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La crítica literaria
Оглавление¿Cómo se produce en ti el viraje de la poesía al estudio de la literatura infantil y juvenil?
En realidad yo no he abandonado la poesía; continúo escribiendo, pero de una manera más reposada. No tengo ni he tenido apuro por publicar libros de poesía. Sucede que conocer a Francisco Izquierdo Ríos y luego sumergirme en la literatura infantil me condujo a buscar sus raíces, a indagar por sus autores, a investigar a fondo por este género que es toda una revelación, también, de la condición social, económica y cultural de los niños del país.
Considero que eres uno de los pioneros del estudio de la literatura infantil y juvenil…
Personalmente creo que los auténticos pioneros fueron Francisco Izquierdo Ríos y Carlota Carvallo de Núñez. Ambos, excelentes narradores, intentaron organizar un historial de lo que había venido sucediendo en el género. A partir de las primeras observaciones que aparecen en La literatura infantil en el Perú (1969) del primero y El papel de la literatura infantil (1967) de la segunda, se inicia un proceso de búsqueda y análisis con dimensiones a nivel nacional que puede comprobarse en mi libro Literatura infantil en el Perú (1981), que aparece cuando el maestro Izquierdo Ríos nos abandonaba físicamente. En mi caso, sigo preocupado por develar los libros y los autores que nos precedieron y darle mayor organicidad crítica y sistematización al conjunto de obras que conforman una historia admirable de la literatura infantil y juvenil del país.
En esta tarea, ¿a quiénes reconoces como compañeros de ruta?
Es una excelente expresión “compañeros de ruta”, pues en verdad, hay muchos y muy buenos, espero no ser injusto: Manuel Pantigoso, Roberto Rosario, Luzmán Salas, Saniel Lozano, Ernesto Ráez, Eduardo de la Cruz, Milciades Hidalgo, Manuel Ibáñez Rosazza, Rigoberto Meza Chunga, Óscar Colchado, Carlota Flores, Danilo Sánchez, Adriana Alarco, Arnaldo Panaifo, Federico Latorre… Todos ellos con el mejor ánimo y predisposición de comprometerse con el arte, la cultura y la literatura de los niños.
Sin duda tienen un gran mérito. Te pido que destaques los especiales valores artísticos de algunos de ellos.
Veamos… Manuel Pantigoso tiene publicaciones y premios de teatro infantil y creatividad, sin embargo su obra en conjunto procura ser crítica y reflexiva; Roberto Rosario es un promotor cultural innato, cuidadoso antólogo y un gran narrador, cuyas historias parten de su propia biografía; Luzmán Salas es el estudioso de la literatura infantil cajamarquina, con gran soporte teórico ha sabido deslindar las diferentes corrientes de dicha literatura y plasmarlas en obras memorables; Saniel Lozano es otro de los impulsores y teóricos de la literatura infantil, ha profundizado acertadamente en la llamada literatura oral; Ernesto Ráez es un hombre dedicado al teatro infantil, con propuestas muy originales y con una posición de la “utilidad” del teatro; Eduardo de la Cruz se especializó en el género infantil a partir de los mismos niños. Toda su obra estuvo dedicada, ejemplarmente, a este objetivo que legó en diferentes libros; Milciades Hidalgo es otro de los principales teóricos de la literatura infantil en relación a la educación y las nuevas tendencias metodológicas para enseñar y hacer literatura infantil desde las aulas…
¿Y en el campo de la crítica cuáles consideras han sido los mejores aportes de aquel movimiento pionero?
Diría que Rumbos de la literatura infantil y juvenil (1996) y Alero de los sueños. Seis rutas para la literatura infantil (2005), compilado y coordinado por Saniel Lozano y Manuel Pantigoso, respectivamente. Son libros que reúnen los mejores trabajos que desde la crítica han apuntalado no solo la importancia sino la proyección de la literatura infantil en el país. Puede comprobarse con estos trabajos que, a partir de la década del 1980, ha habido la necesidad de reflexionar sobre nuestra literatura infantil. La crítica no ha sido un quehacer permanente, es verdad, pero se ha realizado en medio de una avalancha de publicaciones, muchas de ellas frágiles al tiempo y a la propia literatura.
En tu concepción, según entiendo, la literatura posee un irrenunciable componente social y político. ¿Consideras que la literatura infantil y juvenil no escapa a este criterio?
La literatura infantil es también la literatura en general, sujeta a la calidad y a un alto nivel artístico; caso contrario no es literatura, ni es infantil. En este sentido, no está exenta de ese irrenunciable componente social y político, que no significa hacer desde esta literatura un portavoz social o político. Es imposible que los problemas sociales o políticos de alguna forma no aparezcan en la obra, a pesar de la voluntad del propio autor.
¿Cuáles te parecen los temas más relevantes de nuestra literatura infantil y juvenil?
Hay un tema secreto que de alguna manera nos revela tal como somos, me refiero a la literatura oral que se encuentra de sustento en las obras de varios autores; también el tema de la aventura realizada por humanos o animales, que recrea paisajes insospechados del país, y en menor proporción la temática del hogar, que nos revela la situación del niño peruano en general.