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La Segunda Guerra

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El mundo entra en 1939 en una nueva guerra mundial, pero a diferencia de la primera ya no en un marco de libre flujo de comercio y capitales sino en uno de restricciones que continuaban desde la crisis del 30 y que acentuaron las condiciones de una economía de guerra, aun en los países democráticos.

La subordinación total al Estado por las necesidades de la guerra fue un verdadero terremoto institucional, que llevó a Europa en la posguerra a una nueva etapa de acciones directas del Estado, con nacionalizaciones de empresas que abarcaron la infraestructura, el sistema financiero, el transporte, la electricidad (en fin, los sectores más estratégicos de la economía), con intervenciones y también con regulaciones en los más variados ámbitos de la vida social.

En el Reino Unido se nacionalizó en 1946 el Banco de Inglaterra, la industria del acero y los transportes, y se establecieron un seguro nacional de salud y un sistema de previsión social, que era originalmente un proyecto de lord William Beveridge en el gobierno conservador de 1942, con el que se iniciaron una serie de medidas, profundizadas por el Partido Laborista y que fueron conocidas como el Welfare State.

Como ya se mencionó, Francia nacionalizó el Banco de Francia y otras entidades financieras de primer orden: los ferrocarriles, parte de la industria automotriz y otras empresas que habían colaborado o sido administradas por los ocupantes alemanes. Las medidas más radicales las exigió en los albores de la liberación el Conseil National de la Resistence y fueron implementadas por los primeros gabinetes de unión nacional (coalición de gaullistas, socialistas, radicales y comunistas).

Al final de la guerra, tras la derrota del fascismo y el nazismo, Europa quedó dividida en dos: el Este, con Estados comunistas, y la parte occidental con Estados democráticos que, inéditamente, comenzaron a mostrar una fuerte intervención del Estado.

Pero al mismo tiempo, en medio de este marco en el que habían surgido las ideas de un nuevo tipo de Estado omnipresente y cerrado al mundo, surgió una tendencia alternativa en las grandes economías del mundo hacia la liberalización del comercio mundial, que buscaba retornar a un orden más normalizado, que evitara las guerras comerciales y las devaluaciones competitivas. En 1942 se reúnen en Bretton Woods (New Hampshire), aún antes del fin de la guerra, los principales países de lo que más adelante serán las Naciones Unidas con el objetivo de acordar un sistema que retornara a intercambios más fluidos, con regímenes de cambio más estables. También se planteó allí encarar el problema de las tarifas y las restricciones al comercio para desmontar los sistemas enormemente protectores que habían afectado al comercio mundial, aunque esto se postergó hasta que tuviera lugar la primera conferencia de las Naciones Unidas sobre comercio y empleo, que se realizó en La Habana en 1947 y donde se redactó una carta para establecer una organización internacional de comercio. Hubo progresos en ese orden: se dio origen al acuerdo de tarifas en el GATT y, más tarde, a la Organización Mundial del Comercio (OMC), ámbitos creados para acordar la reducción de las tarifas y de restricciones cuantitativas que afectaban el comercio mundial y el desarrollo de las naciones.

Lo importante es que iniciativas como las de Bretton Woods indicaban una línea distinta a la de las experiencias de fuerte protección, intervención estatal y regulación de la posguerra, y favorecían el intercambio entre los países, posición que fue sostenida por los Estados Unidos. Muchos de los principios de liberalización del comercio y de los mercados de capitales fueron gradualmente puestos en práctica con el Plan Marshall y la Unión Europea de Pagos, sobre todo el levantamiento de las restricciones a los flujos de las cuentas corrientes, continuándose bastante más tiempo con las restricciones sobre los flujos de capitales. De cualquier modo, el mecanismo previsto para la liberalización del comercio de la OMC sólo empezaría a tener cierta vigencia muchos años después.

Esas fueron las experiencias institucionales y las ideas que circulaban y se conocían en el mundo, cuando en junio de 1943 se produjo la revolución que llevó al poder al coronel Perón.

La economía de Perón

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