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Tres libros monumentales

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Los cíclopes de la mitología griega eran gigantes con un solo ojo en la frente, fuertes como un peñón y de bruscas emociones. Pues los tres libros que mencionaré son también monumentales, robustos y apasionados. ¿Y el único ojo? Porque no deja de ser una auténtica rareza la aparición de estos volúmenes en nuestro medio. Apenas han bastado unas semanas para que mi pequeña biblioteca se tambalee nuevamente. Había ocurrido antes, cuando, tras la adquisición de Literatura para niños y jóvenes. Guía de exploración de sus grandes temas (1996), del investigador francés Marc Soriano (traducido y anotado por la escritora Graciela Montes), mis estantes perdieron equilibrio hasta que llegó Bienvenidos a la fiesta (2001), de Luis Daniel González, un vasto diccionario de autores y obras de literatura infantil y juvenil, que permitió balancear el peso de la cultura y continuar la travesía.

Por estos días han llegado de Madrid dos generosos mamotretos, en ediciones impecables de Ediciones SM: Historia de la literatura infantil en América Latina (2009), de Manuel Peña Muñoz, y Gran diccionario de autores latinoamericanos de literatura infantil y juvenil (2010), de Jaime García Padrino (coordinador); y de Lima he recibido, publicado por la Editorial San Marcos, El hipocampo y sus palabras. Guía de autores y libros de literatura infantil y juvenil del Perú (2009), de Jesús Cabel. El ordenamiento mítico cultural que diseña Manuel Peña Muñoz para su historia es interesante y sugerente: “El mundo azteca: La fuente del origen”; “Centroamérica, un universo por descubrir”; “El Caribe o el exotismo del Trópico”; “La puerta de Sudamérica”; “El embrujo andino: Los países del Altiplano”; y “Los países australes”. En la sección dedicada al Perú, el autor chileno hace gala de un extenso y penetrante conocimiento que va desde el sortilegio primitivo hasta la desenfadada producción actual.

El Gran diccionario… (2010) ha sido elaborado por un equipo de estudiosos bajo la coordinación de Jaime García Padrino, en el caso del Perú. Danilo Sánchez Lihón es el responsable de la selección y semblanza de los sesenta y cuatro autores peruanos. Es significativo que el amplio catálogo presente a los escritores representativos de Latinoamérica en orden alfabético, sin distinguirlos por nacionalidad, en un afán de hermanarlos. También se ofrece, en una primera sección, una mirada histórica por los orígenes de la literatura infantil y juvenil (LIJ) en cada uno de los veinte países.

Por otro lado, el hipocampo es un pez muy extraño: posee una cabeza de caballo, su cuerpo está cubierto por una armadura de placas óseas y se desplaza entre las algas submarinas mediante armoniosos impulsos. Su imagen posee además un aire fantástico como sugiere el cuento “El hipocampo de oro”, de nuestro escritor iqueño Abraham Valdelomar. El poeta e investigador Jesús Cabel, residente en Ica desde hace muchos años, ha acertado al titular su libro El hipocampo y sus palabras. Guía de autores y libros de literatura infantil y juvenil del Perú (2009), pues nos ofrece en el marco de la literatura infantil y juvenil un estudio inusual y sumamente valioso —con reflexiones políticas, hallazgos bibliográficos y reseñas de autores—, con el que seguramente incitará a otros investigadores a buscar nuevos caminos en la exploración del género.

Aunque el autor presenta su trabajo como una “Guía de autores y libros de la literatura infantil y juvenil del Perú”, considero que lo mejor del volumen es el panorama crítico que ofrece. En “Derrotero para una historia de la bibliografía de la literatura infantil y juvenil del Perú”, comparte notables señales del origen y del desarrollo de nuestra literatura para niños y jóvenes. Escribe Cabel (2009) a manera de advertencia:

la historia de la literatura y de su bibliografía debe estudiarse con un criterio muy amplio. No limitarse a una mera enumeración de fichas bibliográficas y a unos cuantos argumentos. Se requiere apreciable dosis de penetración crítica, sagacidad en la selección de las fuentes y flexibilidad de juicio. (p. 11)

Uno de los rescates de este apartado introductorio es la mención que hace de Antonio Olivas Caldas, un ilustre periodista3. Olivas es autor de un informe de veintiséis páginas publicado en dos entregas en el Boletín Bibliográfico de la Universidad Nacional de San Marcos. Con el título “Hacia la formación de una bibliografía sobre literatura infantil peruana”, la primera aparece en el N° 3 del boletín, fechada en Lima, octubre de 1940, y la segunda en el N° 4, correspondiente a diciembre de 1940. Se trata de un registro temático, por ejemplo: “Fondo patriótico–histórico” o “Tendencias del cuento clásico” y en cuyos compartimientos agrupa autores y publicaciones diversas, desde libros hasta folletos y artículos. Olivas brinda, además, algunas observaciones donde lamenta el escaso interés que existe en el país por el género y alienta la formación de una literatura infantil con conciencia literaria y patriótica. Qué duda cabe, un trabajo exhaustivo y precursor.

La segunda parte del libro constituye lo más copioso. En “Reseña de autores y libros de la literatura infantil y juvenil del Perú”, Cabel establece una relación de ciento ochenta autores —resultan inexplicables las ausencias de Valdelomar y Vallejo—; nómina minuciosa es cierto, que sin embargo se ve enturbiada por algunos comentarios teñidos de un matiz benévolo que rebaja el acento severo de la apertura histórica. Para quienes declaran que la educación y la cultura debe “despolitizarse”, los criterios del “derrotero” constituyen un saludable mentís. Un mínimo álbum fotográfico y un registro bibliográfico cierran este aporte indispensable.


A propósito del comentario anterior y para ser justo con el autor, debo reconocer que Cabel ha dado evidencias de sus intereses intelectuales, en diversos aspectos del género, desde principios de los ochenta. Sus libros más destacados son: Literatura infantil en el Perú: debate y alternativa (Lima, 1981), Nuestros cuentos infantiles (Lima, 1984), Literatura infantil y juvenil en el Perú: análisis y crítica (Lima, 1984), Literatura infantil y juvenil de nuestra América (Lima, 1984), Poesía infantil peruana del siglo XX (Lima, 1989), Literatura infantil en el Perú, América y Europa (Lima, 1991) y Antología del teatro infantil peruano (Lima, 1997). En cada uno de ellos encontrará el lector diversos caminos de aproximación, siempre con responsabilidad, a través de estudios preliminares, cuestionarios y selecciones.

Junto con sus aciertos críticos, de raigambre sociológica, sus libros han acogido valiosos testimonios de creadores ya fallecidos o cada vez más desvaídos por el vértigo contemporáneo. Es un privilegio acercarse al pensamiento de precursoras como Carlota Carvallo de Núñez, Rosa Cerna Guardia, Carlota Flores de Naveda o Matilde Indacochea; y de maestros como Francisco Izquierdo Ríos, Ernesto Ráez Mendiola o Javier Sologuren. Sorprende, por lo demás, la vigencia y optimismo de sus opiniones. De muestra, un botón:

Una literatura infantil [peruana] auténtica y orgánica se halla en proceso —expresa Izquierdo Ríos hace casi cuarenta años—, en formación, dentro de la cultura nacional; esto viene sucediendo desde hace muchos años, como una reacción a lo foráneo, a lo importado, sin que ello quiera decir que no se acepten las manifestaciones culturales de otros pueblos, ya que toda acción creadora del hombre pertenece a la humanidad (…) en el campo del arte han aparecido obras vertebradas con la aspiración del hombre a lograr la edificación de un mundo mejor, el establecimiento de una nueva sociedad, libre de injusticias; por ejemplo, en la literatura, sin olvidar el lejano grito de Guamán Poma de Ayala, las creaciones de Ciro Alegría, principalmente El Mundo es ancho y ajeno, novela que desde el título es una tremenda protesta (…) Nuestro enorme poeta César Vallejo ha creado, por cierto, el cuento más significativo de este género, que presenta la trágica dicotomía de la organización social en el mundo capitalista: me estoy refiriendo a “Paco Yunque”. Igualmente la novela El retoño [de Julián Huanay] puede darse a los niños y adolescentes, tal como fue concebida por su autor. (Cabel, 1981, pp. 41-42)

Volvamos a Cabel. Tal vez su contribución más sustanciosa sea su ensayo titulado “Derrotero para una historia crítica de la literatura infantil y juvenil en el Perú”, publicado en Educación y Biblioteca, revista mensual de documentación y recursos didácticos. Año 12, N° 110; Madrid, marzo de 2000. En dicho texto se deslindan varias categorías: en primer lugar, las páginas dispersas y sin intención específica que pueden rescatarse para configurar el cuerpo de nuestra literatura infantil y juvenil; de otro lado, las obras concebidas con propósito claro de pertenecer al género. También preocupa al autor establecer las diferencias entre la literatura producida por los propios niños y jóvenes, la creada por escritores especializados para complacer a esa nueva lectoría y, en tercer lugar, las recopilaciones o antologías pensadas con ánimo pedagógico. A continuación, el autor señala la inexistencia de estudios solventes y de una crítica rectora sobre el género, desarrolla algunas ideas interesantes —pone énfasis, por ejemplo, en la literatura oral: “madre de todas las literaturas, en especial del género infantil y juvenil”—, menciona numerosos autores y obras; y todo esta información la organiza siguiendo los compartimientos históricos convencionales: Literatura Prehispánica, Literatura de la Conquista y la Colonia, Literatura de Emancipación y Literatura de la República.

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