Читать книгу Extrañas criaturas - José Güich Rodríguez, Alejandro Susti - Страница 32

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Mi aparición coincide con la amargura de las almendras, precipita desbordes escarlatas o gira en nieblas exangües de una explosión ostentosa o discreta.

Con frecuencia aparto obstáculos del enfriamiento lento y dulce que resume memorias en la oscuridad de los sentidos. Bajo mi custodia, descalzo y de puntillas el hombre regresa al fulgor confuso de la infancia: totalidad acariciada en una vuelta de hoja.

Jamás he portado guadaña en mis cosechas —ingenuidad de mentes infantiles—, me disperso con equidad entre los vivientes y mi índole es un índice arbitrario. Participo del azar y del determinismo en su pureza de contornos, aunque digan que llego al momento señalado. Si bien los amantes del materialismo afirman que jamás tuve padres, soy hija legítima y espuria de la nada, y fui su término cuando, rodeada de celestial ardor, en solo un punto y brevísimo instante escapó a su cerco destemplado.

Si mis víctimas, ya sometidas a mi espectral cuidado, llegaran a saber que existo, en realidad no existo y no tengo potestad sobre ellas.

Acompaño a las lloviznas de la soledad en su versión más cruda y adormezco la oración de los ancianos que anhelan entre mi caricia cordial inexorable. Y de modo pausado, angustio a los filósofos en sus pleitos vanos. Espantosa cumbre, destemplo y desgobierno el presente y el futuro, distorsiono la mímica del ahora, principio a mi ciudad, y vuelvo inútiles las pisadas desiertas de lo eterno, que son igual porción con el instante.

Bebo la humedad plena, hago crecer el musgo y soy decidida enemiga del recuerdo, del entendimiento y de la voluntad. Me conturba la persistencia del cabello y de las uñas, pero me conforta mirar, antes de hundirme en otra monótona aventura, las pupilas apagadas donde juegan mis turbias intenciones.

Complico y alargo los años de las multitudes, y el orden de la Creación concluye al llegar a la línea que yo u otro, que no acepto ni conozco, señalamos. Y se reanuda así el tibio vuelo por el sinfín que abre algún resquicio, un nuevo aposento, el abandonado desaliño para los huérfanos ojos.

Amparo y guía de las partes que componen el Universo, todo acaba menos yo.

(La muerte)

Extrañas criaturas

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