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Tapones de cuero

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Los botines de fútbol en esa época eran todavía una rareza, el privilegio de unos pocos. En mi barrio el único que tenía un par era el Nene Gómez, que había jugado en la Liga Amateur; aunque estaban ya bastante gastados, los mirábamos con veneración, algún día también cada uno de nosotros tendría su propio par de botines. Se me convirtió en una obsesión, empecé a ahorrar y unos años después me pude comprar los que más me gustaban: los Selección 64 de Fulvence, un modelo que la fábrica había hecho especialmente para el equipo que gano la Copa De Las Naciones en Brasil. Dicen que los originales eran celestes y blancos, pero los míos eran negros y con tres rayitas blancas a los costados, como los Adidas, que todavía no entraban al país. Los tapones eran de cuero, como casi todos, porque los de plástico todavía no se habían inventado y los de aluminio eran muy caros Los usé muy pocas veces, para mí eran un tesoro; los guardaba solamente para partidos importantes y en canchas de césped.

Años después, cuando la militancia política me quitó tiempo y posibilidades de jugar al fútbol, se los presté a un amigo y nunca más los volví a ver.

Por algo habrá sido

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