Читать книгу Memorias de un cronista vaticano - José Ramón Pin Arboledas - Страница 5
ОглавлениеEl soneto del cronista
Un cronista no suele ser ni un santo ni un simple relator de la realidad. Ni un monje que escrito en su manto lleve un certificado de la verdad.
Un cronista tampoco debe ser el juez que notifique lo malo y lo bueno. Ni el fiscal que acuse con acidez ni abogado defensor de lo ajeno.
Mi profesión es constatar lo que veo sin añadirle cosas a la crónica que al lector distraigan o le den mareo.
Construir un relato que no sea un jaleo,hablar de este mundo sin retórica, describirlo todo como en un museo.
El cronista, Ciudad del Vaticano, anno (IV) CCCXLIV (4.344 d. C.)