Читать книгу La comuna de Paris - Hippolyte Prosper Olivier Lissagaray - Страница 50
La defensa en provincias
ОглавлениеEn provincias, en el campo, la táctica no fue la misma. En lugar de ser en el propio gobierno, la conspiración fue en torno de él. Durante todo el mes de septiembre, los reaccionarios se agazaparon en sus madrigueras. Las gentes del Hôtel-de-Ville, creyéndose seguras de negociar la paz, no enviaron a provincias más que a un general cualquiera, para el papeleo administrativo. Pero las provincias tomaban la defensa, como la República, en serio. Lyon comprendió, incluso, su deber antes que París, proclamó la República el 4 de septiembre por la mañana, y nombró un Comité de Salud Pública. Marsella y Toulouse organizaron comisiones regionales. Los defensores, seriamente alarmados por esta fiebre patriótica que contrariaba sus planes, dijeron que Francia se dislocaba y delegaron, para rehacerla, en los dos hombres más gotosos de su tropa, Crémieux y Glais-Bizoin, más un antiguo gobernador de Cayena, bárbaro para con los deportados del 52, el almirante bonapartista Fourichon.
Los tres llegaron a Tours el 18 de septiembre, con las oficinas de los Ministerios, todo lo que se llamó después la Delegación. Los patriotas acudieron. En el Oeste y en el Mediodía habían organizado ligas de unión para agrupar a los departamentos contra el enemigo y suplir la falta de impulso central. Rodearon a los delegados de París, pidieron la consigna, medidas vigorosas, el envío de comisarios, y prometieron un apoyo absoluto. Los gotosos respondieron: «Estamos entre gente de confianza, digamos la verdad: no tenemos ejército. Toda resistencia es imposible. Si resistimos, es solo para obtener mejores condiciones». El que lo cuenta lo oyó. No hubo más que una reacción de asco: «¿Cómo? ¿Y esa es vuestra respuesta, cuando millares de franceses os ofrecen sus brazos y su fortuna?».