrientes que pueden utilizarse de forma más rápida y racional que la fuerza que le puedan proporcionar los alimentos después de un proceso digestivo que exige, a su vez, tiempo y energía.

Plantéese las siguientes preguntas:

• ¿Cuándo me siento más activo?

• ¿Cuándo comí por última vez antes de sentirme así?

• ¿He comido mucho? ¿Poco? ¿Nada?

• ¿He tomado algún estimulante, como café, té, cola, nicotina, alcohol, etc.?

• ¿De qué depende que me encuentre en la máxima forma?

Existe otro hecho que nos sirve además para rebatir el antiguo prejuicio de que el ser humano obtiene la fuerza directamente a partir de los alimentos: no solo durante, sino también después de una prestación de fuerza o resistencia a menudo no se presenta necesidad de comer. Primero se sacia la sed, y no es hasta mucho más tarde que aparece la sensación de hambre.

Los deportistas experimentan la conexión entre rendimiento y ayuno; ellos saben que pueden obtener muy buen rendimiento aprovechando la energía proveniente de las reservas energéticas del propio organismo.

Por tanto, durante el ayuno el metabolismo evita las pérdidas de energía que acarrea el trabajo digestivo y moviliza la energía de forma óptima.

Es incluso posible vivir durante días y semanas sin alimentos, realizando al mismo tiempo un trabajo normal. El médico sueco Otto Karl Aly cita la experiencia de veinte suecos que efectuaron una gran marcha en ayuno, convencidos de que la persona no solo puede vivir de sus propias reservas, sino que además puede hacerlo a pleno rendimiento. Los hombres realizaron una marcha desde Góteborg hasta Estocolmo —500 kilómetros en 10 días, es decir, 50 kilómetros diarios— sin tomar alimentos sólidos. No consumieron nada más que un poco de zumo de frutas y, aproximadamente, 3 litros de agua al día. Según el doctor Aly, al llegar a Estocolmo los hombres presentaban muy buen aspecto, excelente humor y no estaban de ningún modo agotados, sino al contrario, con una potencia y resistencia incrementadas.

Rejuvenecer con el ayuno

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