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EJERCICIO PRÁCTICO

Tus placeres

No podemos elegir qué nos da placer, pero sí dónde encontrarlo.

Cuando entendí el propósito evolutivo del placer y cómo estaba impreso en mi biología, entendí que en este nuevo ecosistema el placer también estaba premiándome por conductas que no eran buenas ni para mí ni para mi supervivencia.

Descubrí que estaba usando ese placer exacerbado por químicos y diseños de interacción de usuario para llenar un vacío y que lo único que estaba consiguiendo era agrandar ese vacío y volverlo más ácido. Y el problema no estaba en el placer en sí mismo, porque disfrutar forma parte de la vida y nos es innato. Disfrutar es, de hecho, necesario para nuestra salud física y mental y sigue teniendo un lugar imprescindible incentivando las conductas que aún hoy son necesarias para que la especie siga evolucionando. El problema era dónde lo estaba buscando.

Porque en este nuevo ecosistema es necesario que seamos conscientes de que ya no todo lo que nos da placer es recomendable. Porque ya no todo lo que está rico es bueno para la salud y todas las relaciones que nos hacen sentir bien ahora, no tienen por qué ser productivas para nuestra felicidad a largo plazo. Porque nos rodean sustancias, productos y comportamientos que nos prestan minutos de calma a cambio de tomar como rehén nuestra fuerza de voluntad y, sinceramente, disfrutar así, no merece la pena.

Yo sabía que mi relación con la comida estaba dañada, pero no era la única, había personas, hábitos y comportamientos que aun sabiendo que eran tóxicos repetía una y otra vez arrastrada por el simple hecho de que me hacían sentirme un poco menos vacía.

De mi larga lista de placeres… ¿cuáles eran necesarios y cuáles completamente contraproducentes?

Poniéndolos por escrito me enfrenté (y no fue fácil) a todo lo que estaba utilizando para llenar el vacío continuo que no paraba de crecer en mi interior, y uno a uno fui discerniendo qué placeres me hacían bien y cuáles me estaban destrozando por dentro.

Este fue uno de los pasos más decisivos que di para empezar a vivir Notox: tomar consciencia de que no todos mis hábitos eran buenos y de que estaba equipada biológicamente con todas las herramientas necesarias para ser capaz de resetearlos.

Te propongo hacer ahora el mismo ejercicio. Escribe, sin sopesar ni racionalizar demasiado, la lista de cosas, personas, situaciones y alimentos que usas para sentirte bien. Todo lo que te pida el cuerpo para llenar el vacío o todo lo que, cuando pasas mucho tiempo sin ello, se apodera de tu mente y ya no te deja pensar en otra cosa.

La idea es que, una vez que lo hayas puesto por escrito, reflexiones sobre el grado de dependencia que tienes hacia cada uno de tus placeres y hasta qué punto cada uno de ellos es capaz de anular por completo tu fuerza de voluntad.

A mí, por ejemplo, me encanta la música, pero podría estar sin mucho problema un mes entero sin escucharla. Sin embargo, en otros momentos de mi vida no podría haber dicho lo mismo del queso, el tabaco, el vino o de alguna de mis relaciones furtivas.

Esos placeres, los desbocados, son los que vamos a identificar en el siguiente ejercicio para tomar consciencia de cuáles son las fuentes del ruido que no te están dejando escucharte y con qué estás anestesiando los latidos de dolor del vacío.

1. COMIDA

Vivir Notox. El método para resetear tu vida

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