Читать книгу El hábito del miedo - Irene Klein - Страница 8
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Me pregunto si podré dormir en ese cuarto debajo, de los dibujos que están en las paredes. De las miradas de esos ojos. Las manos y los ojos exageradamente grandes, los pies ínfimos. Los cuellos largos alejan las cabezas; los brazos, las manos; los torsos, los pies. Me impacta la obsesión por los detalles. Los pliegues de una tela. Los tendones de los pies. La cavernosa interioridad de una oreja. Como si mamá retratara lo que al ojo normal le pasa desapercibido. Todos tienen la firma de mamá. Elena, con una E larga como un cuello de Modigliani.
Al fondo de la habitación, casi ocultos detrás de la cortina, descubro otros. No son figurativos. Formas que parecen encendidas de luz. Una lluvia de puntos negros delante de estallidos de color.
Abro la valija. Todo lo que tengo está ahí adentro. La ropa, las fotografías. Desde hace mucho vivo con lo mínimo como si estuviera en una huida constante. Saco la carpeta, desparramo las fotos en el piso. Creí haberlas elegido al azar cuando las puse en la valija antes de venir a Buenos Aires, pero me doy cuenta de que son las que saqué antes de irme y que me llevé cuando me fui. Las más recientes, las de La Habana, las dejé en Cuba. Ahora que vuelvo a mirarlas, descubro que todas, o la gran mayoría se vinculan, y lo que se repite, me estremece. No es que en todas aparezcan objetos ni tampoco que sean en blanco y negro o en sepia (al igual que mamá, tampoco yo uso colores), sino otra cosa. Lo que está en todas es lo que me pertenece y que ahora recupero: la vida con mamá.
Sé ahora por qué traje esas y no otras, las de bellas mujeres de la Habana, de atardeceres en el malecón. Tagesreste llamaba Freud a los restos del día que se cuelan en los sueños. Estas fotos son algo así. Trozos congelados, pisadas en la nieve.
—La señora Elena y yo nos vamos a la plaza —dice Mirta. Mamá, con un sombrero negro de rafia, el brazo enganchado en el de Mirta, me mira y sonríe. Pero no es a mí quien sonríe. Simplemente sonríe.
—¿Las acompaño? —pregunto.
—Mañana, ahora descanse —dice Mirta. Exactamente es lo que me diría mamá. Descansá, hija. Hay tiempo.
Salen despacio, una erguida, la otra arrastrando un poco los pies. Escucho en el pasillo el tintineo de las monedas chinas. Mamá todavía usa el llavero que papá le regaló hace más de veinte años.
En la valija, plegado entre la ropa, está el mantel que compré en La Habana para mamá. Me había parecido hermoso con los encajes bordados. ¿En qué pensaba cuando lo elegí? ¿Que ella seguiría poniendo carpetitas por todo este departamento como hacía antes en la casa de Olivos?¿Que me prepararía la mesa con las tazas de porcelana de ribete dorado? Abro el placard para acomodar la ropa. Huele a lavanda como olía el armario en la casa de Olivos. Es el olor de mi infancia. Mamá cortaba las flores, las secaba al sol, las ponía en bolsitas que después acomodaba en los estantes. Hay solo tres estantes ocupados. En el estante superior está todo lo que le fui mandando a mamá en estos años. Papeles, postales, fotos, cartas. Pañuelos, carpetas, toallas. El estante del medio está semivacío. Hay un desodorante, una hebilla rota, un pañuelo de papel usado, una gomita de pelo. Primero no entiendo. Después me acuerdo. Son las cosas que tiré en el cesto de basura del baño cuando me fui de casa hace cuatro años. Mamá debe haberlas sacado. En el estante inferior, debajo de una caja de gasas y una taza con pico, hay un sobre marrón con mi nombre escrito a mano: Nadia Miceli. No conozco la letra. Lo abro. Hay varias hojas manuscritas, diferentes letras de trazo rápido que apenas respetan las líneas, las cruzan, saltan los renglones que son muy estrechos.
La paciente de 21 años ingresa al nosocomio sedada, respirada e intubada. Moviliza los miembros al estímulo doloroso y presenta reflejos correspondientes. Pupilas mióticas por medicación. TAC cerebral. Edema cerebral generalizado Imagen dudosa podría corresponder a inflamación meningea. Hemorragia traumática. Fracturas en occipital derecho e izquierdo. Otorraquia izquierda. Contusión hemorrágica cerebelo derecho. No neuroquirúrgico por el momento. Se repetirá TAC cerebral para evaluar evolución. Deberá recibir tratamiento cerebral en U.T.I. Se encuentra con tabla y cuello ortopédico. Terapia Intensiva: No se puede evaluar clínicamente por estado de inconsciencia. Collar de Filadelfia. Sigue sangrado por oído izquierdo. Terapia intermedia: Se sugiere aspiración bajo otorrinoscopio para mejor evaluación según estado general de la paciente y TC de ambos peñascos. No se evidencia parálisis facial agregado. Fractura longitudinal de peñasco con nivel hidro aéreo en todas las cavidades. Ocupación seno esfenoidal lado izquierdo. Hematoma y laceración múltiple en piel. Aspiración hemotímpano. La paciente evoluciona lúcida con dolor y rigidez cervical. Paciente muy agresivo, se rehúsa a ser atendida, agresivo constantemente. Ecografía abdominal por sangrado. Estudio realizado con equipo portátil. Hígado, bazo, páncreas, riñones, vesícula biliar de formas y tamaños conservados.
Pongo los papeles en el sobre y lo dejo otra vez en el estante.
—Mirta —grito, pero en el departamento no hay nadie.
Me siento en la cama y me toco la cabeza con la yema del dedo. Occipitales, cerebelos, peñascos. Qué mundo se esconde en una cabeza. Mamá las dibuja imponentes a lo alto de los cuellos. Y firma Elena.