Читать книгу Extrañas criaturas - José Güich Rodríguez, Alejandro Susti - Страница 31

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Me rige un regreso al que no le estorba la tardanza.

Mi vida no conoce el verdadero reposo: se derrama y recompone sin término en su inmortal morada.

El judío errante sigue mis pasos aunque carece del golpe cadencioso del ritornelo implacable. De mis despojos brotan canciones afiebradas de un gemelo manjar. Me atribuyen una paternidad apócrifa —Europa— y mi nombre enaltece el ingenio más fecundo en hondas tinieblas sepultado.

Al descanso soy esquivo y cada nueva vida me sirve para escudar pecados. Menoscabo, doy y quito el fuego de los dioses. Rémora tal vil, la vida, tiene mi agudo yerro: en ella creció con un malestar el desatino.

Ansío lo perecedero y no puedo ser sino lo que soy: eterno retorno y movimiento perpetuo.

Mi mayor deseo: que la muerte, pródiga, deponga su aversión hacia mi violenta súplica.

Mi mayor temor: que mis cenizas —aspas de pulpo— absorban, sin fortaleza alguna, un poco de humedad y vuelvan los retoños.

(El ave Fénix)

Extrañas criaturas

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