Читать книгу Pensamientos y algunos recuerdos - Horacio García - Страница 10
ОглавлениеTengo una tarde tranquila y me puse a filosofar conmigo, como de costumbre escribiendo, una advertencia, vuelco a la reflexión lo que siento, digo por si alguien lee y le perturban mis palabras, o afecta a su creencia.
Dice un viejo refrán “El diablo sabe por diablo, pero más sabe por viejo”, será que siempre identificamos el saber con la experiencia, probablemente no pueda discutirse todo, los refranes siempre llevan mucho de verdad, pero a veces creo que se confunde la experiencia con el conocimiento y la sabiduría. No creo que sea llegar a viejo tener la verdad absoluta, creo que el conocimiento de uno mismo, el equilibrio y la armonía en nuestras vidas sin duda son maestros para llegar a la sabiduría, sin importar la edad como requisito absoluto. A lo largo de la vida tomé con pasión, quizás una característica personal, el desarrollo y crecimiento espiritual, siempre fueron un interrogante y motor de búsqueda de mis aspiraciones. Hubo un tiempo en que me dediqué a leer, y así desfilaron religiones, gurúes, chamanes, monjes, psicólogos y cuanto libro sobre el tema cayera en mis manos. A veces cuando comento, parezco un rebelde, no adecuado a lo tradicional, los dogmas, los ritos o las costumbres y, en realidad, no parezco, lo soy, sobre todo cuando la verdad se me presenta con maestros iluminados que la tienen clara, pero que después sus actos, su vida, no solo no condice con lo que enseñan, sino por el contrario son absolutamente cuestionables, por conductas, perversiones, avidez económica o egolatría propia, desde un religioso hasta un intelectual. Creo que la verdad es simple, sencilla y justo por eso difícil de hallar, parece un comentario sin sentido, pero al transitar en el camino de la búsqueda fue lo que aprendí y creo realmente. Todos los libros tienen cientos de páginas, entretenidas, tediosas, interesantes o aburridas, con parábolas, ejemplos o frases, todo depende de quién lo escribió, pero en cada uno encontramos en un lugar, quizás en pocos renglones o escondida, la verdad, y esa verdad es común a cuanta religión, creencia o práctica exista. Qué quiero decir con esto, el sermón del monte de Jesús, la enseñanza oriental, los libros sagrados como la Biblia, los 7 vedas, el Corán, suelen ser indicadores del camino y a su vez marcadores de límites al ser humano, como lo fue en la Antigüedad el código de Hamurabi, los 10 mandamientos y cuanta regla se fijara para controlar el desenfreno y la pasión del hombre, dicho sea de paso, no como cuestión de género. Bueno, se preguntarán cuál fue la verdad que descubrí, muchas veces lo sencillo parece tonto y simple y lo subestimamos y creemos que arrodillados, practicando dogmas o sacrificios, responsabilizando de lo bueno y lo malo a un padre todopoderoso, terrible o sabio, como una necesidad de no hacernos cargo o por buscar un apoyo o un bastón para nuestras falencias, nos hará sentir que tenemos todas las respuestas o nuestro camino garantizado, pues no lo creo. Jesús dijo “ama a tu prójimo como a ti mismo”, y ese concepto se repite en cada escritura o libro, quizás con distintas palabras, no le hagas al otro lo que no quieras que te hagan, mira por tu hermano, etc., etc., y he ahí donde reside la verdad, yo les pondría a todas esas definiciones que se leen un igual, todas nos dicen lo mismo. “Sé buena persona”, qué fácil, dirán algunos, no, señor, es muy difícil ser buena persona, no de acuerdo a cómo me veo en mis conceptos o en lo que creo de mí, sino respecto de mis actos, cómo soy con mi familia, con mi entorno, ciudadano, vecino, padre, abuelo, mi trato con los demás, es decir, mi vida cotidiana, mi comportamiento con el medioambiente, mi forma de reaccionar ante el agravio. Esa conducta es lo que nos define, si buscamos ser buenas personas, pero todo el tiempo, ante cada circunstancia y con todos y si podemos lograrlo, nuestra presencia irradia luz, ayuda a despertar, calma y alivia a quien nos contacta, se forja una sociedad mejor y sin duda el camino a la sabiduría habrá comenzado. Después podemos optar por lo que más nos satisfaga, en mi caso la meditación y la energía, otros quizás una religión, el servicio, la solidaridad, la lectura o el contacto con la naturaleza y en esa comunión sin duda estará garantizado el crecimiento y desarrollo espiritual. No siempre estamos preparados para recibir un concepto, son más las veces que lo rechazamos, porque no está de acuerdo a nuestro pensar o sentir, creerlo trivial o poco profundo nos incomoda o quizás nos interroga, ojalá le sirva a alguien lo humilde que escribo, cada quien tiene su camino de búsqueda, si no, perdón a quien no lo entienda, no le guste, lo rechace o le cause algún malestar, no es para nada mi intención que eso suceda, solo compartir cosas de un tipo común, simple y sencillo. Como suele decirse: “Quien quiera oír, o esté preparado para oír, que oiga”.