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Del multilateralismo al bilateralismo en el comercio exterior.
El control de cambios

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Cerrada la Caja de Conversión, los particulares no podían cambiar pesos por oro al tipo de cambio oficial. Pero el gobierno retiró oro de la Caja para pagar vencimientos de su deuda externa. Cuando se cerró, el peso estaba en 227 los 100 dólares y se depreció a 383. Se mantuvo luego sin cambios hasta 1933, cuando oficialmente se devaluó un 33%. A partir de la reforma de 1933 se fijaron dos tipos: comprador y vendedor. Se creó una Comisión de Cambios que racionó la escasa disponibilidad de divisas dando prioridad al pago de obligaciones públicas y luego de importaciones imprescindibles. Con la diferencia se creó un Fondo que, se dijo, serviría para ayudar al agro en su caída dramática de precios, pero cuando los precios en los mercados internacionales se revirtieron sirvió de recurso financiero (de hecho, un impuesto cuasi fiscal a las exportaciones) que permitió a la Argentina en los 30 ser uno de pocos países en el mundo en pagar su deuda externa. También, debido a la enorme cantidad de permisos acordados para obtener cambio para importar que no lograban cubrirse con las divisas disponibles, se estableció que se debía tramitar previamente un permiso previo de cambios.

Se había conformado un mecanismo que perduraría el resto del siglo y el siguiente: el monopolio del Estado en las transacciones externas, racionando la oferta y asignando prioridades que importan subsidios para acceder a un mejor tipo de cambio.

Con ello terminó también la adhesión argentina a un sistema multilateral de pagos al comercio, que llevó el resto de los años 40 y 50 a negociar acuerdos bilaterales con varios países, que comenzaron con el llamado pacto Roca-Runciman. 3

Queremos destacar que, a diferencia de las referencias muy críticas este tratado implementó un ingenioso mecanismo financiero que permitió el cambio de deuda argentina en libras, que en el mercado internacional nadie tomaba en las condiciones del sudden stop de los 30, por la de un consorcio inglés que colocó la suya exitosamente en Londres. En medio de mercados mundiales cerrados la Argentina, decía entonces The Economist, pudo colocar su deuda y pagar el muy considerable atraso que quedaba de ganancias e intereses de capitales invertidos en el país, que habían quedado bloqueados para que cuando las circunstancias se normalizaran, se continuara con un flujo regular de acceso a esos capitales (Cortés Conde, 2005).

En 1946 y 1947 se firmaron, entre otros, convenios bilaterales con Alemania, Francia, Bélgica, etc., y en los años 50 con países del pacto de Varsovia (Checoeslovaquia, Polonia, la URSS). Este sería el mecanismo generalizado de comercio exterior y pagos que existió durante el peronismo hasta la misión Verrier de 1957 en lo que fue el primer caso de una vuelta al régimen multilateral de pagos y se llegó –con el llamado Club de París– a un acuerdo con los países con que se realizaban hasta entonces intercambios bilaterales con costos económicos considerables.

La economía de Perón

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