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Marita entra en acción

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Y aquí volvemos a los amoríos. Cuando Marita Lorenz murió el 31 de agosto de 2019, por un infarto, se llevó para siempre el secreto que mejor guardó: Qué fue verdad y qué no en la vida legendaria que siempre contó que tuvo. Nacida en Bremen (Alemania) en 1939, del matrimonio de un capitán de barco alemán y una actriz estadounidense muy vinculada a los servicios de inteligencia de E.E.U.U.

En plena segunda guerra mundial, su padre Heinrich hizo conexión con grupos de contrainteligencia franceses. Al ser descubierto, los nazis recluyeron a toda la familia en el campo de concentración de Bergen-Belsen. Poco tiempo después, a los siete años, Marita sería violada por un oficial norteamericano. Al término de la contienda mundial Heinrich Lorenz, fue contratado como capitán de un lujoso crucero de pasajeros llamado “Berlín IV”, que llegó a La Habana en febrero de 1959, a poco más de un mes de la huida de Fulgencio Batista de la isla, y de la toma del poder por los revolucionarios. Antes de anclar en el puerto, el líder cubano se aproximó al buque, a bordo de una lancha repleta de hombres armados. El propio Fidel pidió subir a bordo, lo cual fue aceptado de inmediato.

Aquí sigue el relato de Marita:

“Me fijé en el mayor de ellos, que fumaba un puro y le pregunté que quería. Subir al barco para verlo me contestó. Y yo le dije de acuerdo, suba. Estaba subyugada. Fidel desprendía una fuerza seductora terrible”.

“Estás en territorio alemán le dije, pero me respondió: Sí, pero las aguas son cubanas”.

“Me preguntó dónde quedaba mi camarote. Una vez allí, tras abrir la puerta, me empujó al interior, me atrajo hacia él, me abrazó y me besó. Ese fue el primer beso de un hombre. Yo tenía 19 años”.

Una semana después, Marita estaba en Nueva York, y Fidel le telefoneó pidiéndole que volviera a La Habana. Allí se hospedó en una lujosa suite del Hotel Habana Libre, que había sido inaugurado el 19 de marzo de 1958 como parte de la cadena Hilton, siendo expropiado y rebautizado por la revolución. Al poco tiempo Marita quedó embarazada, pero tras un confuso secuestro, que no se supo nunca cómo había ocurrido, ni quienes lo llevaron a cabo, supuestamente abortó, aunque algunas fuentes afirman que el bebé, un varón, fue alejado de su madre y criado lejos de ella.

La cuestión es que quedó muy afectada después de ese episodio, y de hecho la pareja se separó. Marita volvió a los Estados Unidos, donde la CIA le mostró fotos de un feto muerto alegando que eran los restos del bebé abortado, culpando a Fidel del fatal desenlace. Existen indicios y afirmaciones de muchos periodistas, como es el caso del ruso Dmitry Lijanov que confirma que ese niño nacido en forma prematura en realidad no falleció y que se llamó Andrés.

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