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La candidez endevotada

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Lo mismo pero diferente (Same Same But Different)

Alemania, 2009

De Detlev Buck

Con David Kross, Apinya Sakuljaroensuk, Stefan Konarske

En Lo mismo pero diferente, opus 9 como director del popular actor-autor germano de 47 años Detlev Buck (Pensión para hombres, 1996; ¡Hay que ser duro!, 2006), con guion de Ruth Toma basado en la (auto)historia literaria verídica de sus jóvenes protagonistas, el cándido chavo hamburgués de 18 años recién graduado en periodismo Benjamin Prüfer (David Kross) se larga con su desmadroso amigote bestia rubia Ed (Stefan Konarske) de vacaciones a la basurizada / decadente / occidentalizada Camboya actual y tras su descenso a los purificadores infiernos de los bares, de los empavorecidos extravíos geográficos y de la cocaína con anfetamina para extranjeros, conoce a la sensible chica emputecida de antro Sreykeo Sorvan (Apinya Sakuljaroensuk) que de buenas a primeras recuesta la cabeza sobre su hombro, ligan, se enamora en serio de ella y, como buen muchacho europeo clasemediero consciente, intenta entender su mundo e involucrarse a fondo con ella, descubriéndole la gloria de hacerla devorar su primera hamburguesa y de llevarla por vez primera con un medico para tratarse las amígdalas tosigosas, despidiéndose lleno de promesas de envíos devotos de dinero para que no necesite regresar al bar, pero de retorno a Alemania y, gracias al auxilio de su protector hermano Henry (Jens Harzer), trabajando en una editorial para sufragar su compromiso, cierto aciago día sale a la luz por internet que ella es seropositiva y empieza el calvario de las separaciones y los reencuentros entre ambos, empeñado como está el chico de someterla a costosos tratamientos con cocteles de pastillas inexistentes en su país, yendo y viniendo a Asia bajo cualquier pretexto reporteril, intentando cortarla cierta Navidad al decepcionarse porque ha regresado al antro y reconciliándose para siempre tras cierto vodevil en un hotel de lujo malayo que pone de manifiesto la impagable dignidad herida de la muchacha. La candidez endevotada plantea, según cualquier mentalidad civilizada presente, la falsa disyuntiva de si el amor que Ben siente por Sreykeo es amor romántico o amor estúpido, cuando que se trata de un impulso y un nexo que despiertan su afectividad como una urgencia de ternura mutua más allá de todo riesgo (un cepillo de dientes compartido al estilo camboyano, pues), de cariño, de ternura como sentimiento fuerte, de necesidad de amparo amparando, con gran entereza, suavidad y humor, o para decirlo a semejanza de una coloquial fábula-prueba asiática que se propone muy al principio y al final del film: requerir de dos o una sola vela (una mujer única), para el cruce de una cueva oscura (la vida) y al salir toparse con un animal de tu libre elección (un elefante, tu alter ego, símbolo de tu fortaleza al interior del amor). La candidez endevotada confronta inteligente e irónicamente el amor admirable así obtenido con los amores caprichosos, egoístas e inconstantes de las criaturas viriles que rodean al héroe: las liberales compañeras de cama del amigo Ed que se intercambian porque la anterior resultaba muy estresante, la relación del hermano mayor con una guapa colega de oficina para fajar sabrosamente en los pasillos pero que de antemano se propone con fecha de caducidad, el amorío senil del padre con una sucedánea arpía materna, en suma, viles mariposeos patéticos y ridículos que se creen amorosos. Y la candidez endevotada se revela como una inesperada comedia dramática noble y dinámica, en las antípodas de resistentes rigores hiperrealistas tipo Cisnes Vieira da Silva / Wilm (2011), poniendo de manifiesto a un Buck realizador lleno de insatisfacciones, de guiños de ojo sólo complacientes con su moral avanzada / reintegrada y de vitalidad que teme verse vulgar, una suprema habilidad, una elegancia ética, una desmesura en nombre del triunfo de un amor de hecho prolongado hasta la boda y el primer hijo germano-camboyano sin mácula de VIH, al infinito posfilm de hoy.

El cine actual, confines temáticos

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