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La Escuela de Suboficiales
ОглавлениеTras el regimiento Tacna, por la avenida Blanco Encalada, se ubicará la Escuela de Suboficiales (ES). También allí hay movimiento durante el transcurso de las horas de la madrugada. El capitán René José Guillermo Cardemil, que oficia de encargado de seguridad, es el enlace del director de la Escuela, el coronel Julio Canessa Robert, con el Comando de Institutos Militares, ubicado en calle Antonio Varas. El capitán Cardemil ha recibido órdenes directas del general César Benavides: «Las tropas debían usar un distintivo de cuello de color anaranjado para salir a la calle»15.
Como en todos los casos, oficiales-enlace, enviados por los comandantes de regimientos, se han dirigido durante el transcurso del lunes 10 de septiembre al Comando de Institutos Militares para recibir las órdenes del día siguiente. Se trata de oficiales de inteligencia, «encargados de seguridad» (como dirán ante el tribunal) de extrema confianza de sus mandos directos, los coroneles «comandantes de regimientos», que deberán ser los mandos operativos del «Plan Ariete»: las primeras localizaciones de tropas en torno al Palacio de La Moneda, en las calles Alameda, Agustinas, Moneda y Bulnes.
El oficial Cardemil declarará:
En la Escuela de Suboficiales [...] me desempeñaba como encargado de seguridad. El 10 de septiembre, en horas de la tarde, el director de la Escuela, el coronel Julio Canessa Robert, me ordenó concurrir al Comando de Institutos Militares para presentarme ante el general Benavides, comandante del Instituto. Retornamos a la Escuela de Suboficiales con el teniente Ramírez Hald, quien solo me acompañó como chofer. A eso de las 07:30, y luego de haberse escuchado el primer bando militar, salimos las cuatro compañías con sus respectivos oficiales y cuadro permanente a cargo del director coronel Canessa y su plana mayor, entre los cuales estaba yo por no tener mando de tropa. En principio, nos dirigimos por calle Copiapó hasta Lord Cochrane, Nataniel y Bulnes, donde quedamos en espera de nuevas instrucciones, las que eran dadas por el subdirector de la Escuela, teniente coronel Osvaldo Hernández Pedreros [...]. En el Ministerio de Defensa [...] el general Bonilla me pregunta con cuánta gente andaba, a lo que respondí que solo tenía una escuadra, por lo que recuerdo le ordenó al teniente Jorge Herrera, quien también había llegado a ese sitio, que me acompañara [...]. [Entonces,] nos fuimos por la galería Antonio Varas.
[...]
Finalmente, quisiera indicar que de acuerdo a mi percepción el ataque terrestre a La Moneda no fue previamente coordinado, ni tampoco dirigido por nadie [...] ya que la mayoría de los que participamos actuamos instintivamente16.
Por su parte, el teniente Hernán Ramírez Hald17, perteneciente a la Escuela de Suboficiales, comandante de sección y jefe de curso, complementará:
En horas de la madrugada del día 11 de septiembre, se dispuso que dos compañías debían salir a la calle, sin proporcionarse mayores antecedentes, correspondiéndole a mi compañía, la cual estaba integrada por tres secciones de aproximadamente treinta hombres cada una, dirigirse al sector de plaza Almagro en avenida Bulnes, donde debíamos esperar instrucciones. En dicha área nos mantuvimos hasta después del bombardeo aéreo y terrestre.