Читать книгу Pensamientos y algunos recuerdos - Horacio García - Страница 6

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Esta mañana al llegar a mi oficina y ya como un ritual de todos los días, preparaba mi mate y recordé que muchos amigos de otros países, al ver mis fotos, me han preguntado qué era. Bueno, primero una explicación práctica, es una infusión, como pueden serlo el té o el café, la diferencia fundamental es que se toma con bombilla y se comparte, aclaro hoy restringido por el tema de covid-19, se utiliza un recipiente, en su interior se coloca yerba mate, una hoja molida de una planta con ese nombre, que se cultiva en el noroeste de nuestro país por su clima cálido. Existen muchas variedades de mates, en lo personal uso de madera o uno al que comúnmente se le dice Porongo, una palabra que puede sonar a risa, porque también se utiliza con doble sentido, es una calabaza seca, que se cura antes de usar, con yerba usada, o con azúcar y un carbón encendido, se los encuentra de madera, plástico, vidrio y de otros materiales, puesta la yerba y la bombilla, se le agrega agua caliente, pero con cuidado de que no se queme, algunos suelen usar azúcar, otros edulcorante, cáscara de naranja seca o yerbas aromáticas, yo lo tomo amargo, quizás de la forma más tradicional. Dicho esto, que no pasa de la preparación de una bebida, el mate es mucho más, es una cultura de muchos años, que heredamos de nuestros padres y abuelos, la ronda para tomarlo era una tradición de las familias, sin distinción de clases, desde el gaucho en los campos, sentado al fogón en madrugadas frías arriando ganado, hasta las familias de inmigrantes, que adoptaron el hábito, al bajar de los barcos, como las de alta sociedad, mi abuela conservaba uno de aquellas épocas que solían ser con pie, muy ornamentados y artísticos. Es normal verlo en las provincias y en las grandes ciudades, sin distinción de zonas o lugares. Muchos lo adoptamos de compañero, en mi caso, cuando pasaba noches de guardia en el ejército, era quien me ayudaba a estar despierto, el mate invita a la charla, porque se comparte, infaltable en rueda de amigos, en fogones, en paseos, en la playa o en la plaza. Nombrado en canciones, como usado de atractivo turístico junto al asado en excursiones a estancias. No existe horario o norma, cada quien a su manera, muchas familias se reúnen como en una ceremonia para tomarlo, su pase de mano en mano es una forma de afecto y comunicación y aclaro que no es solo argentino, en Uruguay, Paraguay y algún otro país es frecuente ver a las personas con un termo y un mate a cuestas. No quiere decir que no se tome café, té u otra bebida, muchos lo hacen, pero una gran mayoría de los habitantes tenemos esta costumbre, que dejó de ser solo una infusión, muchos lo consideramos un amigo y parte de nuestra identidad, quien me visite siempre lo encuentra en mi escritorio, el termo y el mate me identifican, quienes suelen frecuentarme usan el “paso por unos mates” como armador de charlas y generador de amistad. Quise contarlo, no solo porque me preguntaron, sino porque creo que pequeñas cosas hacen a la cultura de los pueblos, que nos atan a nuestro suelo, muchas veces he escuchado a argentinos que en el exterior lo añoran y hacen lo imposible para conseguir un paquete de yerba, es como no cortar el nexo con las raíces, no tengo duda de que pasará lo mismo en cada país con sus cosas, sus hábitos y sus costumbres. Quizás pueda parecer simple o sin sentido, pero conocer es crecer, generar intimidad y confianza y hermanarnos mucho más que lo que suelen hacer declaraciones o tratados entre países, siempre creí que los vínculos humanos son más fuertes, más cálidos y forjadores de unión.

Pensamientos y algunos recuerdos

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