Читать книгу Pensamientos y algunos recuerdos - Horacio García - Страница 15

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Vengo de una generación donde la tecnología no existía, donde el tiempo pasaba más lento, la diversión, los amigos, los juegos sencillos, pero que eran multiplicadores de risas y podían durar por horas, donde aprendimos el valor de la amistad y de compartir. Un tiempo donde dejar volar la imaginación era una constante, corriendo aventuras con un palo de escoba, una capa o una media, que tenía destino de pelota, esperando los Reyes o la Navidad para pedir, si se podía, una real, donde el refugio de volar era un libro, nombres como Emilio Salgari, Richard Kipling o Edgar Allan Poe nos deleitaban con sus novelas y nos veíamos piratas, reyes, caballeros en viajes de fantasía y tardes épicas de hazañas. Añoro esos días, como dice Serrat en una canción, “creo que entonces yo era feliz”, cuántas cosas han perdido los jóvenes de hoy, nos llevan ventaja en tener a Google y preguntarle todo, pero ver un libro y buscar en sus hojas era toda una experiencia. Recuerdo las fogatas, en días de San Pablo y San Pedro, con los chicos asar papas con un palo, los carnavales, cuidándose de los vecinos y sus baldes de agua que nos sorprendían, las Navidades en la calle, compartiendo mesas, cuando el vecino era nuestra familia más cercana y donde podíamos reconocernos en el otro. Hoy, ya grande, me encantaría que mis nietos pudieran sentirlo, pero indudablemente son otras épocas, la inseguridad que debe mantenerlos puertas adentro y que los tiene horas en videojuegos hipnóticos es su destino. Seguramente, por vivir en megaciudades, hemos perdido estas cosas, quizás quienes vivan en pequeños lugares todavía pueden sentir lo fabuloso que era la libertad.

Quizás no esté bien creer que el tiempo pasado fue mejor, pero como lo escribo yo, me doy ese lujo.

Pensamientos y algunos recuerdos

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